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viernes, 28 de febrero de 2025

30 años de «Evangelium Vitae»: ¿cuándo los médicos pueden hablar de fe con los pacientes?



 30 años de «Evangelium Vitae»: ¿cuándo los médicos pueden hablar de fe con los pacientes?

Una doctora acompaña a una paciente mayor

Una doctora acompaña a una paciente mayor... ¿cuándo puede el médico dar el paso a hablar de lo espiritual?PikiSuperstar en Freepik

¿Tiene sentido sentarse a reflexionar sobre Evangelium Vitae, el gran documento sobre vida y bioética que publicó hace 30 años San Juan Pablo II? En un contexto social en el que todo ha cambiado tanto, ¿pueden ser vigentes sus enseñanzas? Estas son las preguntas que planteaba el doctor Rafael del Río Villegas en la mesa redonda “Reflexiones médicas sobre el cuidado y la dignidad del paciente” que tuvo lugar la semana pasada en la Universidad CEU San Pablo de Madrid en el ámbito del VIII Congreso de Bioética, organizado anualmente por el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala.

Los ponentes abordaron la relación entre el cuidado de la salud y la dimensión espiritual de los pacientes y ofrecieron una profunda reflexión sobre la vocación médica y los dilemas a los que se enfrenta un médico hoy a pie de consulta. Inspirados en la encíclica Evangelium Vitae de San Juan Pablo II, compartieron su experiencia y testimonio. 

"Doctor, ¿no hay nada más?"

El doctor Joaquín de Ojeda, neurólogo y responsable del área de Epilepsia en el Hospital Universitario Infanta Sofía, destacó la importancia de integrar la espiritualidad en la práctica médica.

“Esta encíclica me ha ayudado a reflexionar sobre mi vocación y a verla como un don”, afirma. Ojeda considera que los médicos tienen el deber de procurar el bienestar integral de los pacientes, lo que incluye hablar con ellos sobre cuestiones fundamentales de la vida. En su consulta, ha vivido momentos donde la medicina no puede ofrecer más tratamientos y el paciente pregunta: "Doctor, ¿no hay nada más?". En ese punto, propone abrir la conversación a temas más profundos.

“Es como si se abriera una ventana y entrara luz en la consulta”, explica. Para él, hablar del sentido del sufrimiento o, si el paciente es cristiano, de la cruz de Cristo, puede transformar completamente su actitud ante la enfermedad. “En Estados Unidos, la espiritualidad (que no es solo la religión) está muy desarrollada como herramienta clínica, no tienen miedo a entrar en el plano personal. En Europa muchos piensan que eso sería no respetar la intimidad de la persona. Yo creo que es deber del médico que el paciente esté lo mejor posible, y eso incluye hablar con ellos de cuestiones fundamentales. Probablemente Europa cambiará y empezarán a incorporarse todas estas cuestiones”, sostiene.  


Joaquín de Ojeda, Pablo Barreiro, José Álvarez Avelló y Luisa González en el VIII Congreso de Bioética Ángel Ayala

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Salir del bucle del sufrimiento

El doctor Pablo Barreiro, especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz y co-director del Máster de Bioética de la UNIR, destaca que Evangelium Vitae le ha recordado una verdad profunda: la vida humana es un bien en sí mismo.

Desde su experiencia, el sufrimiento introduce al ser humano en un bucle de insatisfacción que lo confronta con la necesidad de trascender. 

“No se resuelve todo con ansiolíticos y antidepresivos”, advierte. Considera esencial enseñar a los pacientes a aceptar el sufrimiento y encontrar un sentido en él, a través de conversaciones profundas que permitan abordar su dimensión trascendental.

El valor del cuidado en la última etapa

El doctor José Álvarez Avelló, codirector del Departamento de Anestesiología y Cuidados Intensivos en la Clínica Universitaria de Navarra, asegura que vivimos un intento de cambio radical de paradigma: “Antes la compasión se entendía como esfuerzo para tratar el sufrimiento, como acompañamiento y cuidados, hoy en cambio se impone la idea de que la respuesta más compasiva hacia la respuesta que sufre es terminar con su propia vida, con unas consecuencias insospechadas”, asegura, y señala que Juan Pablo II en la Evangelium Vitae ya alertaba sobre la normalización de la eliminación de la vida más frágil, algo que hoy es una realidad. 

Desde su experiencia, ha observado que el deseo de adelantar la muerte suele ser un grito de auxilio y no una verdadera decisión irreversible: “Detrás de las peticiones y deseos de adelantar la muerte: lejos de ser una decisión firme y definitiva, no suele ser más que un grito de ayuda. Porque expresa desesperación, miedo a lo desconocido, sufrimiento no aliviado. No expresa casi nunca deseo real de morir. Este estado está descrito como un “proceso reactivo” a un cuadro extremo, y suele unirse a una depresión”. 

La ley española de eutanasia es un reflejo de la mentalidad social, que arrastra y educa a la sociedad por este camino: “La sensación de ser una carga para los demás nos lleva a cuestionarnos la necesidad de la existencia”, explica. 

Y recuerda el caso de un paciente de casi 90 años que, agotado, expresó su deseo de morir. Al descubrir que llevaba cinco días sin dormir por el dolor, el doctor le prometió: “Hoy le aseguro que va a dormir”. Con la medicina adecuada, después de dormir, la percepción del paciente cambió. “Cuando se brinda una atención adecuada y se alivian los dolores físicos, el deseo de la muerte se atenúa y comienza a desaparecer”, afirma.  El médico no sólo debe curar, sino también acompañar y aliviar el sufrimiento, recordó. “Las leyes pro-eutanasia insisten cada vez más en el beneficio de ahorro económico que conlleva la eutanasia y eso es terrible- sostiene- corremos el riesgo de transformar el deber de curar en la obligación de eliminar. Si apostamos por una cultura de la vida debemos invertir en leyes de dependencia, de paliativos, de acompañamiento espiritual y personal. Debemos decidir entre cumplir con una ley que desnaturaliza nuestra profesión o cumplir con el compromiso ético y deontológico del médico, que es cuidar y acompañar”, explica.


El arzobispo de Burgos, Mario Iceta en la Fundación Ángel Ayala



La ética del cuidado

La doctora Luisa González, anestesióloga y vicepresidenta del Consejo de Médicos de Madrid, afirma que es necesario luchar contra la mercantilización y deshumanización de la práctica clínica y propone actualizar la buena noticia de la vida desde el concepto del cuidado. Considera que la naturaleza humana se expresa a través del cuerpo y que el reconocimiento del otro lleva a protegerlo: “El cuidado es una conducta moral con principios, valores y virtudes. Es acción, y si se omite, se está descuidando a la persona”, explica. 

“Hoy en día la ciencia se desentiende de la conciencia. Pero si el hombre desatiende al hombre puede llegar a construir la banalidad del mal, basada en un pensamiento colectivo por encima del individuo y que desprecia lo real”. La Dra. González subraya la importancia de salir del entorno tecnológico para mirar al paciente a los ojos, sin pantallas de por medio, y prestar atención al lenguaje del cuerpo.

Los testimonios de los diversos ponentes pusieron de manifiesto la necesidad de que la medicina trascienda lo meramente clínico para abordar al paciente en su totalidad, y que la espiritualidad, lejos de ser un ámbito ajeno, puede convertirse en una herramienta poderosa para iluminar la consulta, aliviar el sufrimiento y ofrecer una visión renovada de la vida, aún en los momentos más difíciles.

Fuente: Religión en Libertad

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