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miércoles, 20 de noviembre de 2024

España es de lo peor en familia y natalidad, denuncia Argüello en su discurso ante todos los obispos



 España es de lo peor en familia y natalidad, denuncia Argüello en su discurso ante todos los obispos

Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española, en la Plenaria de Noviembre de 2024

Demografía, trabajo, vivienda y "convivencia política" han sido los cuatro grandes temas que ha abordado el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, en su discurso inicial este lunes, al empezar la 126ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española en su sede madrileña de la calle Añastro.

"España es el farolillo rojo en políticas familiares de protección de la familia y promoción de la natalidad", ha denunciado el arzobispo de Valladolid (farolillo rojo es el último en la vuelta ciclista en Francia).

La Plenaria abordará, entre otras cuestiones, el Plan de Reparación para víctimas de abusos, la inmigración, la pastoral juvenil, la reforma de los seminarios según las directrices de la Santa Sede, el Sínodo de la Sinodalidad, el Jubileo 2025 y el Congreso nacional de Vocaciones que se celebrará en Madrid del 7 al 9 de febrero.

Los obispos "novatos" en este encuentro son Antonio José Valín, nuevo obispo de Tui-Vigo desde julio; Josep-Lluís Serrano Pentinat, obispo coadjutor de Urgel desde julio; el dominico Xabier Gómez García, que será consagrado obispo de Sant Feliu el 30 de noviembre; y los dos futuros obispos auxiliares de Valencia, anunciados el 6 de noviembre, Fernando Enrique Ramón Casas y Arturo Javier García Pérez.

En su análisis de la situación del país, Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, ha querido resumir la situación de España (siempre enmarcada en su contexto internacional), oscilando entre la esperanza que ofrece la fe, y la desesperanza de un mundo sin ánimo y volcado en distracciones efímeras.

Contra los paraísos engañosos, la esperanza y misterio de Cristo

"El mercado y las ideologías acuden a la cita y ofrecen 'paraísos' para enmascarar la nada que anuncia la desesperanza y consolar las melancolías y angustias que genera la incertidumbre", advirtió el arzobispo Argüello. Por el contrario, los cristianos, que son "peregrinos de esperanza" saben que "el mal, el sufrimiento, la muerte, el amor, el sentido... no son problemas que ciencias o ideologías puedan solucionar sino misterio, a los que el misterio innombrable y ahora nombrado: «Jesús, Cristo, Señor», puede iluminar y sanar".

Argüello ha concretado en 4 puntos su análisis sobre el país.

1. El reto de la demografía

En la versión que leyó no se detuvo en todas las cifras que recoge su texto, pero son muchas y concretas:

- Los nacimientos anuales en España en 2022 son un 27% menos que en 2012;

- La media de hijos por mujer en edad fértil en España es de 1,16 en 2022 (madres españolas: 1,12, extranjeras: 1,35)M

- Cada año hay unos cien mil abortos, que podrían solucionar el 40% del déficit demográfico español;

- Dijo que en 2022 murieron 135.000 personas más que las que nacieron; no detalló que desde 2015 hay más muertes que nacimientos (¡pronto se cumplirá una década así!);

- En España hay 8,5 millones de personas nacidas en el extranjero, 2 millones ya tienen nacionalidad española;

- Cuatro de cada cinco matrimonios son civiles, y no religiosos;

- En los últimos diez años el número de menores afectados por la ruptura de sus padres llega casi al millón;

- El número de hijos nacidos fuera del matrimonio en 2022 superó el 50 %;

- los españoles se casan poco y tarde: a los 35,3 años los que lo hacen por primera vez;

- hay más solteros que casados;

- la acumulación de solteros, divorciados y separados, y la escasez y debilidad de los matrimonios lleva a una "sociedad amatrimonial".

Hay causas económicas y "de vivienda", y causas sociales, "un entorno que no valora a los matrimonios como la mejor forma de convivencia" y "medios de comunicación" que "atacan y denigran a la institución y plantean modelos alternativos", "elogian la bondad de la falta de vínculos y la asunción del divorcio sin drama", "empuja a los casados, ante cualquier crisis, hacia la ruptura como la única salida sin ofrecer la alternativa de la mediación y la reconciliación".

Los niños se plantean como "lastre para la mujer" y "son malos para el planeta"; "la idea que se transmite es que tener hijos es negativo", denuncia el texto del arzobispo.

Así, disminuye la natalidad por "los ritmos frenéticos de la vida, los temores ante el futuro, la falta de garantías laborales y tutelas sociales" y también por leyes, porque "desde el Estado se promueven medidas y legislaciones que agravan dichos problemas. España es el farolillo rojo en políticas familiares de protección de la familia y promoción de la natalidad" (se denomina 'farolillo rojo' al ciclista que ocupa la última posición al finalizar el Tour de Francia).

Personas solas (con sus riesgos de tristeza, depresión, etc...), familias quebradizas, "quiebra demográfica", "invierno demográfico"... Ante este reto, los cristianos ofrecen al país apertura a la vida, matrimonios y "una alianza social para la esperanza", dijo el obispo, porque "si hay esperanza se está dispuesto a dar la vida y transmitir la vida".



De izquierda a derecha, el cardenal Rouco (tiene 88 años), el cardenal Cobo, el arzobispo Argüello, el cardenal Omella (78 años) y el cardenal Blázquez (82 años).

Rouco, Cobo, Argüello, Omella y Blázquez en la Asamblea Plenaria de obispos de noviembre 2024

El reto de la vivienda

La vivienda (su escasez, o su precio inalcanzable) es un tema técnico, con pocos elementos doctrinales, pero el arzobispo quiso dar muchos datos y detalles.

España tendría 26,6 millones de viviendas, de las que 3,8 están vacías y otros 3,4 se usan poco, por lo general un mes en verano (o invierno). Hay 2 millones más de "hogares" que hace diez años, pero con menos gente cada uno. Cinco millones de hogares, el 27 %, son unipersonales y 3,1 millones son de pareja sin hijos; 2,5 millones de hogares tienen un único progenitor en casa (casi siempre una mujer sola).

Tan solo el 7,4% de hogares tienen 5 o más personas, a veces con varias familias por los precios de la vivienda y alquiler. "Hay cada vez a más personas en hogares compartidos. Algo que antes pasaba a los 20 años ahora pasa en personas de 30 o 40 años", avisa el arzobispo.

También detalló que hay 380.000 personas en 5.000 residencias para ancianos, y 50.000 personas en 1.400 residencias para discapacitados; muchos de esos centros los gestionan entidades católicas.

El reto del desempleo y el trabajo malo

En España está en paro el 11,2% de la población activa (2,7 millones de personas), pero entre los jóvenes supera el 26%. Hay mucha temporalidad, salarios bajos y problemas de conciliación. A menudo, sus condiciones no son decentes. Hay 7 millones de personas "en riesgo de pobreza con ingresos inferiores a 916 euros mensuales por unidad de consumo".

Otras veces, hay jóvenes y no tan jóvenes que rechazan ciertos trabajos porque valoran mucho su tiempo libre, capacidad de autonomía, libertad... La Seguridad Social detectó un 40% más de bajas por dimisión. La pandemia del coronavirus convenció a muchos de que no necesitaban tanta dinero y sí necesitaban pasar más tiempo con sus seres queridos: muchos, cuando pueden exigen el teletrabajo y la flexibilidad horaria, apunta el arzobispo citando sociólogos.

Los inmigrantes aportan trabajadores e hijos a escuelas con riesgo de cerrar, pero "tiran de las condiciones laborales hacia abajo".

"Muchas organizaciones eclesiales, entre ellas la práctica totalidad de las Cáritas diocesanas han secundado la iniciativa legislativa popular por la regularización extraordinaria de personas extranjeras en España, unas 500.000 que llevan ya más de tres años viviendo, en muchos casos trabajando entre nosotros y teniendo hijos nacidos ya en España. No hay otra alternativa: o se las expulsa —y el Estado sabe que no puede hacerlo—, o se las acoge en la legalidad. La actual tierra de nadie es inaceptable", dice, lapidario, el texto del arzobispo, que remite a la exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras.

Argüello detalló que "la Iglesia anima a abordar las causas que obligan a salir de la propia tierra, afirmando el derecho a no emigrar, a combatir a las organizaciones que trafican con los emigrantes", y se aprovechan de ellos con atropellos. La Iglesia reconoce el derecho de los Estados de regular los flujos migratorios la Iglesia repite los 4 verbos que ha usado el Papa Francisco sobre estos asuntos: acoger, proteger, promover e integrar "a los que llegan al lado de nuestra casa".

El reto de  la convivencia política

Argüello denuncia que muchas decisiones internacionales las toman grandes corporaciones, más poderosas que Estados, que provocan empobrecimientos, desastres ambientales y emigración de los empobrecidos. Cita a analistas que detectan "dialéctica populista y polarizada, en un clima cultural de posverdad".

También habla de líderes que quieren crear democracias "más autoritarias, con poderes fuertes o semidictatoriales", suprimiendo de facto la separación de poderes, por ejemplo. En el caso de España, "tiene características propias"; por un lado, denuncia un "mantenimiento artificial de «las dos Españas» al servicio de la conquista o mantenimiento del poder"; por otro, la diversidad y las "dificultades para armonizar una nación política de nacionalidades y regiones".

Argüello anima a superar "populismo y polarización" y a "renunciar a la posverdad que legitima la mentira como instrumento político".

"Es un desafío que no podemos dejar solo en manos de los políticos, pues precisa el compromiso ciudadano de muchos", matiza. Sólo enuncia un ejemplo concreto de esta acción ciudadana: un encuentro en su propia diócesis de Valladolid, el 8 y 9 de noviembre, la XLIV Semana Social, "gozosa experiencia a favor del encuentro social".




El reto de reconstruir tras las riadas

Tras las inundaciones en Valencia y otras regiones, salen preguntas dolorosas: "¿quién tiene la culpa?, ¿quién hace justicia a los muertos?" Se ha visto a voluntarios generosos y también a gente dedicada a la rapiña y el saqueo. Argüello enumera argumentos que hablan de ecologismo, calentamiento, el urbanismo de décadas... pero concluye: "Con la culpa podemos jugar ad infinitum. Si al menos sirviera para descubrir una culpa originaria, un misterio de iniquidad que rompe la armonía, no solo entre los corazones, sino también en el cosmos que muestra el rostro feroz del caos en tantas ocasiones".

"Reducidos nosotros a consumidores y votantes, mercado y Estado nos proponen una salvación, ¡el progreso!, que no basta. Pero, la tragedia ha vuelto a despertar un alma común y fraterna, un deseo de compartir y ayudar, un don que no es comercio y un compromiso que no es voto", escribe.

Los partidos, de izquierda o derecha, se retroalimentan

"La acción política prefiere un ciudadano desvinculado y desmotivado, incluidos los llamados militantes de los partidos que, mayoritariamente, han dejado de formarse, de debatir y de contribuir a la toma de decisiones de sus dirigentes", explica el arzobispo, que en su juventud fue militante de partidos políticos de izquierda.

"Los partidos autodenominados progresistas, críticos del sistema económico dominante, promueven y defienden antropologías radicalmente insolidarias en el campo de la vida, los afectos y el «empoderamiento» de identidades parciales y desvinculadas, lo que les hace abandonar de facto una propuesta de verdadera innovación económica y social; mientras los partidos que se resisten a ser denominados conservadores y que, aun con la boca pequeña algunos, dicen defender vida, familia y subjetividad de la sociedad, promueven y defienden un sistema económico y una manera de ejercer la política que promueve la misma práctica antropológica que sus adversarios políticos promueven sin complejos. Una concepción individualista del ciudadano los une, aun sin saberlo o a sabiendas. Y sus prácticas políticas, muy enfrentadas en el foro y en los medios, se complementan y retroalimentan".

Cuatro grandes preguntas

"La pregunta quizás no sea si el capitalismo funciona, sino qué tipo de humanidad produce; qué está haciendo la economía capitalista contemporánea con el hombre", plantea para la reflexión el arzobispo.

"La pregunta no es si la democracia es el mejor de los sistemas de gobierno, sino, unida al estado del bienestar, qué tipo de ciudadanos genera, cuál es su protagonismo social y que consecuencias provoca", continua.

"La pregunta no es si tiene sentido innovar y crecer en el sistema globalizado con la irrupción de las nuevas tecnologías, si no qué significa el progreso del hombre, cómo salvaguardar su humanidad y dignidad y cuál es su lugar en la relación con los animales, las plantas y las máquinas en un horizonte poshumano alentado por muchos", añadió.

"En definitiva, hemos de hacernos la pregunta central: ¿qué es ser hombre, varón y mujer? No encuentro mejor manera de adentrarme en este misterio más que la mano del Concilio Vaticano II".

Ante las grandes preguntas, la Iglesia propone a Jesucristo y la fuerza del Espíritu Santo, para "responder a su máxima vocación".

Animar a la vocación

En febrero, Conferencia Episcopal impulsa un gran Congreso Vocacional y está hablando continuamente de vocaciones. "Queremos girar nuestra acción hacia una pastoral de la obediencia y de la santidad que no anula la libertad", afirma el texto del arzobispo.

En esa línea agradece "el trabajo conjunto de cuatro Comisiones episcopales (Clero y Seminarios, Vida Consagrada, Laicos, Familia y Vida con sus dos Subcomisiones de Familia y Juventud e Infancia, y Misiones) a las que se ha añadido el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia con la espléndida campaña «¿Y si lo que buscas está en tu interior?», que hemos conocido en estas semanas. La Iglesia precisa recursos económicos, pero, sobre todo, necesita personas".

Campaña: Y si lo que buscas está en tu interior...


Ante los retos de hoy, retoma para finalizar su discurso el tema de la esperanza, citando la Spes non confundit, 25, del Papa Francisco. "Dejémonos atraer desde ahora por la esperanza y permitamos que a través de nosotros sea contagiosa para cuántos la desean. Que nuestra vida pueda decirles: «Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor» (Sal 27,14)".

Fuente: Religión en Libertad 

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