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viernes, 16 de junio de 2023

«Al menos sal y mira el cielo 20 segundos»: la autora católica que anima a desembrollar nuestra vida

 


«Al menos sal y mira el cielo 20 segundos»: la autora católica que anima a desembrollar nuestra vida

Ellie Roscher es una escritora y profesora católica que anima a simplificarnos la vida

Ellie Roscher es una escritora y profesora norteamericana con un objetivo: animar a la gente a simplificar su vida, "reconectar" con la maravilla que es su cuerpo y la Creación y no acumular tantas cosas y actividades. Aunque ha trabajado en escuelas luteranas, ella es católica y cree que ralentizar nuestro ritmo de vida acelerado ayudará a muchos a conectar con Dios.

De la fe católica, dice en The Catholic Spirit, le encanta "cómo trasciende el tiempo y el espacio. Es antigua, ha pasado la prueba del tiempo. Me encanta pertenecer a algo que da la  sensación de ser antiguo y complicado. En nuestra sociedad, lo queremos todo fácil, y la Iglesia Católica no lo es. Es complicada", constata.

"El mundo está herido, y Dios quiere co-crear con nosotros", avisa Elie. "El mundo aún no es como debería saber, así que, adelante, ¿dónde están los otros trabajadores?", exhorta.

El trabajo que ella propone es trabajar para reducir otros trabajos. Y tener tiempo para poder escuchar, a Dios, y a los demás.

Ha escrito sobre esto en varios libros: 12 Tiny Things, Play Like a Girl, How Coffee Saved my Life y The Embodied Path.



Libros de Ellie Roscher que animan a simplificar la vida

Ella parte de una experiencia inicial: descubrió que el cuerpo humano es una maravilla, y que debemos tomar conciencia de ello y agradecerlo a Dios. Después, aplicó la misma actitud agradecida al tiempo que Dios nos da.

A los 13 años, accidentada, tomó conciencia

Todo empezó cuando tenía 13 años: haciendo gimnasia, se accidentó gravemente el brazo. Escayolada, la rehabilitación era lenta y dolorosa. Se sentía como una víctima, muy enfadada. El médico vio su mala actitud y le dio un dato que se había reservado: el doctor le dijo que estuvo a punto de amputarle el brazo, porque casi no consiguió que la sangre le circulara hasta la mano.

Ellie cambió su mentalidad: "Podría tener un solo brazo, pero tenía dos. Mi acritud se convirtió en gratitud. Cambió mi vida, viví sabiendo que mi brazo izquierdo es un regalo".

Cuenta otra experiencia. Tras sufrir dos abortos naturales, por fin tuvo dos hijos, y los abrazó con gratitud. Un día, se fijó en que su bebé acaba de descubrir que tenía manos, con dedos. Las miraba con reverencia y curiosidad. Ella se emocionó: "¿No es precioso, cariño? Tienes dos manos, una y dos. Y yo también", le dijo llorando.



Ellie Roscher anima en sus libros y seminarios a simplificar la vida y admirarse del cuerpo que Dios nos ha dado

Ellie Roscher anima en sus libros y seminarios a simplificar la vida, vivir con menos cosas y admirarnos del cuerpo que Dios nos ha dado.

Elie anima a todos a maravillarnos del cuerpo y a cuidarlo. "Cuando leo la Biblia, veo cuerpos por todas partes. Veo a Dios dedicando tiempo y atención para crear nuestros cuerpos, tejiéndonos en el seno de nuestra madre, conociendo cada cabello de nuestra cabeza. Veo la belleza los cuerpos celebrados en la poesía amorosa del Cantar de los Cantares. Veo a Dios tomando un cuerpo en Cristo para que ni nuestros cuerpos nos separen del amor de Dios", enumera. Jesús cura cuerpos paralizados, cuerpos que sangran, cuerpos de leprosos... Les da salud, atención y compasión.

El platonismo y estoicismo: herencia anticorpórea

La Iglesia nació en una época en que las élites intelectuales admiraban dos corrientes filosóficas peculiares. El platonismo miraba a los cuerpos humanos, y la materia, como algo defectuoso y sucio. Los estoicos, que buscaban la imperturbabilidad del ánimo, el desapasionamiento, pedían un firme control mental del cuerpo. Muchos Padres de la Iglesia heredaron las categorías de lucha de "lo espiritual contra lo corporal", a veces más basados en Platón y los estoicos que en Cristo y la Biblia.

Ellie afirma que "el dualismo cuerpo-mente simplemente ya no funciona. Aprendemos cada vez más que los traumas que sufre nuestro cuerpo son reales y que la sanación ha de vivirse también en el cuerpo".

Ella pide una espiritualidad "corporalizada". No propone cosas muy etéreas, más bien pide cosas pequeñas y concretas, cosas que en sociedades campesinas hacía todo el mundo, pero en las digitales, no: cosas como pararse y respirar, caminar y mirar al Cielo, dar gracias a Dios.

Ejemplos de sus propuestas:

- "Una vez al día, haz tres respiraciones lentas, conscientes. Siente a tu cuerpo que se expande al inhalar y al soltar tu aliento. Presta atención al sonido, ritmo y textura de tu aliento. Deja que tu respiración sea una oración que te invita a volver a tu cuerpo, al momento presente".

- "Una vez al día, mueve tu cuerpo prestando atención. Mueve los hombros y cuello lentamente. Elige una escalera y súbela lentamente, con gratitud. Apoya tus piernas en una pared y por unos minutos deja que el suelo y la pared te sostengan".

Desembrollar la vida: hay que decidirlo

Todo esto lo relaciona con simplificar el ritmo de vida.

"Todos vamos muy ocupados, así que tenemos que simplificar nuestra vida, desembrollarla. Nunca dedicamos tiempo a desesmbrollar porque no es divertido. Desembrollar es riguroso. Tienes que elegirlo, momento a momento", insiste.

Por ejemplo, "si compramos más, consumimos más, nuestros calendarios están ocupados... esa velocidad y embrollo apoyan la mentalidad capitalista de que el provecho económico vale más que las personas. Es una fuerza centrífuga, una máquina, pidiendo 'más, más, más'. Necesitas estar atento y decir, intencionadamente, 'no, no estoy de acuerdo'".

"Es un tema espiritual, porque Dios te susurra constantemente 'eres suficiente, estás bien hecho, eres amado sobre toda medida', y podemos elegir escuchar esa voz, en vez de la voz de la sociedad que nos pide comprar más", anima Elie.

También hay que reducir el número de actividades en las que se participa, porque existe el riesgo de creer que "soy más si hago más cosas". "Tenemos miedo de que nos vean como perezosos, de no ganarnos nuestro prestigio. Pero si estamos abrumados y exhaustos, ya no podemos ser capaces de hacer el trabajo de Dios en el mundo". Recuerda que hay un lazo claro entre depresión y llevar una "vida embrollada", especialmente en las mujeres.

Saber decir "no" también a cosas buenas

"Mi mantra es: decir no a una cosa es decir sí a la posibilidad de otra. Eso me da coraje. Dices: 'esto no es para mí, y así será para otro'", propone Elie.

"Estoy en una fase en mi vida en que incluso digo 'no' a cosas buenas que me gustan porque, simplemente, no puedo hacerlo todo. Y eso es un tema espiritual: Dios es Dios, y nosotros no. No estamos diseñados para hacerlo todo", constata. "Parte de tu día ha de ser descansar para poder cumplir lo que Dios te pida mañana".

Saber escuchar es ¡poder pararte a escuchar!

Eso incluye poder escuchar. Un buen escuchador es alguien que "ha construido una vida suficientemente lenta como para poder aceptar interrupciones, ser capaz de parar tu agenda y dedicar espacio a escuchar". "Cuando el Espíritu me invitó a salir del camino a pararme, en esos momentos experimenté a Dios en un nivel más profundo".

Escuchar es algo que se hace persona a persona. Las redes sociales no sirven para eso: "las redes sociales nos meten en bolsas que son cámaras de eco, mientras que Dios nos llama a vivir de forma más humana, ampliándonos".

En sus libros propone lo que llama "diminutas prácticas santas".

Explica una que le ayuda a ella: "Mi técnica diminuta es que una vez al día, como práctica espiritual, salgo al exterior y miro todo el cielo. Te lleva unos 20 segundos. Garantiza que en algún momento del día salgas afuera. Cada vez que miro al cielo, no importa el día o estación, veo que es hermoso. Veo espacio. Involuntariamente respiro hondo y mi cuerpo se relaja, mis hombros se alejan de mis orejas. Recuerdo que soy criatura de Dios, que Dios es Dios y yo no. Y puedo volver a mi día a día, sabiendo mi lugar".

Fuente: Religión en Libertad

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