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jueves, 16 de enero de 2020

¿Por qué eliminar los capellanes en los hospitales sería un gran error? El día a día lo demuestra

La figura de los capellanes en los hospitales es cuestionada por la izquierda española, aunque los enfermos  y sus familias la aprecian

¿Por qué eliminar los capellanes en los hospitales sería un gran error? El día a día lo demuestra

La figura de los capellanes en los hospitales es cuestionada por la izquierda española, aunque los enfermos  y sus familias la aprecian

Compromís, la formación de izquierda nacionalista valenciana fue clave dando su voto favorable en el Congreso de los Diputados para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Una vez que en España se ha formado un gobierno socialista-populista-comunista, esta formación ha aprovechado para presionar al nuevo Ejecutivo para que retire la presencia de capellanes (de cualquier religión) en los hospitales públicos de España, especialmente de los católicos que representan la inmensa mayoría.

Esta idea de la izquierda radical, no sólo es algo común de Compromís, se basa en su ideología anticlerical. Pero en realidad, ¿saben qué hace un capellán en un hospital? ¿Han preguntado a los pacientes y sus familias sobre su presencia?

La verdadera labor de un capellán en el hospital

Uno de estos capellanes que se vería afectado si el nuevo Gobierno intentase eliminar esta figura de los hospitales es el padre Julián Torrijos, capellán del Hospital 12 de Octubre de Madrid, uno de los centros hospitalarios más grandes e importantes de España.

Este sacerdote muestra a La Razón cuál es la labor que realizan estos capellanes, que va mucho más allá de administrar sacramentos, para convertirse en una mano tendida, en un oído dispuesto a la escucha, en un psicólogo e incluso en un mediador. De hecho, entre las personas que ayuda hay también muchos no creyentes.

12-1-20. Madrid.
Julián Torrijos, capellán del Hospital 12 de Octubre. 
© Gonzalo Pérez Mata

El padre Julián, durante una de las guardias en las que recorre el hospital / Foto: © Gonzalo Pérez Mata/La Razón

Casi 30 años lleva en el hospital este sacerdote, que antes estuvo un tiempo de misionero en Brasil. Y desde entonces ha visto a muchas personas morir: niños, adultos, ancianos solos… Y también ha visto mucho sufrimiento, tanto en los enfermos como en sus familias.

Muchos no creyentes también les piden ayuda

Es ahí donde entra su papel también de escuchar y acompañar. El religioso afirma que “naturalmente soy sacerdote y una parte esencial de mi ministerio es administrar los sacramentos de sanación” pero no es su única gran labor puesto que “el enfermo nos ve y nos trata de forma diferente a los de su entorno”.

Según la experiencia del padre Julián Torrijos, los capellanes son esenciales en los hospitales para romper la espiral de silencio que se crea en las habitaciones. Explica que en muchas ocasiones “el enfermo no habla para que la familia no sufra y viceversa… Les digo que es un error porque hay que dejar todo dicho y reconciliarse con el hijo, con el hermano. También con uno mismo, aunque esa es la parte más difícil.

Otro aspecto importante que realizan los capellanes más allá de su labor sacramental es acompañar a las cada vez más numerosas personas que ingresan solas. “Muchos son no creyentes y me lo dicen, pero necesitan a alguien para conversar o para que simplemente les traiga una botella de agua de la máquina”. Ante tantos que se preguntan “por qué a mí” hay veces que no hay respuestas y ahí está también él para “coger del brazo, para estar al lado de quien sufre, decirle aquí estoy, consolarle, comprenderle”.

Julián Torrijos, en una de sus guardias

El día a día de un capellán

El día en el que se realizó reportaje, en la capilla atendió a una mujer que sollozaba y que tenía a su hija de 20 años ingresada por un intento de suicidio. También visitó a unos padres en el materno-infantil que le pidieron que bautizara a su hijo recién nacido y gravemente enfermo, y a dos hombres que intentaron quitarse la vida por una soledad insoportable. Este es su día a día.

Sobre el intento de querer eliminar a los capellanes de los hospitales, el padre Julián recuerda que los enfermos y toda persona creyente tienen necesidad de ser atendido en su fe, “sea cual sea” y que las necesidades “espirituales” de los pacientes muchas veces no tienen por qué ser únicamente religiosas. “Pueden ser de reconciliación, de dejar su vida arreglada, de habar, de sentirse querido, escuchado”. Y los enfermos –subraya- “tienen el derecho a eso y alguien el deber de ofrecérselo”.

La dimensión espiritual que reconoce la OMS

De este modo, el sacerdote Jesús Martínez Carracedo, que ostentó el cargo de director del Departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Española y con gran experiencia como capellán, explicaba en una entrevista con Redacción Médica cómo contribuye el sacerdote en el hospital al bienestar del paciente.

“El paciente tiene varias dimensiones reconocidas por la OMS: la dimensión física, a la que se dedican básicamente los médicos y enfermeras; la dimensión psicológica, que el hospital también garantiza con atención psicológica; la dimensión social, de la que se ocupan los trabajadores sociales y tiene una dimensión espiritual o religiosa, que se garantiza también a través de la atención espiritual. En nuestro país hay un acuerdo con la Iglesia Católica para atender a los católicos en el hospital, básicamente porque en principio son bastantes más, pero algo que algunos no saben es que hay acuerdos con las demás religiones mayoritarias. Nosotros estaríamos dentro de la humanización del hospital y de la atención integral al paciente. Nos centramos en la dimensión espiritual, aunque después podamos hacer trámites a nivel social, a través de Cáritas”, afirmaba.

También los trabajadores necesitan a los capellanes

También en Redacción Médica, el padre Rafael Torregrosa, capellán del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, habla del papel de los profesionales sanitarios, que mantienen una “amplia colaboración con el capellán”.


“Nosotros tenemos puestos carteles en todas las plantas y el mismo paciente, o su familia, le comenta a la auxiliar o a la enfermera y entonces nos llama, porque claro, a 640 camas en el día no llegamos. Sí llegamos a lo más urgente. Las enfermeras y auxiliares sí suelen responder rápidamente”.

“Es raro el caso que el profesional sanitario se niegue o que no sugiera ir a ver al capellán para charlar o dialogar. Hay veces que, algunos fines de semana, cuando no hay psiquiatra de guardia, los pacientes acuden a nosotros”, señalaba Rafael Torregrosa.

De este modo, explicaba muchos profesionales sanitarios acuden a la misa diaria y pasan muchas veces por la capilla. “También hay algunos que en los momentos de descanso piden hablar, confesarse o charlar un rato”. Además, han puesto en marcha un grupo en el que los capellanes se  reúnen con personal sanitario para hablar de temas de bioética.

¿Qué dice la Constitución española?

Compromís parece ignorar lo que declara la Constitución española: "Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones" (artículo 16.3).

Fuente: Religión en Libertad

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