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jueves, 18 de abril de 2019

Gabriela cuenta que este encuentro con Dios se produjo en vísperas de la Semana SantaHaciendo zapping se encontró «La Pasión» de Mel Gibson



Gabriela cuenta que este encuentro con Dios se produjo en vísperas de la Semana SantaHaciendo zapping se encontró «La Pasión» de Mel Gibson y tras décadas alejada necesitó ir a confesar

Gabriela se convirtió hace ya ocho años en la víspera de la Semana Santa

Gabriela se convirtió hace ya ocho años en la víspera de la Semana Santa

Hace ocho años y en vísperas del inicio de la Semana Santa a Gabriela le cambió la vida. Esta mujer actualmente trabaja en una boutique de diseño en Valencia, está casada y tiene tres hijas. Pero durante mucho tiempo estuvo alejada de la fe. Sin embargo, haciendo zapping en la televisión experimentó un fuerte encuentro con Dios que acabó cambiando su vida de manera radical.

Ella misma relata que “a los 13 años dejé de practicar mi fe. Dejé a Dios en el Cielo; no me atrevía a mirarlo mucho, porque así podía hacer lo que me daba la gana; pero como Dios es muy bueno, la tele cambió mi vida”.

Un encuentro haciendo zapping en el televisor

Sucedió días antes de la Semana Santa cuando Gabriela estaba sola en casa. Se sentó frente al televisor y al encenderlo se encontró con que empezaba la película La Pasión, película dirigida por Mel Gibson que a punto ha estado de costar la carrera tanto al mismo director como a Jim Caviezel, actor que interpretó a Jesús. Hollywood les cerró durante mucho tiempo sus puertas por un filme que ha llevado a la fe a muchos como Gabriela.



Mientras veía la película, “el Señor cambió mi corazón y mi mente; me hizo entender lo que me quiere, lo que ha hecho por mí, y darme cuenta de cómo yo le estaba volviendo la cara desde los 13 años”, relata a la web del Opus Dei.

Vuelta al confesionario muchos años después

Tras varias décadas sin pisar un confesionario esta mujer decidió acudir a este sacramento y volver a ir a misa los domingos. “Viví mi primer Domingo de Ramos después de mucho tiempo, con el sentimiento de volver a casa y con una alegría tremenda”, cuenta.

Gabriela explica también que su madre, supernumeraria del Opus Dei, ha tenido un papel clave en su vuelta a la fe. La define como “una mujer coherente, que me ha hecho ver las cosas a veces sin decir nada”, y que permaneció siempre cerca, también durante el tiempo que vivió lejos de la fe. “Me fui muy lejos y ella siempre ha tenido palabras de comprensión, de apoyo y de cariño. Nunca me ha juzgado. Siempre ha confiado en mí”, considera.

Uno de los pilares de Gabriela fue su madre, supernumeraria del Opus Dei

Un nuevo impulso de nuevo a través de la televisión

Originaria de Puerto Rico y aficionada a las telenovelas, fue precisamente su madre la que volvió a influir en el cambio de Gabriela, a través, de nuevo, de la televisión. “Vimos juntas una telenovela sobre el mundo musulmán, que reflejaba cómo los musulmanes rezan y tienen cinco momentos para orar y mirar a la Meca. Me preguntaba si los cristianos tendríamos también una jornada propia”, rememora.

La respuesta la encontró en una Biblia que le había regalado su madre. Al final del libro, con el título La jornada del cristiano, se enumeraban oraciones para diferentes momentos del día como el Ángelus, el Ofrecimiento de Obras o la bendición de la mesa, costumbres sencillas que sirvieron para que Gabriela hilvanara su jornada en clave cristiana.

"El Señor me quería ya cuando yo era un desastre"

Después comenzó a leer el Evangelio y se enganchó a la vida de Jesucristo. “Solo quería encontrar ratitos para seguir leyendo; quería conocer al Señor y mi fe desde cero”.

Gabriela con su marido

Y así, fue profundizando poco a poco en el sentido de la liturgia y de las enseñanzas de la Iglesia, hasta convencerse de que la fe es un gran regalo, del que habla con frecuencia a sus amigos y compañeros de trabajo.

 “El Señor me quería ya cuando yo era un desastre; nos quiere a todos hasta clavarse en la Cruz. Todos valemos toda su sangre. La única diferencia es que yo ahora soy consciente de ese amor y lo puedo disfrutar, le puedo dar las gracias y puedo intentar corresponder. El camino no es fácil, pero vale la pena”, concluye.

Fuente: Religión en Libertad

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