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miércoles, 21 de junio de 2017

El Cristo en quien no creía la rescató de una vida de depresión crónica y tres intentos de suicidio


La periodista Milly Gualteroni publica en español su bestseller «Arrancada del abismo»

El Cristo en quien no creía la rescató de una vida de depresión crónica y tres intentos de suicidio

La vida de Milly Gualteroni no tenía la brillantez que aparentaban sus éxitos profesionales.

El Cristo en quien no creía la rescató de una vida de depresión crónica y tres intentos de suicidio

Grandes opinadores de medios de comunicación italianos no han ocultado su impresión ante el testimonio de conversión de Milly Gualteroni, su influyente compañera de profesión, celebrada periodista habitual de las páginas del Cosmopolitan o el Panorama y de los principales diarios nacionales, que disfrutaba de una sólida presencia en los círculos más glamurosos e influyentes de Milán.

Lo ha dejado por escrito en un libro electrizante, el relato y profundo en su aproximación a los males sufridos por ella y a los bienes recibidos de Dios al final de un recorrido vital atormentado. Arrancada del abismo. De los psicofármacos a la fe (Voz de Papel) acaba de publicarse en España tras agotar ya cuatro ediciones en Italia en menos de dos años.


Con una formación cosmopolita en Estados Unidos y Europa, especializada en Lengua y Literatura Inglesas, la fachada de esplendor de sus éxitos profesionales escondía un drama recurrente y muy temido por ella. Dos veces al año, en torno a los aniversarios de dos hechos que traumatizaron su juventud, sencillamente se hundía en una depresión devastadora que la destruía hasta el extremo. No había conseguido superar los efectos del suicidio de su hermano mayor en 1971, cuando ella tenía 13 años, y de su padre en 1975 cuando ella tenía 18.

Tres intentos de suicidio
Ya en su vida adulta, cuando caía la careta que se ponía en las tertulias políticas y los círculos sociales, aparecía esa realidad de la depresión y de los psicofármacos. Insomnnio, aislamiento, un recorrido de un psiquiatra a otro, de una estancia hospitalaria a otra a la búsqueda de un tratamiento que nunca fue eficaz pero implicaba un continuo trasiego de pastillas.

Intentó suicidarse tres veces a lo largo de unos años marcados por los fármacos y las terapias. Arrojándose a un río, por sobredosis... Sufría además inconscientemente la herida viva de una agresión sexual sufrida en el pasado que su psique había sepultado en un olvido aparente.

Y cuando su descenso a los infiernos parecía completo… irrumpió el Misterio, y esta mujer racionalista que ironizaba sobre la religión empezó a ser protagonista de sucesos impresionantes e inexplicables. Una Luz inesperada liberó su cuerpo y su alma. Y volvió la fe en Alguien que, de forma discreta y amorosa, nunca había dejado de tenderle la mano.

En algún caso, de forma casi literal, como cuando, en su primer intento de suicidio, se debatía por no ahogarse tras lanzarse a unas aguas donde no debía haber habido nadie para rescatarla, pero su instinto vital pidió socorro. O como cuando, en la cripta del Duomo de Milán, pudo poner nombre (Jesús) a una presencia amorosa que le llevaba a una paz desconocida, y al mismo tiempo a exigencias inasumibles para una persona alejada hasta entonces de Él. Las lágrimas que derramó entonces no fueron las lágrimas estériles a las que estaba acostumbrada, sino un impulso decisivo a un cambio de vida.

Tres impactos de la obra
Vittorio Messori, amigo personal de Milly, destaca el valor de estas confesiones en las que lo sobrenatural está muy presente en la vida de alguien que había ido rechazando paulatinamente a Dios desde su adolescencia: "Rosanna, mi mujer, y yo, que la conocemos personalmente muy bien, sabemos hasta qué punto es ajeno a ella la sospecha de ser una crédula visionaria... Su temperamento es positivista, alejado de cierta mística demasiado ilusoria... Si Milly se ha decidido a confesarlo todo, pero absolutamente todo, incluidos algunos episodios tan perturbadores como inexplicables, sin duda no es para sí misma, sino para los demás", explica el escritor, quien añade que "el misterio de lo sobrenatural tiene un papel decisivo en este relato conmovedor de deseo de muerte y de imprevista resurrección".


Milly Gualteroni, junto a monseñor Angelo Riva y Vittorio Messori en la presentación de Arrancada del abismo en Como.

"Es un mensaje positivo para todos", afirma el vaticanista Andrea Tornielli sobre estas páginas: "Para quien busca y para quien sufre del mismo mal oscuro. También para quien quiere enfrentarse con los dramas más profundos de la vida, que tienen que ver con los abismos del alma".

"Esta historia emocionante y realista se lee en un suspiro", confirma Antonia Arslan en Famiglia Cristiana: "Es el viento de Dios que irrumpe, susurrándole al oído, penetrando en sus defensas y sustituyendo la desesperación por esperanza y haciéndole descubrir la intensidad de su Amor".

Carismáticos y monasterios
El relato de Milly Gualteroni adquiere, tras la dureza de una vida de sufrimiento interior, el aire vibrante de una fe y una esperanza reconquistadas hace muy pocos años.

Arrancada del abismo es un expresivo título de significación espiritual que también refleja la mano que tiró de ella para salvarla de su primer intento de darse muerte. Es la historia de una salvación del alma, y también de una salvación de la mente por la salvación del alma.


Milly Gualteroni, durante la presentación de una vida de Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación.

Milly, poco amiga -como recuerda su amigo Messori- de las manifestaciones expansivas de religiosidad, vivió sorprendentes historias en círculos carismáticos. Ha nutrido su reencontrada experiencia de fe en varios movimientos eclesiales. Y, como en las viejas historias de redención, tuvo sabios monjes cuyos buenos consejos seguir.

Es lo que hace más universal su experiencia, más allá de la concreta circunstancia de la depresión que ha superado. "De las tribulaciones y de un largo camino de errores ha nacido una persona nueva, en la que finalmente ha podido tomar forma mi verdadero ser", resume Gualteroni: "Porque, en el fondo, mi depresión era también una especie de des-personalización; la pérdida de mi verdadera identidad de Persona, la que puede crecer y madurar en el armonioso interactuar de cuerpo, mente y alma espiritual". Y ¿quién no puede decir que no necesita también esa armonía?

Fuente: Religión en Libertad

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