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lunes, 19 de diciembre de 2016

Francisco, octogenario activo: desayuno con los sin techo, Cicerón para leer y un elogio de la vejez


En la misa con los cardenales pidió hacer memoria de los favores de Dios

Francisco, octogenario activo: desayuno con los sin techo, Cicerón para leer y un elogio de la vejez

Una de las muchas tartas que ha apagado Francisco esta semana, en este caso durante la audiencia general del miércoles.


El Papa Francisco comenzó el día de su octogésimo cumpleaños desayunando, junto a monseñor Konrad Krajewski, Limosnero de Su Santidad, con ocho personas sin hogar que habitualmente duermen bajo la columnata de la Plaza de San Pedro: dos mujeres y seis hombres.

Los sin techo (cuatro italianos, un moldavo, dos rumanos y un peruano) le regalaron al Papa tres ramos de girasoles, que Francisco colocó en la capilla de la Casa Santa Marta. A cambio recibieron unos dulces argentinos. En muchos comedores de Roma se servirá este sábado al finalizar el almuerzo o la cena una tarta de cumpleaños por invitación del Santo Padre, y los alojados en los albergues recibirán una bolsa con una imagen navideña y un pequeño regalo.


Francisco, octogenario activo: desayuno con los sin techo, Cicerón para leer y un elogio de la vejez

La Santa Sede habilitó estos días direcciones de correo electrónico y hashtags en Twitter para que los fieles de todo el mundo pudiesen felicitarle. Han sido casi cincuenta mil las felicitaciones recibidas, sobre todo en inglés, español e italiano, pero también más de mil personas lo hicieron en latín.

Elogio de la vejez
Francisco concelebró misa a primera hora de la mañana en el Capilla Paulina del Vaticano junto al colegio cardenalicio, a quien se dirigió al final brevemente reflexionando sobre la "vejez" y pidiendo oraciones para que la suya sea  “tranquila, religiosa y fecunda y también feliz”. 

"Vejez" es “una palabra que desde hace algunos días me viene a la mente y que parece fea. Asusta un poco”, bromeó, antes de añadir que el día anterior monseñor Cavaliere le había regalado el De senectute [Sobre la vejez] de Cicerón: "Una gota más", comentó sonriendo. Francisco ha recibido numerosas felicitaciones y tartas de cumpleaños a lo largo de toda la semana, y en la audiencia general del miércoles explicó con humor que en Argentina eso trae mala suerte.

Francisco evocó que en su primer encuentro con los cardenales tras ser elegido Papa, el 15 de marzo de 2013, les había dicho que "la vejez es sabiduría”: “Esperemos que también lo sea para mí”, añadió. Y citando a Ovidio en latín y a Hölderlin en alemán, destacó que si se piensa en la vejez "como una etapa de la vida para dar alegría, sabiduría y esperanza, entones se empieza a vivir de nuevo".

La memoria del encuentro con Jesucristo
Previamente, en la homilía de la misa, Francisco volvió sobre un tema recurrente en sus predicaciones: la memoria de la propia conversión a Dios, a modo de oración.


“Es propio del amor tener delante de los ojos tanto bien que hemos recibido", dijo: "Es propio del amor mirar la historia. De dónde venimos. Nuestros padres, nuestros antepasados. El camino de la fe”.

Es también lo propio del Adviento, durante el cual la liturgia del día hace como un alto en la espera para mirar hacia atrás: “Detengámonos. ¿Qué significa este detenerse en un momento que progresa en intensidad? Simplemente la Iglesia quiere que hagamos memoria. Párate y haz memoria. Mira hacia atrás. Mira el camino. ¡Haced memoria!”.

Porque "la misma Escritura señala la memoria como modo de rezar, de encontrar a Dios”. Porque en nuestra vida hay "momentos de gran fidelidad al Señor, de alegría en el servicio, y momentos feos de infidelidad y pecado que nos hacen sentir la necesidad de la salvación”.

Y "ésa es nuestra seguridad": "Porque cuando nosotros tenemos necesidad de salvación, confesamos la fe. Hacemos una confesión de fe: ‘Yo soy un pecador, pero tú me puedes salvar, tú me llevas adelante’. Y así se va a delante en la alegría de la esperanza”.

Por eso concluyó invitando a todos a hacer memoria "de todo lo que el Señor ha hecho por nosotros en la Iglesia, en la historia de la Salvación”, porque es “la historia de un Dios que quiere caminar con su pueblo y hacerse finalmente un hombre como cada uno de nosotros”.

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