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domingo, 16 de julio de 2017

Mi testimonio para la gloria de Dios


Mi testimonio 

“El amor de Dios” 



Mi nombre  es Mari Cruz,


Nací en el seno de una familia cristiana practicante, soy la mayor de ocho hermanos y mis padres cómo es lógico nos educaron en la fe. En casa se rezaba todos los días el Santo Rosario en familia y mi madre hacia las oraciones con nosotros antes de acostarnos. Asistíamos todos juntos a la misa dominical, le doy gracias al Señor por la fe que mis padres me transmitieron. 

De jovencita entré en la Legión de María, también hice los Cursillos de Cristiandad, en mi vida era feliz con el Señor, hasta que me alejé de El. 

Mi madre falleció muy joven tenia 53 años y yo estaba recién casada, surgieron problemas en el seno familiar y poco a poco me minaron de tal manera que buscaba evadirme de ellos llevando una vida totalmente materialista, casi todas las noches salíamos a cenar con amigos y luego terminábamos en el bingo, eso sí nunca dejé la misa dominical. 

Esto hizo que cayera en un pozo profundo de tristezas, cada vez me alejaba más de Dios, los problemas se hacían mayores y mi resistencia cada vez menor, mi fe se fue debilitando y caí casi en una profunda depresión. 

Un día de Reyes me desperté llena de angustia, mis ojos llenos de lágrimas, y le decía al Señor que me quería morir, que me llevara con El.,Me levante y fuí al salón donde tenia preparados los regalos para todos mis sobrinitos, a mi lado había una Biblia y la abrí buscando con ansiedad que el Señor me hablara a través de su Palabra, mis ojos estaban hinchados y nublados de tanto llorar y no podía leer, allí estaba yo hablando con el Señor y cuando pude leí su Palabra.


El texto era de Isaías 43, 

“No temas porque yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre, tu eres mía, Si atraviesas el río, yo estaré contigo y no te arrastrará la corriente, Si pasas por medio de las llamas no te quemarás, ni siquiera te chamuscarás. 


Pués yo soy Yavé tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador. Estos son los primeros versículos del capítulo 43 de Isaías, según los leía mi corazón se llenaba de un amor profundo, de un amor tan grande que con palabras no lo puedo explicar, sentí que mi Dios me hablaba personalmente, que liberaba mi alma de la angustia, me sentí totalmente inundada del Amor de Dios, y pasé de la muerte a la vida en un instante. A medida que seguía leyendo la Palabra, veía reflejada mi historia personal en ella. Del versículo 18 al 21 el Señor me llenaba de esperanza. “No se acuerden más de otros tiempos, ni sueñen ya más en las cosas del pasado. Pues yo voy a realizar una cosa nueva que ya aparece. ¿No la notan? , Sí trazaré una ruta en las soledades y pondré praderas en el desierto, los ríos correrán por las tierras áridas para dar de beber a mi pueblo elegido. Entonces el pueblo que yo me he formado me cantará alabanzas. 

¡¡ Qué liberación tan grande!! El Señor me daba grandes promesas, El haría una obra nueva en mi vida, una obra que hoy sigue haciendo conmigo. Soy testigo del amor de Dios, soy testigo de un Dios vivo, de su Presencia en la Palabra, de su poder sanador y liberador, soy testigo de que el Señor siempre cumple sus promesas. “El cielo y la tierra pasarán, pero mi Palabra no pasará”, la Palabra de Dios se cumple, se hace realidad en nuestras vidas. 

Hoy canto sus alabanzas en un grupo de oración en mi parroquia, hoy quiero gritar al mundo que Jesús está Vivo y Resucitado, y le doy gracias por el regalo tan grande en ese día de reyes, pues el Rey de reyes quiso visitar mi alma. 

Bendito y alabado sea el Señor

Desde ese día me ofrecí a Jesús en cuerpo y alma, quiero amarle y servirle, sobre todo amarle en los hermanos, en los más pobres y necesitados.


Cuando mi marido me regaló hace ya varios años el ordenador, prometí a Jesús dedicar todo mi tiempo libre para El, con esa ilusión hice varias páginas, entre éllas este blog tenia y tengo necesidad de compartir todo el amor de Jesús con mis hermanos y hoy por primera vez cuento aquí mi testimonio...seria muy largo, Jesús ha seguido obrando en mi vida, lo hace en todos nosotros cuando creemos en El y le dejamos vivir en nuestro corazón.

Este testimonio se lo conté a Mario Hevia, un sacerdote amigo  y me hizo esta poesia que hoy tambien quiero compartir con todos vosotros


Te he llamado por tu nombre

Isaías, 43

Te he llamado por tu nombre,

Amada, Yo estoy contigo,
eres preciosa a mis ojos
como un prado florecido
y bella como un jardín
tras los muros escondido.


No temas, yo te conduzco

por un alzado camino
hacia los montes azules,
hacia los cerros subidos;
no te anegarán las aguas
ni te dañarán los fríos,
no te quemarán las llamas,
seré tu roca y abrigo;
Yo soy el Señor, tu Dios
y tú mi vaso elegido.

Traeré a mis hijos de lejos
y a mis hijas, mis testigos,
a los que creé y formé
y en mi nombre he reunido,
para establecer un pueblo
en amor constituído,
en alabanza de gloria,
de gracia y de paz henchido.


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