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domingo, 21 de noviembre de 2021

Falleció con 18 años, pero tenía un mensaje de esperanza que transmitir: la conversión de su madre

 


María Eugenia Muñiz relata su duelo y conversión tras «la partida» de Iñaki Falleció con 18 años, pero tenía un mensaje de esperanza que transmitir: la conversión de su madre

María Eugenia Muñiz junto a su hijo Iñaki.

La pérdida de un hijo fue el desencadenante de la conversión de una madre, María Eugenia Muñiz, que relata con detalle en su próximo libro, "Iñaki, una luz en la oscuridad".

María Eugenia Muñiz estaba en Argentina cuando recibió una fatal llamada de teléfono. Su hijo había fallecido en un accidente de moto. Tenía 18 años. Cuenta que fue “como quedar muerta en vida”, pero pronto comenzó a albergar la percepción de que su hijo todavía tenía un mensaje para ella cargado de esperanza.

Iñaki no había comenzado sus estudios de Turismo cuando un conductor que triplicaba la tasa de alcoholemia arrolló la moto en la que iba de pasajero. Prácticamente falleció en el acto.

En ese momento, “pensaba que se acababa todo, que nunca más le vería y fue como una luz que se apagaba dentro”, relata su madre, ahora de 50 años.

Sin embargo, pronto comenzó a experimentar consuelo en su día a día. “Cuando entendí que la partida de Iñaki no había sido por algo, sino para algo, pensé que no servía de nada enfadarme”, cuenta en Mater Mundi. Lo único que tenía que hacer era descubrir cuál era ese “para qué”.

Pronto perdonó interiormente al causante del accidente y comenzó a sentir una paz y cercanía especial con su hijo. “Lo sentía presente, vivo, que me acompañaba y guiaba”, explica.

Así comenzó “un periodo incesante en búsqueda de paz”, que le llevaría a una felicidad que llevaba años buscando.


María Eugenia Muñiz y su hijo Iñaki.

La madre de Iñaki, María Eugenia, cuenta que pese a la partida prematura de su hijo sigue haciéndose notar ayudándole a ella y conocidos en su día a día.

La "partida" de su hijo motivó su conversión

Desde los siete años María Eugenia estudió en un colegio católico pero la muerte de su abuelo le alejó por completo de la fe.

Conforme crecía, “siempre tenía un vacío, muchas dudas sobre el para qué estábamos en este mundo y durante un largo periodo de depresión no encontré el sentido de la vida a pesar de tener esposo e hijos”, relata.

El fallecimiento de su hijo le movió a plantearse su fe y la existencia de Dios: “Antes de mi conversión todo era traumático. Cuando uno cree que con la muerte llega el final y no volveremos a ver nuestros seres queridos, quedamos muertas en vida”.

Pero “la partida” de su hijo lo cambió todo y se aferró a una fe que creía perdida: “Seguí pensando que Dios existía, que me asistía cuando necesitaba ayuda, y que cuando tocamos la puerta de la fe se abre para encontrar soluciones”.

Desde entonces, la fe “es más vital, necesaria, e insustituible que cualquier píldora”, y admite que “no significa que no vayamos a tener problemas, pero nos permite llevarlos de otra manera. Tengo tristeza, pero también paz y la balanza se equilibra. Y cuando pesa más la tristeza, me voy al Santísimo y se renueva la paz”.

Su conversión concluyó cuando, a sus 43 años, recibió el sacramento de la confirmación.



Historia completa sobre la conversión de María Eugenia.

"Muerta en vida", recibió una paz que venía del cielo

Entonces decidió relatar su propia experiencia en varios libros, incidiendo la relación que desde entonces mantiene con su hijo y cómo ha cambiado su vida incluso tras “su partida”: Iñaki, el ángel, El camino hacia la luz e Iñaki, una luz en la oscuridad, que saldrá estas navidades, son las tres publicaciones que hasta ahora ha hecho María Eugenia.

En los libros, que podrían verse como una historia de superación, también se advierte la forma en que María Eugenia se enfrentó contra la adversidad.

“A través de la fe tengo certeza de que la Vida Eterna existe, que hay un más allá con Cristo, la Virgen y los ángeles. Las que nos quedamos muertas en vida somos nosotras [las madres], porque esa parte de nuestra vida muere mientras estemos aquí, pero cuando estoy mal Iñaki me rescata y los momentos de tristeza duran poco”.

“Nadie es inmune a la muerte. Lo que cambia es cómo estás preparado y cómo la fe te puede ayudar. Esto que estoy viviendo, sin fe es imposible, y me doy cuenta de que la vida es un peaje que tenemos que pagar para llegar a un lugar mejor, que existe. Y como existe y estoy segura de que voy a volver a ver a mi hijo, tengo una paz que sé que, además, tiene que venir de arriba”.



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Estas navidades se publicará "Iñaki, una luz en la oscuridad", la síntesis de publicaciones anteriores que relatan el legado de un joven fallecido prematuramente y la forma en que su madre, autora del libro, lleva su dolor y esperanza en el día a día.

Agradecida a Dios por ayudarla a creer

Desde entonces, no con pocas las casualidades o, cómo ella las llama, “diosidades”, que le transmiten paz en el día a día y le hacen saber “que las cosas tenían que ser así”.

De hecho, explica, “son tantas las manifestaciones que Dios fue poniendo en el camino, que si me rebotase con Él sería una ingrata”, recalca.

Amigos que retomaban la fe y los sacramentos tras leer los libros, gente que sin haberle conocido acababa beneficiándose gracias a su historia… “Dios me estaba demostrando de una manera clarísima cuando necesitaba ver para creer”, explica su madre.

“Sobre todo con los ángeles: el día de mi conversión, el 24 de marzo, era el que se celebra la solemnidad del arcángel Gabriel”.

María Eugenia menciona un ejemplo, y recuerda cuando su hijo le pidió prestado un misal que el acababan de regalar. “Iñaki me pidió el misal y se lo regalé. Siempre me hablaba de él con mucho cariño y nostalgia. Cuando llegué del funeral, el misal estaba en su mesilla de noche, y quizá no lo había leído, pero lo tenía muy presente”, concluye.


Puedes ver aquí la historia que está detrás de una madre, María Eugenia, su conversión y una trilogía sobre su hijo Iñaki. 

Fuente: Religion en Libertad

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