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lunes, 31 de agosto de 2020

Santo Evangelio 21 de agosto 2020



Día litúrgico: Lunes XXII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 4,16-30): En aquel tiempo, Jesús se fue a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor».

Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Y todos daban testimonio de Él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?». Él les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria». Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».

Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.

«Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír»

Rev. D. David AMADO i Fernández
(Barcelona, España)

Hoy, «se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc 4,21). Con estas palabras, Jesús comenta en la sinagoga de Nazaret un texto del profeta Isaías: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido» (Lc 4,18). Estas palabras tienen un sentido que sobrepasa el concreto momento histórico en que fueron pronunciadas. El Espíritu Santo habita en plenitud en Jesucristo, y es Él quien lo envía a los creyentes.

Pero, además, todas las palabras del Evangelio tienen una actualidad eterna. Son eternas porque han sido pronunciadas por el Eterno, y son actuales porque Dios hace que se cumplan en todos los tiempos. Cuando escuchamos la Palabra de Dios, hemos de recibirla no como un discurso humano, sino como una Palabra que tiene un poder transformador en nosotros. Dios no habla a nuestros oídos, sino a nuestro corazón. Todo lo que dice está profundamente lleno de sentido y de amor. La Palabra de Dios es una fuente inextinguible de vida: «Es más lo que dejamos que lo que captamos, tal como ocurre con los sedientos que beben en una fuente» (San Efrén). Sus palabras salen del corazón de Dios. Y, de ese corazón, del seno de la Trinidad, vino Jesús —la Palabra del Padre— a los hombres.

Por eso, cada día, cuando escuchamos el Evangelio, hemos de poder decir como María: «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38); a lo que Dios nos responderá: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Ahora bien, para que la Palabra sea eficaz en nosotros hay que desprenderse de todo prejuicio. Los contemporáneos de Jesús no le comprendieron, porque lo miraban sólo con ojos humanos: «¿No es este el hijo de José?» (Lc 4,22). Veían la humanidad de Cristo, pero no advirtieron su divinidad. Siempre que escuchemos la Palabra de Dios, más allá del estilo literario, de la belleza de las expresiones o de la singularidad de la situación, hemos de saber que es Dios quien nos habla.

«Access Consciousness», la nueva técnica de manipulación mental y estafa económica del New Age


«Access Consciousness», la nueva técnica de manipulación mental y estafa económica del New Age

Cada vez se difunde más en los países iberoamericanos una nueva técnica de crecimiento personal llamada Access Consciousness, a través de los conocidos como “cursos de barras”. Lo que parece una simple terapia que mejora la propia vida esconde una propuesta mágica de la Nueva Era con raíces en la Cienciología y con el fin de descubrir la divinidad del hombre al margen de Dios, tal y como explica el sacerdote Luis Santamaría en la web Portaluz.

Recientemente, el diario argentino La Nación publicó un reportaje sobre algo llamado “Access Consciousness” o también “Access Bars”. Tratándose de un tema desconocido para la mayor parte de la población, queda claro que el propósito del artículo es propagandístico, ya que no sólo atrae el título a los lectores –“¿Cómo es la terapia ‘superadora’ del mindfulness?”–, sino que se habla del invento como “la disciplina más novedosa dentro del amplísimo abanico de las terapias alternativas relacionadas con el bienestar”.

¿Terapia para incautos?

Estamos hablando de una pseudoterapia que podemos incluir en el conglomerado de la Nueva Era (New Age). Como explica el reportaje de La Nación, “básicamente se trata de presionar 32 puntos en la cabeza para permitir que la energía fluya por todo el cuerpo”. Encontramos, pues, un término fundamental en el esoterismo contemporáneo: “energía”. Lo mismo que en otras muchas propuestas pseudoterapéuticas, que mezclan hábilmente cuestiones físicas, mentales y espirituales.

Porque, como afirma sin tapujos en el artículo una coach y facilitadora de Access Bars, “todos tenemos pensamientos y emociones que nos condicionan y si no se liberan no te permiten avanzar”. Las sesiones consisten, entonces, en ejercer presión sobre esos puntos de la cabeza para equilibrarlos y liberarlos, de forma que se crean “barras energéticas que permiten hacer fluir la energía”. Un discurso que recuerda mucho a otras técnicas de la Nueva Era como el alineado de chakras, la presión sobre puntos energéticos en la acupuntura o la sanación propia del reiki.

Un problema añadido, y que confunde mucho más a la gente, es que algunas personas que practican Access Bars son profesionales –del campo de la salud mental, sobre todo–, y los que se acercan a ellos se fían de su capacitación académica y técnica. Por ejemplo, en el reportaje argentino una psicóloga asegura que al presionar las zonas apropiadas de la cabeza “te das cuenta que estás en el punto porque al posar la yema ahí la energía fluye”. Un discurso convincente para muchos incautos.

Además de las sesiones “prácticas” –por ejemplo, el reportaje de La Nación indica como apropiadas un mínimo de ocho sesiones de 60 a 90 minutos de duración cada una, con el importante desembolso económico que significa–, hay cursos teóricos de Access Consciousness, clases intensivas y hasta un entrenamiento avanzado para los que deseen profundizar y dedicarse a ello. Como siempre, con un ascenso a través de grados: Barras, Fundamentos, Nivel 1, Nivel 2, Nivel 3 y ESB (Síntesis Energética del Ser). Todo esto, en más de 40 países.


Pretenden “resetear la mente”

Los practicantes de Access Bars no sólo intentan validarla como terapia alternativa o complementaria a los tratamientos médicos convencionales –algo que, por sí mismo, ya constituye un riesgo importante para la salud personal–, sino que dan un paso más al considerar la influencia de su técnica sobre el mundo interior del individuo que se somete a ella. La facilitadora entrevistada por La Nación asegura que “el access bars descondiciona la mente y ayuda a crear una realidad distinta”. Más aún, señala que: “Al activarse la barra, es como si se reseteara la mente”.

Por lo tanto, encontramos un recurso muy atractivo para las personas que tengan un perfil claro de líder sectario, de manera que pueden influir de forma muy sutil sobre sus adeptos a través de una técnica que tiene el objetivo de cambiar la realidad de la persona haciéndole ver que no es ella misma, que debe liberarse de patrones y creencias limitantes. Con la excusa de la liberación, acaba separándose a la víctima de su familia y su forma de vivir para inculcarle una nueva cosmovisión, sin que haya sido consciente de este cambio y sin que haya dado un consentimiento libre y expreso.

Esto no es una posibilidad teórica, sino una realidad. Diversos ex adeptos han contado lo que han vivido en los cursos de Access Consciousness. En 2017, Jane contaba a RT: “La gente cree que es libre, pero mentalmente no lo es”, ya que “no es como cualquier otra ‘secta’, sino control mental, mucho control mental, muy ‘Haz como te digo aunque no te lo diga’”. De forma que al final “estás atrapado y tienes miedo de decir cualquier cosa que se vea como un juicio de Access”.


Gary M. Douglas

¿Cuál es el origen?

En todos estos temas es fundamental saber quién está detrás, quién inventó la técnica y desde qué presupuestos teóricos y prácticos. En este caso, Access Bars fue creada por Gary M. Douglas, a quien La Nación define como “un gurú norteamericano de la transformación personal”. Esto es como no haber dicho nada, ya que son miles los personajes que se mueven en este campo en todo el mundo, y en muchas ocasiones no son nada recomendables.

La publicidad de los cursos de Access Consciousness presenta un relato bonito de cómo Douglas “hace más de veinte años llegó a un punto en su vida donde trataba de darle sentido y hacía lo que se suponía que le traería felicidad. Sabía que había más en la vida de lo que veía, entonces comenzó a hacerle preguntas al universo”. Así fue como descubrió su método en torno a la “energía”.

Sin embargo, las biografías oficiales del gurú no explican la clave principal: Gary Douglas fue miembro de la Iglesia de Cienciología (Scientology), el Movimiento del Potencial Humano por excelencia. De ella tomó varios elementos doctrinales, que mezcló posteriormente con lo que “aprendió” en sus experiencias de “canalización”, cuando a través de su cuerpo se habrían manifestado, según su propio testimonio, Rasputin y otros personajes, extraterrestres incluidos.

Por eso no debe extrañar que en las enseñanzas más internas de este grupo se llegue a explicar que los que practican Access Consciousness no son realmente seres humanos, sino “humanoides” que escogieron desde otra realidad tanto el momento de su concepción como quiénes serían sus padres humanos, y vuelven una y otra vez a la Tierra hasta que llegan a la plena comprensión de “la grandeza de la encarnación”.


¿Y cuál es su fin?

Hemos visto antes cómo la finalidad de esta técnica es cambiar la propia vida, con una supuesta liberación de todo lo que a la persona no le deja ser ella misma. Sin embargo, los planteamientos de Access Consciousness son más radicales en lo que ofrecen a sus potenciales clientes, ya que la liberación a lograr no se trata de una idea difusa, sino de una meta concreta. En efecto: “El trayecto a SER el Ser Infinito que en verdad eres”, como se puede leer en un folleto informativo de Dain Heer, uno de sus referentes mundiales.

En uno de sus libros (Siendo Tú, Cambiando el Mundo), Heer se dirige así al lector: “Todo lo que tú pensaste que eras tú, no es suficiente. Tú eres mucho más grandioso que cualquier cosa que tú pudieras pensar. Tú eres una energía de Ser que nunca antes se ha visto. Ahora es el tiempo de Serlo, de encarnarlo e incorporarlo, recibir las posibilidades que van más allá de esta realidad”.

Con un discurso que ensalza el empoderamiento y la autorrealización –tan de moda hoy en el ámbito de la autoayuda y la psicología positiva–, se está deslizando un método del potencial humano: toda persona tiene capacidades infinitas sin explotar, y esta técnica en concreto es capaz de desplegar esas potencialidades, llegando a una divinización del hombre.

Aplicando Access Bars, según la publicidad de sus cursos, descubres “que tú sabes, que tú eres el creador de tu vida y tu vivir”, y del conocimiento puedes pasar a la capacidad de transformar la realidad: “En esta clase, él (Dain Heer) te da acceso a herramientas reales, pragmáticas y dinámicas, a la consciencia energética para crear la vida que tú en verdad quieres tener y el mundo en el que en verdad tú quieres vivir”.

Un anzuelo muy apetecible… pero irreal. El ser humano no es creador de la realidad, ni puede transformar mágicamente las cosas que le rodean. Porque de eso estamos hablando: de una técnica que promete acabar por arte de magia con todo lo negativo que esté viviendo una persona, solucionando sus problemas y abriéndolo a una nueva realidad deseada. Pero la realidad no es así y no funciona con magia.

La trampa de la auto divinización

La terapia Access Consciousness se aprovecha del anhelo de todo hombre de un mundo mejor y del deseo de bienestar personal… pero también de la búsqueda de trascendencia. Atención a esto que puede leerse en su publicidad: “¿Estás siempre preguntando por más, y buscando ese ‘algo’ que todos sabemos es posible?”. Lo que podría identificarse con la búsqueda de Dios. Pero el paso siguiente no es el de encontrarse con Él, sino el de identificarse con lo divino: “¿Y si ese ‘algo’ eres tú? ¿Y si Tú, Siendo Tú, es todo lo que se necesita para cambiarlo todo: Tu vida, la de todos a tu alrededor, y al mundo?”.

Una vez más, nos encontramos ante un Movimiento del Potencial Humano que no sólo puede victimizar a quienes caigan en sus redes haciéndolos clientes de una estafa económica, sino que los puede convertir en esclavos de un grupo o de un líder sin escrúpulos –algo cada vez más frecuente en la galaxia New Age– y, desde el punto de vista espiritual, alejarlos del encuentro con Dios y del compromiso con los demás, dejándolos más vulnerables a un pensamiento esotérico y mágico en el que es más fácil la acción devastadora del demonio.

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 30 de agosto de 2020

Santo Evangelio 30 de Agosto 2020


Día litúrgico: Domingo XXII (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 16,21-27):

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios».

Entonces dijo a los discípulos: «El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta»

«El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga»

Rev. D. Joaquim MESEGUER García
(Rubí, Barcelona, España)

Hoy, contemplamos a Pedro —figura emblemática y gran testimonio y maestro de la fe— también como hombre de carne y huesos, con virtudes y debilidades, como cada uno de nosotros. Hemos de agradecer a los evangelistas que nos hayan presentado la personalidad de los primeros seguidores de Jesús con realismo. Pedro, quien hace una excelente confesión de fe —como vemos en el Evangelio del Domingo XXI— y merece un gran elogio por parte de Jesús y la promesa de la autoridad máxima dentro de la Iglesia (cf. Mt 16,16-19), recibe también del Maestro una severa amonestación, porque en el camino de la fe todavía le queda mucho por aprender: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios» (Mt 16,23).

Escuchar la amonestación de Jesús a Pedro es un buen motivo para hacer un examen de conciencia acerca de nuestro ser cristiano. ¿Somos de verdad fieles a la enseñanza de Jesucristo, hasta el punto de pensar realmente como Dios, o más bien nos amoldamos a la manera de pensar y a los criterios de este mundo? A lo largo de la historia, los hijos de la Iglesia hemos caído en la tentación de pensar según el mundo, de apoyarnos en las riquezas materiales, de buscar con afán el poder político o el prestigio social; y a veces nos mueven más los intereses mundanos que el espíritu del Evangelio. Ante estos hechos, se nos vuelve a plantear la pregunta: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida?» (Mt 16,26).

Después de haber puesto las cosas en claro, Jesús nos enseña qué quiere decir pensar como Dios: amar, con todo lo que esto comporta de renuncia por el bien del prójimo. Por esto, el seguimiento de Cristo pasa por la cruz. Es un seguimiento entrañable, porque «con la presencia de un amigo y capitán tan bueno como Cristo Jesús, que se ha puesto en la vanguardia de los sufrimientos, se puede sufrir todo: nos ayuda y anima; no falla nunca, es un verdadero amigo» (Santa Teresa de Ávila). Y…, cuando la cruz es signo del amor sincero, entonces se convierte en luminosa y en signo de salvación.

Desde el Cielo


Desde el Cielo



        Querido amigo: Quiero hoy hablarte del Cielo. Sí, me marché al Cielo con el Padre como estaba previsto. Hacía treinta y tres años que Yo, el Verbo de Dios, me había hecho carne y nací, y viví, y morí como hombre. Pero ya sabes que resucité, y que a los cuarenta días, concluida toda la Redención y su anuncio a las almas que esperaban la Salvación, me volví al Seno del Padre, al Cielo. Y hoy te quiero hablar un poco del Cielo. Me parece que muchos todavía saben poco de él. Aunque tengo que decirte que no es nada fácil hablar de algo tan sublime a los que todavía no habéis vivido esa experiencia. Por lo menos te ayudaré a pensar un poco en él.

         En primer lugar te aclaro, por si tiene los conceptos teológicos equivocados o infantiles, que el Cielo no es un lugar.  La grandeza de Dios no cabe en un lugar tal y como se entiende en la tierra. Meter a Dios en un lugar sería poner límites al Ser Infinito. No hay límites para Dios. Además, todo ser espiritual, o espiritualizado, como es el caso de Mi Madre María, o el de Mi Cuerpo Glorificado, no ocupa lugar. –Entonces –me dirás- ¿dónde está el Cielo? – El Cielo está donde está Dios, y todos los seres que disfrutan de su presencia. Y, no lo olvides, Dios está en todas partes. El Padre y Yo, y el Espíritu Santo estamos en ese estado de Gloria que lo llena todo. Somos Omnipresentes, por eso podemos estar con todos nuestros queridos hijos los hombres de cualquier lugar de la tierra, y con todos los seres del universo. Junto a todos los millones y millones de estrellas que pueblan el inmenso y maravilloso universo. Sí, el Cielo es un estado de presencia de Dios, y gozan del Cielo todos aquellos que están junto a Nosotros. Hay ratos de Cielo en la tierra, y tú lo sabes. ¿No te has sentido feliz cuando de verdad hemos estado juntos? ¡Cuantas veces has exclamado ante un delicioso paisaje, o un ambiente gozoso: ESTO ES UN CIELO! Y tienes toda la razón. Donde está Dios todo es bello, hermoso, placentero, emocionante, tierno, encantador… sencillamente UN CIELO. Pues eso que tú percibes cuando eres feliz con el alma en paz, es un simple destello de la grandeza indescriptible que es el Cielo.

         ¡Que alegría experimenté cuando ya cumplida mí tarea en la tierra comencé a gozar de la dulzura del Cielo! Aunque ya sabes que no os quise dejar solos. Aquí se quedó un trozo de cielo en cada comunidad de creyentes, que es el sagrario, en donde estoy Yo. Y esas celebraciones vividas con amor. Y esas sonrisas de las almas buenas que pasan por la vida haciendo el bien. Y la paciencia de los enfermos que sufren en silencio. Y de los que mendigan un trozo de pan con hambre y sin rencor. Y esos hogares donde se vive el amor, y los conventos donde hay almas que ofrecen enamoradas sus vidas por ganar Gracia para los demás. La sonrisa de un niño es un reflejo del cielo. Y la cara arrugada y cariñosa de un anciano. Y la paz de un parapléjico, o de un enfermo incurable, o de una madre que reza por sus hijos, o de un padre que trabaja duramente por ganar el pan cada día para los suyos, y de esas ancianitas que en el rincón de cualquier casa o templo musitan viejas oraciones que Nosotros escuchamos con gusto y agradecimiento… Todo eso son trozos bellísimos del dulce Cielo que te espera, amigo mío. Me gustaría que sembrases la vida de Cielo, que plantases en cada rincón de la tierra que pisas un trozo de Cielo.

         Pero, ¡qué pena que los hombres os empeñéis tanto en infestarlo todo de cizaña, de infierno desgraciado! ¿Por qué no termináis de aprender la lección? Sí que es verdad que Somos misericordiosos, pero ¿qué hacemos con los que no quieren saber nada del Cielo? Hay muchos que dicen: -¿Por qué Dios, que es tan poderoso, no nos lleva a todos forzosamente al Cielo?- Pues muy sencillo: porque el cielo es el REINO DEL AMOR, Y A NADIE SE LE PUEDE HACER AMAR A LA FUERZA. El amor es fruto de la libertad. Se ama porque se quiere, y a quien se quiere. ¿Qué merito tendría un Cielo de almas forzadas, que han despreciado la mano que le tendíamos hasta el último momento de un modo consciente?  A Judas le llamé amigo hasta el final, y se desesperó sin llorar su pecado. Al buen ladrón le dije que aquel día iba a estar conmigo en el Paraíso porque se arrepintió voluntariamente.  El Cielo está lleno de voluntarios que dijeron que sí cuando se les ofreció, que dieron un paso al frente cuando fueron llamados, y la llamada es general. Todo el mundo puede ir al Cielo, pero hay que querer ir, hay que coger el camino estrecho que lleva a la Vida.

         Hoy te quiero invitar a que sueñes con el Cielo. A que fomentes en ti esa esperanza de estar un día juntos para siempre gozando de una amistad pura e interminable. Cuando estés triste, o desilusionado, o indeciso, o lleno de dolores, o de tentaciones… mira hacia donde quieras con amor y verás el Cielo que te tengo preparado. Y entonces nacerá en ti la paz, el amor, las ganas de sonreír y de hacer el bien. Cierra lo ojos un rato y piensa en Mí… Mírame aquí, junto a ti, en el Cielo que hay a tu lado, pensando en ti.

         Que el mundo sea ya un adelanto del Cielo para ti. Regala momentos de cielo a todos aquellos que se cruzan en tu camino. Allí estaré Yo sonriendo contigo.     



Jesús



Por la trascripción
Juan García Inza


sábado, 29 de agosto de 2020

Santo Evangelio 29 de agosto 2020



Día litúrgico: 29 de Agosto: El martirio de san Juan Bautista

Texto del Evangelio (Mc 6,17-29): En aquel tiempo, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.

Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?». Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.


«Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’»

Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM
(Barcelona, España)

Hoy recordamos el martirio de san Juan Bautista, el Precursor del Mesías. Toda la vida del Bautista gira en torno a la Persona de Jesús, de manera que sin Él, la existencia y la tarea del Precursor del Mesías no tendría sentido.

Ya, desde las entrañas de su madre, siente la proximidad del Salvador. El abrazo de María y de Isabel, dos futuras madres, abrió el diálogo de los dos niños: el Salvador santificaba a Juan, y éste saltaba de entusiasmo dentro del vientre de su madre.

En su misión de Precursor mantuvo este entusiasmo -que etimológicamente significa "estar lleno de Dios"-, le preparó los caminos, le allanó las rutas, le rebajó las cimas, lo anunció ya presente, y lo señaló con el dedo como el Mesías: «He ahí el Cordero de Dios» (Jn 1,36).

Al atardecer de su existencia, Juan, al predicar la libertad mesiánica a quienes estaban cautivos de sus vicios, es encarcelado: «Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’» (Mc 6,18). La muerte del Bautista es el testimonio martirial centrado en la persona de Jesús. Fue su Precursor en la vida, y también le precede ahora en la muerte cruel.

San Beda nos dice que «está encerrado, en la tiniebla de una mazmorra, aquel que había venido a dar testimonio de la Luz, y había merecido de la boca del mismo Cristo (…) ser denominado "antorcha ardiente y luminosa". Fue bautizado con su propia sangre aquél a quien antes le fue concedido bautizar al Redentor del mundo».

Ojalá que la fiesta del Martirio de san Juan Bautista nos entusiasme, en el sentido etimológico del término, y, así, llenos de Dios, también demos testimonio de nuestra fe en Jesús con valentía. Que nuestra vida cristiana también gire en torno a la Persona de Jesús, lo cual le dará su pleno sentido.

Ansiolíticos, suicidio y alcoholismo en su familia… rechazó a Dios hasta que le descubrió en Effetá


Ansiolíticos, suicidio y alcoholismo en su familia… rechazó a Dios hasta que le descubrió en Effetá


Se llama Beatriz, tiene 22 años y estudia ingeniería en organización industrial. Es la mayor de dos hermanas, le encanta la moda y el diseño de interiores, y gracias a su novio es una gran aficionada de fútbol. Hasta aquí todo normal, como podría ser cualquier chica de su edad. Lo que no son tan normales son las duras experiencias que ha vivido y las responsabilidades que ha tenido que asumir desde los 9 años, y que nos narra en esta entrevista. Su madre, convertida después de ir a un retiro Emaús, llevó a sus dos hijas a un retiro a Effetá sabiendo que era el mejor regalo que podía hacerles en su vida. Beatriz, por darle gusto a su madre, accedió, aunque pensaba que su madre la metía en una secta. Esta es su historia y es la continuación, de alguna forma, de un vídeo suyo que ya se ha hecho viral y que tampoco puedes perderte. 



 Testimonio de Beatriz al final de retiro de Effetá

 - Beatriz, por lo que hemos visto en el vídeo que ya se ha hecho viral, tu paso por Effetá ha sido una conversión absoluta. ¿Puedes compartirnos un poco cómo llegabas al retiro?

- Realicé Effetá un poco obligada por mi madre. Ella hizo Emaús en un momento muy difícil de nuestra vida y salió totalmente renovada, por lo que pensó que sería una idea muy buena para mí, ya que estaba en un momento muy malo en mi vida a nivel psicológico. Entré en Effetá tomando un antidepresivo por grandes ataques de ansiedad que sufría, causados por un cúmulo de situaciones muy difíciles que viví desde que era muy pequeña.

» Cuando yo tenía nueve años, mis padres se separaron y nos quedamos mi madre, mi hermana y yo solas. Recuerdo que cuando mis padres nos dieron la noticia mi primera reacción fue decirle a mi hermana pequeña que iba a ser genial, porque así tendríamos más regalos en Navidad, más ropa y dos casas en vez de una. Lo que yo no sabía es que mi vida iba a dar un completo giro de 180 grados. Pasaron unos meses hasta que nos acostumbramos a irnos unos días con mi padre y otros con mi madre, igual pasaba con los fines de semana que eran alternos cada quince días. Los martes y jueves siempre nos recogía mi padre del autobús escolar, nos llevaba a su casa y ahí pasábamos la tarde haciendo los deberes, merendando y jugando a todo lo que se nos ocurría.

» Lo llevábamos bastante bien hasta que las cosas empezaron a cambiar cuando mi padre faltaba a recogernos algunas tardes a la parada. Con nueve años tuve que responsabilizarme de que mi hermana pequeña los días que eso ocurría porque mi madre estaba trabajando y no podía venir por nosotras. Las cosas empezaron a empeorar cuando descubrí que mi padre tenía problemas con el alcohol y los juegos, siempre intenté que mi hermana no se enterara de nada para que no sufriera y no lo pasara mal ocultándoselo de todas las maneras posibles.

» Mi relación él se enfrió mucho hasta el punto en el que podía estar semanas sin hablarle. Pero todo cambió cuando le detectaron un cáncer en el pie y como consecuencia tuvieron que amputarle media pierna. Pensé que si le pasaba algo iba a estar toda mi vida lamentándome por ello, así que volví a retomar un poco el contacto, pero sin recuperar la relación completamente. Quedábamos a comer y a pasar algún día el fin de semana juntos, pero nunca volvimos a quedarnos en su casa a dormir. Era una relación que mantenía por no sentirme mal, pero no por gusto o ganas de pasar tiempo con él ya que seguía bebiendo mucho.

» Todo volvió a ser rutinario y las cosas volvían un poco a la normalidad, empecé a estudiar mi carrera y decidí tomarme la enfermedad de mi padre con el alcohol como algo normal con lo que tendría que aprender a vivir, porque no veía su recuperación clara en ningún momento.

» Si antes dije que mi vida dio un giro de 180 grados, ahora no sabría definir el grado en el que volvió a cambiar mi vida… La mañana del 10 de septiembre de 2017, la hermana pequeña de mi madre, para mí como mi segunda madre, se suicida tirándose por la ventana de casa de mis abuelos, vivía ahí con ellos y con su hija pequeña.

» Recuerdo perfectamente ese día como si fuera ayer, a las ocho de la mañana mi madre recibe una llamada de mi abuelo, él nunca coge el teléfono a no ser que sea algo muy importante porque de lo normal se encarga mi abuela. Por eso en cuanto le escuchamos sabemos que algo pasaba, y efectivamente así fue. Cuando mi madre descolgó las palabras de mi abuelo fueron “hija no te preocupes pero necesitamos que vengas a casa porque tu hermana se ha tirado por la ventana y creemos que se ha matado”. Yo en ese momento estaba dormida, pero al escuchar los gritos de mi madre me levanté corriendo de la cama y con el pijama puesto fui a mi madre a decirle que ella no iba a ir sola a ningún lado, que yo iba con ella porque no iba a dejar que ella estuviese ahí sin mí, imaginándome la situación que sería al llegar y ver a mis abuelos con su hija pequeña en el suelo.

» Al llegar, aquello era como una película: todo lleno de coches de policía y ambulancias, la calle cortada con un cordón policial y muchos médicos en el suelo alrededor de mi tía, los cuales nos dijeron que por favor mantuviésemos la calma porque mis abuelos estaban muy mal y podrían sufrir un infarto. Mi abuelo estaba sentado solo en un banco, no articulaba palabra, y mi abuela en otro banco de espaldas a mi tía, llorando sin parar y repitiendo constantemente unas palabras que no podré olvidar en mi vida “Dios mío, sálvala”. En ese momento no piensas nada, sólo quieres que te den una explicación de lo que ha pasado, de qué va a pasar con tu tía y de cómo vas a decirle a su niña lo que ha pasado. Por suerte ella esos días estaba con su padre. Trasladaron a mi tía al hospital de La Paz y ahí falleció.

» Debido a todo eso, y a mi pensamiento de hacer todo lo posible para que mi madre y mi hermana no sufrieran pudiendo sufrir yo por ellas, los ataques de ansiedad fueron creciendo hasta el punto de necesitar ayuda psiquiátrica.

» Yo siempre he sido una persona muy creyente, pero con todas esas experiencias que vivía desde tan pequeña dejé de creer que verdaderamente existiese un Dios, porque si fuese así no permitiría esas cosas.

- ¿Cómo fueron tus primeros momentos al llegar a Effetá? En el vídeo dices que pensabas que tu madre quería que te metieras en una secta…

- Al llegar al lugar del retiro te encuentras muchísima gente que no conoces, pero desde el minuto uno todos te sonríen y empiezan a abrazarte como si fueses de su familia. Ahí me quedé un poco sorprendida, entre mis pocas ganas de ir, ver a la gente tan cariñosa nada más entrar, no te esperas para nada ese recibimiento, además la intriga de que cuando lo haces no puedes contar nada de lo que ocurre ahí, ya empecé a pensar que definitivamente era una secta. Empecé a adaptarme el día que ya me iba.

- No hace falta que nos cuentes cómo es la dinámica interna del retiro, que es algo especial, pero ¿cómo fue tu “sí” a Jesús en pleno Effetá? ¿Qué te removió por dentro?

- Desde el minuto uno que entras en Effetá pasan cosas muy raras. Cosas que no se pueden explicar con palabras, te piensas que te están echando algo en el agua y entonces vas a empezar a alucinar como todos los que lo han hecho. Pero el caso es que cada segundo del retiro es algo increíble, fui notando poco a poco que había alguien a mi lado, y fue en un momento concreto del retiro cuando de repente empecé a notar una sensación muy rara dentro de mí, algo que sería incapaz de definir con palabras.

» Noté el abrazo más grande que me habían dado nunca, como si me abrazase la persona que más me quiere en el mundo y me dijese que no se había ido jamás de mi lado. Ahí fue cuando me derrumbé, me sentí una “idiota” por pensar que toda la fuerza que yo creía que sacaba de mí misma no era así, descubrí que de esa existencia de la que yo siempre dudaba sí que existía, y no sólo eso, sino que Él había estado cada día de mi vida a mi lado, en todos los momentos fáciles, pero sobre todo en los difíciles.

» Fue en ese momento en el que yo descubrí que podía perdonar y quitarme ese rencor que tenía hacia mi padre, pero lo más importante fue que ahora tenían sentido las palabras que mi abuela pronunciaba cuando mi tía falleció, “Dios mío, sálvala”, y es que efectivamente así lo hizo, la salvó llevándola a su lado.


- ¿Y dónde está ahora Dios en tu vida? ¿Cómo es tu relación con Él?

- Ahora mismo, Dios está en el centro de mi vida. Cuento con Él para todo mi día a día. Antes rezaba porque tenía la costumbre desde chiquitita y aún sin creer en su existencia seguía haciéndolo por el por si…, pero ahora le rezo cada día. Rezo sabiendo que va a escucharme y que sus planes son los mejores para mí. Es verdad que más que rezar hablo con Él, le cuento lo que pienso y lo que me pasa para que me ayude a tomar la mejor decisión ante todo. Confío en que todos los planes aunque no sean los que me gusten van a ser los mejores en mi vida.

» Es el que me sostiene todo lo que tengo, y ahora he comprendido en que hay que tenerle en el centro para que te dé la fuerza necesaria para todo en la vida. Le tengo presente en la relación con mi pareja, con mi familia, en mis estudios…

» Como dice una canción con la que me siento muy identificada “Eres el rey de mi vida, el número uno en mi corazón, a ti yo te brindo todo lo que soy”.


Beatriz junto a su madre y su hermana

- Bueno… en tu familia Dios se ha hecho presente de forma muy palpable: tu madre también, después de ir a Emaús, se ha convertido, y tu hermana también contigo en el mismo retiro Effetá… Beatriz, ¿qué está pasando en casa?

- Jajajajaja… Eso me he preguntado yo muchas veces. Al principio mi hermana y yo nos reíamos de mi madre pensando que estaba como una cabra: iba todos los días que podía a misa y cada rato estaba rezando a sus imágenes religiosas.

» Al final creo que nos ha pasado a todas lo mismo. Lo hemos pasado muy mal y siempre hemos salido de todo con una fuerza increíble, confiábamos en que todo saliera bien, y nos hemos dado cuenta de que las cosas salen bien porque Dios está a nuestro lado, porque de no ser así, creo que ahora mismo estaríamos muy mal en mi familia a nivel anímico.

- Oye, y ¿qué le dirías a un joven de tu edad al que le están invitando a ir a Effetá?

- Pues le diría que confíe: ahí dentro sólo pasan cosas buenas. Para mí fue un regalazo y una experiencia única. Desde que salí de ahí he seguido con mi tratamiento, pero nunca más he vuelto a tomarme pastillas que tenía para cuando me daban ataques de ansiedad fuertes.

» Considero que es una experiencia que no habría que rechazar, siendo ateo o creyente.

 Fuente: Reliigíon en libertad

viernes, 28 de agosto de 2020

Santo Evangelio 28 de agosto 2020

Día litúrgico: Viernes XXI del tiempo ordinario



Texto del Evangelio (Mt 25,1-13): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora».


«En verdad os digo que no os conozco»

Rev. D. Joan Ant. MATEO i García
(La Fuliola, Lleida, España)

Hoy, Viernes XXI del tiempo ordinario, el Señor nos recuerda en el Evangelio que hay que estar siempre vigilantes y preparados para encontrarnos con Él. A media noche, en cualquier momento, pueden llamar a la puerta e invitarnos a salir a recibir al Señor. La muerte no pide cita previa. De hecho, «no sabéis ni el día ni la hora» (Mt 25,13).

Vigilar no significa vivir con miedo y angustia. Quiere decir vivir de manera responsable nuestra vida de hijos de Dios, nuestra vida de fe, esperanza y caridad. El Señor espera continuamente nuestra respuesta de fe y amor, constantes y pacientes, en medio de las ocupaciones y preocupaciones que van tejiendo nuestro vivir.

Y esta respuesta sólo la podemos dar nosotros, tú y yo. Nadie lo puede hacer en nuestro lugar. Esto es lo que significa la negativa de las vírgenes prudentes a ceder parte de su aceite para las lámparas apagadas de las vírgenes necias: «Es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis» (Mt 25,9). Así, nuestra respuesta a Dios es personal e intransferible.

No esperemos un “mañana” —que quizá no vendrá— para encender la lámpara de nuestro amor para el Esposo. Carpe diem! Hay que vivir en cada segundo de nuestra vida toda la pasión que un cristiano ha de sentir por su Señor. Es un dicho conocido, pero que no estará de más recordarlo de nuevo: «Vive cada día de tu vida como si fuese el primer día de tu existencia, como si fuese el único día de que disponemos, como si fuese el último día de nuestra vida». Una llamada realista a la necesaria y razonable conversión que hemos de llevar a término.

Que Dios nos conceda la gracia en su gran misericordia de que no tengamos que oír en la hora suprema: «En verdad os digo que no os conozco» (Mt 25,12), es decir, «no habéis tenido ninguna relación ni trato conmigo». Tratemos al Señor en esta vida de manera que lleguemos a ser conocidos y amigos suyos en el tiempo y en la eternidad.

Las Misioneras de la caridad, a pesar de su vida activa, dedica gran parte del día a la oración personal con Cristo

Las Misioneras de la caridad, a pesar de su vida activa, dedica gran parte del día a la oración personal con Cristo

El silencio en la oración no causa distracción, al revés: es necesario para el encuentro con Dios

Las Misioneras de la caridad, a pesar de su vida activa, dedica gran parte del día a la oración personal con Cristo

No, el silencio no tiene nada que ver con el aburrimiento o distracción en la oración; todo lo contrario, es conditio sine qua non. Tanto en el diálogo con los demás como en el diálogo con Dios se requieren ciertas condiciones: entre ellas poner interés y atención, y para esto es importante el silencio, explica el P. Henry Vargas Holguín en Camino Católico.

Y cuanto mayor sea el ruido interno y externo mayores serán las distracciones. Cuanto mayor sea el respeto se le daba al interlocutor y la seriedad o importancia del tema a tratar mayor será la necesidad de eliminar distracciones.

En la oración, con mayor razón, se deben eliminar las distracciones para que reine el silencio; ya que el silencio debe ser el contexto fundamental del diálogo con Dios, pues Dios no es una persona física que hable con palabras audibles.

La oración más importante es la que nace del corazón y el corazón es lo más importante de la oración, que no es necesario que se exprese con palabras externas; aunque no excluye la oración verbal.

Y si la oración es verbal ha de ser el corazón quien le hable a Dios. Porque, ¿quién se dirige a Dios? Es el ser humano en su totalidad quien se dirija a Dios: y el ser humano es espíritu, alma y cuerpo (1 Ts 5, 23).


No se trata, por tanto, de meros convencionalismos, sino de dirigir toda la existencia a Dios.

Además el ser humano es persona singular y un ser social, y conviene dirigirse así a Dios tanto individual como socialmente.

La oración es un momento privilegiado del encuentro y diálogo con Dios, un momento ni aburrido ni divertido.

Y aunque aceptemos fácilmente la relación intrínseca que hay entre la oración y el silencio hay que reconocer que es un tema poco fácil de explicar, entender y, aún más, poner en práctica.

Hay que saber entender lo que es el verdadero silencio como condición necesaria en la oración, un silencio que la favorezca. Y este silencio no aburre, como no aburre el silencio reinante cuando se está a solas con el ser amado; lo que aburre es la inactividad. Y en la oración no hay ninguna inactividad, todo lo contrario.

Es más, si la oración no se hace bien se convierte en un ritual sin sentido o vacío, y de esta manera lo que se hace no sólo es aburrido sino que además la oración es inexistente.

La oración no es algo “pesado”, es estar en la presencia de Dios; y esto es una satisfacción y un deleite espiritual, por el simple gozo de reconocer estar en su compañía: “Se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra…’” (Lc 10, 21).

A veces se cree que la oración es algo tedioso, pero no es así; en caso contrario quizás ni Jesús ni los santos ni la Iglesia en general orarían.

La oración es como cuando nosotros convivimos con alguien que amamos y, a su vez, nos ama: ¿esto lo consideramos un lastre? No, es algo muy bonito.

O como quien está felizmente casado, ¿podrá decir que disfrutar un rato con el cónyuge amado a solas, aunque no se digan nada, sea algo aburrido o tiempo perdido? No, en absoluto.

Pensar en Dios, estar en su presencia ha de ser algo tan fácil y agradable como recordar al ser amado, como extrañarlo cuando se tiene lejos, como tener ganas de gozar de su compañía.

La oración es algo muy positivo, pero hay que saber orar pues la oración no es un simple leer fórmulas 0, menos aún, un monólogo.

El silencio es importante, más que para rezar, para orar.

Rezar y orar son dos caras de la misma moneda, dos maneras diferentes de la oración. Rezar es dirigirnos a Dios mediante fórmulas establecidas que son recitadas y orar es dirigirnos a Dios mediante palabras personales (mentales o verbales).

Tanto rezar como orar son dos formas de oración que guardan diferencias pero las dos son agradables a los ojos de Dios si las hacemos con fe, de corazón, a conciencia y eliminando los ruidos.

Centrémonos en lo que es orar.

La oración no es algo que aburra como tampoco es una obligación, pues orar, además de ser una necesidad, es una experiencia maravillosa; pero no lo haremos bien si no desarrollamos momentos de intimidad con Dios.

En la medida que nos acercamos a Dios, sentiremos muy cerca de nosotros su presencia. Y orar se convertirá en una experiencia maravillosa porque estaremos “tratando de amistad a solas con quien sabemos nos ama” (Libro de la vida de santa Teresa de Ávila. 8,5).

Por esto en la medida en que se vaya experimentando intimidad con el Señor, se pasará gustosamente más tiempo a su lado, en su presencia.


¿Qué hacer o decir en la oración?

Casi siempre la oración se reduce sólo a pedir, se va a orar con los bolsillos vacíos esperando que Dios nos los llene de cosas que sólo esperamos nos satisfagan materialmente. Pero antes que esto la oración es otra cosa.

Qué bien es, ante todo, para hacer una oración gustosa, fructífera y bien aprovechada aprender a adorar a Dios y a serle agradecidos. Así como reconocer su grandeza.

Es lo que vemos en las oraciones del Padrenuestro y del Ave María, pues estas tienen dos partes:

1.- La primera hace mención a nuestra relación con Dios, reconociéndolo como nuestro Padre o Señor, alabándolo y adorándolo. En el caso del Ave María a ella se le ensalza primero. Después se le pide que ruegue por nosotros.

2.- La segunda sí tiene como objetivo hacer algunas peticiones (El pan, pedir perdón de las ofensas, que no caigamos en la tentación y la liberación del poder del mal).

Ayuda mucho en la oración el presentarse al Señor sin prisas, con gratuidad, regalarle al Señor algo o todo, ofrecerte al Señor.



Fuente  Religión en Libertad

jueves, 27 de agosto de 2020

Santo Evangelio 27 de agosto 2020


Día litúrgico: Jueves XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 24,42-51): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».


«Estad preparados»

+ Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas
(Barcelona, España)

Hoy, el texto evangélico nos habla de la incertidumbre del momento en que vendrá el Señor: «No sabéis qué día vendrá» (Mt 24,42). Si queremos que nos encuentre velando en el momento de su llegada, no nos podemos distraer ni dormirnos: hay que estar siempre preparados. Jesús pone muchos ejemplos de esta atención: el que vigila por si viene un ladrón, el siervo que quiere complacer a su amo... Quizá hoy nos hablaría de un portero de fútbol que no sabe cuándo ni de qué manera le vendrá la pelota...

Pero, quizá, antes debiéramos aclarar de qué venida se nos habla. ¿Se trata de la hora de la muerte?; ¿se trata del fin del mundo? Ciertamente, son venidas del Señor que Él ha dejado expresamente en la incertidumbre para provocar en nosotros una atención constante. Pero, haciendo un cálculo de probabilidades, quizá nadie de nuestra generación será testimonio de un cataclismo universal que ponga fin a la existencia de la vida humana en este planeta. Y, por lo que se refiere a la muerte, esto sólo será una vez y basta. Mientras esto no llegue, ¿no hay ninguna otra venida más cercana ante la cual nos convenga estar siempre preparados?

«¡Cómo pasan los años! Los meses se reducen a semanas, las semanas a días, los días a horas, y las horas a segundos...» (San Francisco de Sales). Cada día, cada hora, en cada instante, el Señor está cerca de nuestra vida. A través de inspiraciones internas, a través de las personas que nos rodean, de los hechos que se van sucediendo, el Señor llama a nuestra puerta y, como dice el Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20). Hoy, si comulgamos, esto volverá a pasar. Hoy, si escuchamos pacientemente los problemas que otro nos confía o damos generosamente nuestro dinero para socorrer una necesidad, esto volverá a pasar. Hoy, si en nuestra oración personal recibimos —repentinamente— una inspiración inesperada, esto volverá a pasar.

Practicaba el espiritismo y comulgaba en pecado mortal, pero el Divino Niño la salvó

Liliana Almanza Álvarez

Practicaba el espiritismo y comulgaba en pecado mortal, pero el Divino Niño la salvó

Reiki, Rosacruz, esoterismo… pero el cáncer le obligó a decidirse por Dios o por el espiritismo
Liliana Almanza Álvarez

“Empiezo con la meditación, luego a practicar reiki y un poco de magia; porque en la Nueva Era no importa que seas católico o protestante, todo se puede mezclar. Eso es la Nueva Era que trata de alejarnos de la fe y del amor a Dios, confundiéndonos”, explica la líder empresarial boliviana Liliana Almanza Álvarez. Decía G. K. Chesterton que “cuando una persona deja de creer en Dios, enseguida cree en cualquier cosa” y esto es precisamente a ella. Su alejamiento de la fe comenzó poco tiempo después de recibir la Primera Comunión. Ya nunca más -hasta su conversión de adulta- volvería a confesarse o sentir remordimiento por comulgar a pesar de su alejamiento de la fe las ocasiones en que regresó a misa. “Si bien era católica… a partir de la adolescencia empiezo a alejarme de la fe leyendo falsas doctrinas, buscando en el ocultismo”, cuenta Liliana a la periodista Ana Beatriz Becerra, para Portaluz.

Por sugerencia de una amiga, relata, comenzó su devoción -benéfica en apariencia- por los ángeles; pero en la versión conceptual de la New Age para estas entidades. La amiga tenía además por referente a su abuelita que era “Rosacruz”, la secta esotérica gnóstica.

Como refuerzo formativo, Liliana incorporó a sus creencias conceptos de metafísica que conoció leyendo libros de una conocida propulsora de la New Age: Conny Méndez. Son miles las personas que caen seducidas por el marketing de esta mujer y Liliana Almanza fue una de ellas.


El esoterismo destruía la falta de libertad de Liliana

Las garras del enemigo

En resumen: su devoción a esas entidades que llamaba ángeles, la abuela Rosacruz de su amiga como referente simbólico y el bombardeo conceptual de Méndez, Almanza creía estar viviendo un despertar de su existencia; se volcó entonces a consumir el inagotable mercado de ofertas de la New Age. “Empiezo con la meditación, luego a practicar reiki y un poco de magia; porque en la Nueva Era no importa que seas católico o protestante, todo se puede mezclar. Eso es la Nueva Era que trata de alejarnos de la fe y del amor a Dios, confundiéndonos”.

Diez años estuvo Liliana, con el acelerador a fondo, en estas andanzas. Eso hasta que nació su primer hijo, el cual comenzó a presentar diversas enfermedades que ponían riesgo su vida. Fue entonces que el orden de creencias New Age de esta madre primeriza muestra su debilidad para sostenerla o dar respuestas y ella colapsó presa de su fragilidad espiritual. Vino un período en el cual pareció declinar en su afán soberbio de controlarlo todo. Pero fue apenas circunstancial y pronto volvió a olvidarse de Dios retomando sus sesiones de maestría en Reiki. “Llegué hasta el tercer nivel de reiki y solo me faltaba un nivel más para ser maestra de reiki”.

Sin conciencia de ofender a Dios

Aún asistía de tiempo en tiempo a misa, pero nunca a una Eucaristía completa, sino que “llegaba siempre cuando ya estaban terminando de consagrar”, explica Liliana y agrega que esto sucedía -hoy lo sabe- por “las ataduras que el enemigo te pone”.

“Nunca me había confesado con un sacerdote, comulgaba en pecado mortal, porque yo no sabía, era muy ignorante, no tenía formación”, confidencia. Continuó años así, oscilando entre la New Age, una fe tibia sin ser consciente de estar ofendiendo a Dios y dedicando gran parte de las horas de cada día al trabajo empresarial. En estas circunstancias había llegado a tener “mucho cariño” a una mujer que le cuidaba a su hijo mayor y luego también a su hija.

Cuando a esa persona de tanta confianza le diagnosticaron cáncer, Liliana se quebró emocionalmente. “Sin poder para de llorar”, dice, presa de sus miedos, acudió primero donde un sacerdote quien intentó tocar las fibras de su alma ante el Santísimo y entregándole un díptico de pauta, le propuso que orase una Novena al Divino Niño. Pero al día siguiente, tras recibir una llamada de su maestra de Reiki, Liliana se dejó arrastrar a un ritual que lideraban unos personajes desconocidos para ella –“terapeutas recién llegados de Brasil”, le dijeron- y que acabó descubriendo era una sesión de espiritismo. Huyó de aquel lugar y se fue a orar a una capilla de la Parroquia San Pedro, en Cochabamba. Sería el inicio de su verdadera conversión…


La devoción al Divino Niño convirtió a Liliana

La oveja perdida es rescatada

Nada más entrar se situó ante el Santísimo, “me arrodillé y le dije: ‘Yo no sé, Señor, qué estoy haciendo mal o bien, no entiendo lo que está pasando, no sé dónde me puedo acercar a encontrar ayuda’”.

Derrumbadas todas sus defensas, en silencio, se abandonó, y en aquella quietud Dios trajo a su mente el recuerdo de un templo, la Parroquia San Miguel Arcángel y el sacerdote del lugar, el padre Walter Rocha, que había conocido años atrás. Liliana dice que después de estar en esa capilla, aunque las personas vinculadas al círculo de la New Age, el reiki, “insistían en que regresara a la terapia” (espiritismo), ella no fue más.

En su lugar buscó al padre Rocha, le expuso su historia de vida y este le contactó con otro sacerdote. “Me hicieron oración de liberación y después me confesé con el sacerdote que me regaló la novena y medallitas del Divino Niño, el padre Hugo Saravia, en la Parroquia del Divino Maestro, en Cochabamba”.

Desde entonces hasta hoy Liliana Almanza a sus 43 años, viuda, madre de dos hijos, gerente de marketing, da una buena batalla espiritual con las armas de la fe desde el seno de la Iglesia. Durante los últimos meses se ha mantenido activa en el Consejo de Laicos, vinculado a la Iglesia Católica de Bolivia, promoviendo la oración del rosario, como también la devoción al Santísimo Sacramento, para consolidar la paz y bienestar en su país

Fuente: Religión en Libertad

miércoles, 26 de agosto de 2020

Santo Evangelio 26 de agosto 2020


Día litúrgico: Miércoles XXI del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».


«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!»

+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué
(Manresa, Barcelona, España)

Hoy, como en los días anteriores y los que siguen, contemplamos a Jesús fuera de sí, condenando actitudes incompatibles con un vivir digno, no solamente cristiano, sino también humano: «Por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad» (Mt 23,28). Viene a confirmar que la sinceridad, la honradez, la lealtad, la nobleza..., son virtudes queridas por Dios y, también, muy apreciadas por los humanos.

Para no caer, pues, en la hipocresía, tengo que ser muy sincero. Primero, con Dios, porque me quiere limpio de corazón y que deteste toda mentira por ser Él totalmente puro, la Verdad absoluta. Segundo, conmigo mismo, para no ser yo el primer engañado, exponiéndome a pecar contra el Espíritu Santo al no reconocer los propios pecados ni manifestarlos con claridad en el sacramento de la Penitencia, o por no confiar suficientemente en Dios, que nunca condena a quien hace de hijo pródigo ni pierde a nadie por el hecho de ser pecador, sino por no reconocerse como tal. En tercer lugar, con los otros, ya que también —como Jesús— a todos nos pone fuera de sí la mentira, el engaño, la falta de sinceridad, de honradez, de lealtad, de nobleza..., y, por esto mismo, hemos de aplicarnos el principio: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie».

Estas tres actitudes —que podemos considerar de sentido común— las hemos de hacer nuestras para no caer en la hipocresía, y hacernos cargo de que necesitamos la gracia santificante, debido al pecado original ocasionado por el “padre de la mentira”: el demonio. Por esto, haremos caso de la exhortación de san Josemaría: «A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo»; tendremos también presente a Orígenes, que dice: «Toda santidad fingida yace muerta porque no obra impulsada por Dios», y nos regiremos, siempre, por el principio elemental y simple propuesto por Jesús: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37).

María no se pasa en palabras, pero su sí al bien, a la gracia, fue único y veraz; su no al mal, al pecado, fue rotundo y sincero.

De niño le decían que el catolicismo era satánico; hoy, Tim es un popular predicador católico

Tim Staples, predicando en un templo católico

De niño le decían que el catolicismo era satánico; hoy, Tim es un popular predicador católico

Tim Staples, predicando en un templo católico

Tim Staples nació en el Sur de Virginia (Estados Unidos). Creció en el seno de una familia bautista que le enseñó desde pequeño que la Iglesia Católica era una institución satánica.

Se apartó seriamente de su fe durante la adolescencia, pero la predicación de varios evangelistas en televisión motivó a Tim a reconocer a Jesús como su Señor y Salvador personal a la edad de 18 años.

Una de sus inquietudes desde entonces fue la de atraer a los católicos al cristianismo baptista. Al mismo tiempo que servía en los Marines, se volcaba en estudios protestantes, y empezó a formarse para ser pastor de jóvenes en las Asambleas de Dios, una importante denominación pentecostal. 

Del ejército a la fe

Durante su último año en la Infantería de Marina, Tim conoció a un compañero llamado Matt Dula que le invitó a examinar la fe católica desde una perspectiva bíblica e histórica.

La amistad de Tim con Matt provocó una intensa búsqueda de la Verdad durante dos años. 

Al final, la convergencia de los datos históricos y bíblicos convencieron a Tim. Los católicos no sólo no eran la iglesia de Satanás, como había oído de niño, sino que la enseñanza católica era la correcta, la de la Iglesia que Cristo fundó.

Se hizo católico y en 1988 ingresó en el seminario. Tras seis años vio que no era lo suyo, sino que más bien estaba llamado a ser un apologeta católico laico.

Esa conversión le ha llevado por todo Estados Unidos haciendo presentaciones para ayudar a miles de personas a encontrar su camino de regreso a la Iglesia Católica.


Tim Staples en un programa de radio

Tim hace que su amplio conocimiento de las Escrituras esté disponible para películas, libros y conversaciones, ayudando así a otros a ver la fuerte base bíblica que se encuentra bajo la doctrina católica.

El humor y entusiasmo de Tim cautiva a su público, y su estilo único le ha traído fama mundial. Tim reside en el sur de California con su esposa Valerie y su hijo pequeño, Tim. En la actualidad es un apologeta de la asociación Catholic Answers en la población californiana de El Cajon.

Tener laicos bien formados

Desde su conversión siempre ha creído y cree que el papel de los laicos conversos es de los más importantes.

Esta afirmación la argumenta explicando que la catequesis es lo fundamental para convertir a "nuestros hermanos que no son católicos". E invita a evangelizar compartiendo conocimientos bíblicos.

Dedicado a recuperar católicos

En una entrevista para la cadena de televisión estadounidense EWTN con la Madre Angélica, dijo que antes de la conversión nunca había hablado bien de los católicos, no porque hubiese odio o enemistad, sino simplemente por ignorancia. No entendía el catolicismo y, por lo tanto, lo atacaba.

Según él, en la mayoría de los casos en los que los católicos se convierten a las iglesias evangélicas es por la falta de catequesis. 

“Algo bueno que puede venir de un cabeza-dura como yo -explica Tim- es que tengo una base bíblica fuerte y puedo entender muy bien a nuestros hermanos protestantes. Creo que el Señor utiliza a tipos como yo para, no solo cambiar a nuestros hermanos protestantes, sino también para daros a vosotros, los católicos, un cierto toquecito, despertaros y deciros que la fe es importante".

El pecado de la Iglesia

Cree que el mayor pecado de la Iglesia de hoy en día es la indiferencia. Y pone este ejemplo: "Yo conocía a una muchacha a la cual mi hermano y yo estábamos tratando de convertir al catolicismo y ya estábamos muy cerquita de lograrlo. Pasado el tiempo, ella fue a ver a un sacerdote porque sólo le faltaba un pequeño empujoncito. Pero el sacerdote le dijo: ‘No se convierta a la Iglesia Católica, que le traerá complicaciones, usted está bien donde está, tiene una buena relación con Jesús, no se convierta’. Después de eso -lamenta Tim- nunca ha regresado. Y según ella la razón fue que si no estaba en juego la salvación de las almas, entonces para ella eso no era el Evangelio. Eso es pecado".

Tim Staples critica este error y replica que nos lo encontramos con mucha frecuencia debido a una mala interpretación de la fe. Sin embargo, si eso fuese así no habría conversiones a la fe católica.

Sin María no se comprende a Jesús

La Madre Angélica le pregunto: “¿Tuvo dificultad con la Virgen como tienen gran parte de otros cristianos para convertirse al catolicismo?”

"Sí", respondió. La Virgen fue el último obstáculo para terminar su conversión. Sin embargo: "Mientras muchos dicen: ‘No me hables de la Virgen, háblame de otra cosa...’ yo no puedo ojear la Biblia sin encontrar algo de la Eucaristía o de nuestra Santísima Madre. Me doy cuenta que con frecuencia el tema de la Virgen en mi ministerio es lo primero de lo que quiero hablar, puesto que es lo más hace falta -aclara el ex pastor bautista-. La razón por la que muchos católicos me dicen que no toque ese tema tan rápidamente es señal de que necesitamos aprender lo que la Biblia dice sobre la Virgen. Porque si sabemos bien y comprendemos bien el papel de la Virgen, comprenderemos mejor el papel de Jesús en la Tierra”, concluye Tim.

Lo que se niega de María se niega de Cristo

Si no se entiende el papel de María como Madre de Dios no se puede entender de lleno el papel de Jesús. Muchas veces lo que se niega de María, también se niega de Jesús.


Libro de Tim Staples sobre los argumentos bíblicos de la Virgen María

Cuando él era protestante negaba que la Virgen fuese la Madre de Dios. Cuando decía eso, estaba diciendo que habían dos personas en Cristo y pensaba que María era madre de Jesús hombre, no de Jesús en su naturaleza divina. La realidad es que en Jesús hay una sola persona, aunque con dos naturalezas: humana y divina. 

Para terminar la entrevista afirma: “Tenemos que tomar en serio los dogmas marianos, y realizar nuestra labor de católicos comprendiendo mejor nuestra mariología y así compartir no solo a María, sino al verdadero Jesús”.



Artículo publicado en ReL el 24 de septiembre de 2013.

martes, 25 de agosto de 2020

Santo Evangelio 25 de agosto 2020


Día litúrgico: Martes XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 23,23-26): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y codicia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!».

«Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura»

Fr. Austin NORRIS
(Mumbai, India)

Hoy tenemos la impresión de “pillar” a Jesús en un arrebato de mal humor —realmente alguien le ha hecho sentir molesto—. Jesucristo se siente incómodo con la falsa religiosidad, las peticiones pomposas y la piedad egoísta. Él ha notado un vacío de amor, a saber, echa en falta «la justicia, la misericordia y la fe» (Mt 23,23) tras las acciones superficiales con las que tratan de cumplir la Ley. Jesús encarna esas cualidades en su persona y ministerio. Él era la justicia, la misericordia y la fe. Sus acciones, milagros, sanaciones y palabras rezumaban estos verdaderos fundamentos, que fluyen de su corazón amoroso. Para Jesucristo no se trataba de una cuestión de “Ley”, sino que era un asunto de corazón…

Incluso en las palabras de castigo vemos en Dios un toque de amor, importante para quienes quieran volver a lo básico: «Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios» (Miq 6,8). El Papa Francisco dijo: «Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el Amor de Dios los volverá blancos como la nieve. Es hermoso, esto de la misericordia».

«¡Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!» (Mt 23,26). ¡Cuán cierto es eso para cada uno de nosotros! Sabemos cómo la limpieza personal nos hace sentir frescos y vibrantes por dentro y por fuera. Más aun, en el ámbito espiritual y moral nuestro interior, nuestro espíritu, si está limpio y sano brillará en buenas obras y acciones que honren a Dios y le rindan un verdadero homenaje (cf. Jn 5,23). Fijémonos en el marco más grande del amor, de la justicia y de la fe y no nos perdamos en menudencias que consumen nuestro tiempo, nos empequeñecen y nos hacen quisquillosos. ¡Saltemos al vasto océano del Amor de Dios y no nos conformemos con riachuelos de mezquindad!

Dos colegas la invitaron a misa para «hacer tiempo»: era atea y se resistió, pero una vez dentro...

Olivia no relacionó al principio la calidad humana de sus compañeras antillanas, que destacaba sobre el resto del equipo, con la fe cristiana que profesaban.

Dos colegas la invitaron a misa para «hacer tiempo»: era atea y se resistió, pero una vez dentro...

Olivia no relacionó al principio la calidad humana de sus compañeras antillanas, que destacaba sobre el resto del equipo, con la fe cristiana que profesaban.

Dios espera y actúa donde y cuando Él quiere, pero utiliza como causas segundas a sus criaturas. ¿Se habría convertido Olivia si dos de sus compañeras de trabajo hubiesen disimulado su fe? Ella misma cuenta la historia en L'1visible:

Los creyentes eran para mí unos inofensivos soñadores

Crecí en una familia atea. Los creyentes de todas las confesiones eran para mí unos inofensivos soñadores. En particular no comprendía que hubiese quien, como los cristianos, pudiese amar a un pobre tipo clavado en una cruz con sangre por todas partes y una lanza atravesando su corazón… Eso me superaba por completo.

Soy enfermera, y hace años trabajaba en la sala de reanimación de un centro oncológico. A la dureza de ese contexto profesional se añadía un ambiente muy tenso. La maledicencia y los golpes bajos eran el pan nuestro de cada día. Solo dos compañeras de origen antillano parecían estar a gusto en el equipo. Y, como algo característico, hablaban sin cesar de Jesús.

Sin embargo, ambas habían pasado pruebas muy difíciles. Así que se percibía en ellas a la vez mucho sufrimiento y mucha alegría. Resplandecían. Eran magníficas compañeras. Pero, sumida en mi ateísmo, yo no relacionaba esa alegría y esa bondad que las inundaba con su fe en Jesucristo. Para mí, simplemente tenían buen carácter.

Un día, para intentar sanear un poco ese mal ambiente, decidimos comer todas juntas a un restaurante. Salimos del centro al terminar nuestro turno. Faltaban dos o tres horas hasta la hora de la comida. Estas dos compañeras nos propusieron entonces… ¡ir a misa! Confieso que no estaba muy dispuesta, pero finalmente acepté y seguí la corriente.

No me sentí a gusto durante la misa, porque no conocía el rito. Veía a la gente levantarse, arrodillarse, sentarse. No comprendía nada. Luego vino el Evangelio. Fue entonces cuando sentí que me envolvía un calor muy agradable. Como si alguien se sentase a mi lado, pusiese su mano sobre mi hombro y me dijese: “Olivia, deja de desperdiciar tu vida”. Pero esas palabras estaban dichas con una dulzura increíble, sin juicio ni acusación. Y luego: “Ama a tu prójimo”.



Salí de aquella misa completamente transformada. Tenía calor, tenía frío, lloraba. Soy por naturaleza muy racionalista y no comprendía nada de lo que me había pasado. Pero me llevó tiempo emprender el camino. Mis buenas resoluciones desaparecieron rápidamente. Dios fue muy paciente.

Al cabo de un tiempo me trasladé a otra ciudad. Vivía en un quinto piso. Cada mañana veía desde mi ventana la enorme cruz de la iglesia situada justo enfrente de mí. A fuerza de mirarla todos los días, decidí llamar a la puerta del párroco para pedirle el bautismo.

Me abrió muy amablemente. Yo pensaba, ingenuamente, que me propondría simplemente unas horas de catequesis, como a los niños. Nada de eso. Me explicó que antes de ser bautizada, de comulgar y de recibir la confirmación, era preciso que me formase durante dos o tres años. Empecé con un ciclo de iniciación a la fe cristiana llamado Curso Alpha. Fue haciendo ese recorrido como viví realmente la experiencia del amor de Dios y comencé a amar a todos mis hermanos y hermanas cristianos.

Fui bautizada cuando tenía 30 años, hace cinco. Pero tras ese recorrido tan intenso, me relajé completamente. He necesitado tiempo para encontrar mi lugar en la Iglesia y hacer mi camino de cristiana. Una vez más, Dios demostró paciencia. Sé que Él está ahí, que me perdona, que me atiende. Voy avanzando poco a poco. Jamás me siento sola.

Traducción de Carmelo López-Arias.

Publicado en ReL el 2 de mayo de 2019.