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viernes, 30 de noviembre de 2018

Santo Evangelio 30 de noviembre 2018



Día litúrgico: 30 de Noviembre: San Andrés, apóstol

Texto del Evangelio (Mt 4,18-22): 

En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.


«Os haré pescadores de hombres»

Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL 
(Roma, Italia)

Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron “al instante”, palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: “después”, “más adelante”, “ahora tengo demasiado trabajo”...

También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos “pescadores de hombres”. ¿Qué quiere decir “pescadores de hombres”? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. “Pescar hombres” quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.

«A mi hijo le dejaron de funcionar 9 órganos, bajó a 10 pulsaciones por minuto» ... y hubo milagro

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La familia Colella, que aparece en «El Misterio del Padre Pío», lo cuenta con detalle

«A mi hijo le dejaron de funcionar 9 órganos, bajó a 10 pulsaciones por minuto» ... y hubo milagro

El joven Matteo, junto a su madre, acompañados de Paloma Fernández Gasset y José María Zavala, y a la derecha el padre de Matteo, médico asombrado del milagro

La película documental El misterio del padre Pío, dirigida por el periodista José María Zavala, recoge algunas historias asombrosas del poder de Dios para hacer milagros y transformar vidas.

Una de esas historias es la curación médicamente inexplicable del pequeño Matteo Colella. Fue el milagro -supervisado y constatado en un hospital europeo entrando ya el siglo XXI- que sirvió para canonizar a San Pío de Pietrelcina. La familia así bendecida ha asistido al estreno de la película en Madrid y han contado su testimonio a José Calderero de Aldecoa en Alfa y Omega.

***

Así curó el padre Pío a nuestro hijo Matteo

Antonio Colella y Maria Lucia Ippolito ya tenían devoción al padre Pío antes de que, por intercesión del entonces beato, su hijo Matteo saliera con vida de una grave enfermedad que en menos de 24 horas parecía que iba a matar al pequeño. El matrimonio no solo vivía en la misma ciudad donde el fraile residió gran parte de su vida religiosa, San Giovanni Rotondo, sino que también se casaron en la misma capilla en la que el padre Pío celebró Misa por última vez.

Antonio –médico de profesión– trabaja en la Casa Alivio del Sufrimiento, hospital fundado precisamente por el fraile capuchino en 1956. Por eso, cuando un día en el año 2000 su hijo Matteo llegó a casa enfermo del colegio y no reconoció ni a su propia madre, el padre de familia decidió llevar al pequeño de forma urgente a este hospital.

"El diagnóstico fue terrible: meningitis aguda fulminante", explica Antonio Colella a Alfa y Omega.

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Antonio Colella (médico) y Maria Lucia Ippolito cuentan el milagro que vivió su hijo

Matteo se quedó ingresado, pero la situación empeoró rápidamente. "Tuvo fallo multiorgánico –le dejaron de funcionar nueve órganos– y le bajaron repentinamente las pulsaciones –en un momento dado solo tenía 10 pulsaciones por minuto–. Para un niño de 7 años todo esto significa la muerte". Además, por la mañana, «tuvo un paro cardíaco, del que consiguieron sacarle, pero seguidamente entró en coma», relata Colella.

Oración ante la tumba del fraile

Ante esta situación, la madre de Matteo dejó las cuestiones médicas en manos de su marido y del resto de facultativos y se puso a rezar. "Me venían continuamente a la cabeza las palabras del padre Pío, que decía que “la oración es la llave que abre el corazón de Dios”". Así, Maria se fue a la tumba del fraile capuchino "y estuve allí, rezando por mi hijo, prácticamente durante todo el tiempo que duró el coma".

En un momento dado, ante la más que probable muerte del pequeño, Maria Lucia Ippolito hizo una promesa: "Si Matteo volvía a casa sano y salvo, dedicaría toda mi vida al servicio del padre Pío", algo que «parecía imposible que ocurriera". Sin embargo, después de 11 días, Matteo despertó del coma "sin ningún tipo de afectación".

Un sueño durante el coma

Los médicos y enfermeros no podían dar crédito a lo que veían. Matteo estaba prácticamente muerto y se curó de forma inexplicable. "Enseguida, los facultativos empezaron a hablar de milagro. Nosotros, sin embargo, tardamos más tiempo en darnos cuenta de que se trataba de un milagro porque estábamos totalmente en shock por lo ocurrido", cuenta Antonio Colella.

Solo percibieron lo singular de lo sucedido después de que su hijo les contara el sueño que había tenido durante el coma, y tras la visita de una comisión de expertos enviada por el Vaticano para investigar lo ocurrido.

"Matteo aseguró al despertar que había visto al padre Pío a la derecha de su cama. Le estaba sujetando la mano y le dijo: “no te preocupes porque vas a volver pronto a casa”", recuerda Maria. "Después, le llevó hasta Roma, a una habitación donde había un niño enfermo tumbado en una cama. “¿Le quieres curar?”, le preguntó el fraile. “¿Y eso cómo se hace?”, repreguntó Matteo. “Con la fuerza de la voluntad”, contestó el padre Pío. Acto seguido, impuso las manos sobre el niño, el niño se despertó, y también Matteo, en ese momento, salió del coma", asegura.

La curación de Matteo Pio Colella fue el milagro que posibilitó la canonización del fraile italiano en 2002. Ahora, "cada vez que entro en mi ciudad y veo los carteles donde pone “Ciudad de San Pío”, me doy cuenta de que él es santo y que esto está ligado íntimamente a la historia de mi familia. Es inexplicable", confiesa Ippolito.

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Matteo, 18 años después del milagro, con José María Zavala, director de la película "El Misterio del Padre Pío" (lista de cines aquí)

Una vida al servicio del padre Pío

Tras la curación, y atendiendo a la promesa que Maria Lucia hizo ante la tumba del fraile capuchino, la familia Colella consagró su vida a la labor del padre Pío. "Seguimos con nuestros trabajo, pero hemos creado un grupo de oración de enfermos del padre Pío. También hemos fundado una asociación de voluntarios donde acogemos a enfermos oncológicos. Se llama Asociación el Cirineo, porque el padre Pío solía decir que él era “el cirineo de la humanidad que cogía sobre sus hombros el sufrimiento del mundo”".

En esta clave de servicio a la labor del padre Pío, el matrimonio Colella ha viajado estos días hasta España al estreno de la película El misterio del padre Pío. La cinta, dirigida por José María Zavala, presenta testimonios y documentos inéditos sobre el santo italiano que portó durante 50 años los estigmas de la crucifixión.

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 29 de noviembre de 2018

Santo Evangelio 29 de noviembre 2018


Día litúrgico: Jueves XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,20-28): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.

»¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».


«Cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación»

Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet 
(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)

Hoy al leer este santo Evangelio, ¿cómo no ver reflejado el momento presente, cada vez más lleno de amenazas y más teñido de sangre? «En la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo» (Lc 21,25b-26a). Muchas veces, se ha representado la segunda venida del Señor con las imágenes más terroríficas posibles, como parece ser en este Evangelio, siempre bajo el signo del miedo.

Sin embargo, ¿es éste el mensaje que hoy nos dirige el Evangelio? Fijémonos en las últimas palabras: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21,28). El núcleo del mensaje de estos últimos días del año litúrgico no es el miedo, sino la esperanza de la futura liberación, es decir, la esperanza completamente cristiana de alcanzar la plenitud de vida con el Señor, en la que participarán también nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea. Los acontecimientos que se nos narran tan dramáticamente quieren indicar de modo simbólico la participación de toda la creación en la segunda venida del Señor, como ya participaron en la primera venida, especialmente en el momento de su pasión, cuando se oscureció el cielo y tembló la tierra. La dimensión cósmica no quedará abandonada al final de los tiempos, ya que es una dimensión que acompaña al hombre desde que entró en el Paraíso.

La esperanza del cristiano no es engañosa, porque cuando empiecen a suceder estas cosas —nos dice el Señor mismo— «entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27). No vivamos angustiados ante la segunda venida del Señor, su Parusía: meditemos, mejor, las profundas palabras de san Agustín que, ya en su época, al ver a los cristianos atemorizados ante el retorno del Señor, se pregunta: «¿Cómo puede la Esposa tener miedo de su Esposo?».

De judío a mesiánico y luego católico y diácono: todo empezó con el villancico «Noche de paz»

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Exploró la fe católica para poder responder las preguntas de los niños en el colegio

De judío a mesiánico y luego católico y diácono: todo empezó con el villancico «Noche de paz»

El diácono permanente Richard Malamut y su esposa Kathy... ella oró con perseverancia por su conversión

El diácono permanente Richard Malamut y su esposa Kathy... ella oró con perseverancia por su conversión

Richard Malamut es diácono permanente de la diócesis de Filadelfia en Estados Unidos. Nunca lo habría imaginado, ni él ni su familia, cuando era niño en un hogar judío observante.

De niño, su madre le enseñó que nunca debía hablar de Jesús. Acudían al culto a  la comunidad judía del Oxford Circle del noreste de Filadelfia. Él estudiaba en la escuela hebrea local, celebraban los rituales de casa y celebró también su Bar Mitzvah, la ceremonia de entrada en la mayoría de edad religiosa. A los 13 años era un muchacho devoto, y su familia y amigos pensaban que podía llegar a ser rabino. No se equivocaban del todo, pero su servicio al Señor como clérigo llegaría de formas inesperadas muchos años después.

El sentido de las normas y rituales... y Dios

Al ir creciendo, Richard se hizo muchas preguntas sobre el sentido de las normas de la tradición judía, tomadas de la Biblia hebrea. Algunas las seguía a rajatabla: por ejemplo, no juntar en una misma comida leche y carne (una variante del mandato en Éxodo 24,19 y Deuteronomio 14,21: 'no cocerás el cabrito en la leche de su madre'). Otras le parecían cada vez más absurdas, por ejemplo, algunas aplicaciones del mandamiento de no trabajar en el Día del Señor. "Yo podía entender lo de no conducir un vehículo, quizá, pero ¿no activar el interruptor de la luz? ¿De verdad? ¿De dónde sacaban eso?"

Se declaró en rebeldía y en búsqueda espiritual. Dios existía pero ¿qué leyes eran suyas y cuáles eran meras construcciones humanas o culturales?

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Una novia católica... pero nunca le impulsó al cristianismo

Conoció a Kathy, que era católica practicante, y se casaron, en una ceremonia con un sacerdote y un rabino. Ella nunca le impulsó a acercarse a la fe, excepto con su ejemplo de católica practicante y educando en la fe a sus tres hijos. Ella explica que rezaba por él y lo dejaba todo en manos del Espíritu Santo.

Ya de novios, en una Navidad, él había dicho: "Me gusta esta canción, 'Noche de paz'". "¿Ya sabes de qué trata?", le preguntó ella. "Sí, claro, pero me gusta".

Una canción del Niño que es Dios. De Dios, que viene a salvar.

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Jesús es el Mesías... ¿y la Iglesia?

Unos amigos le invitaron a participar en encuentros de judíos mesiánicos a finales de los años 60. Eran personas de origen judío, pero que reconocían a Jesús como el salvador profetizado y esperado por los profetas, el Mesías. Le gustó y se fue familiarizando con la idea: Jesús, el Mesías profetizado, es también el Señor y Salvador de todos los hombres que le acogen como tal, sean gentiles o judíos. Podía aceptar al Mesías y mantener sus costumbres y tradiciones judías, y profundizar en las Escrituras.

A Richard no le molestaba que los niños fueran bautizados como católicos, y sus padres judíos venían a los bautizos y lo aceptaban. En parte, ayudaba el hecho de que en la tradición judía la pertenencia viene dada por la madre y ella una madre gentil, no judía.

Tener cultura y poder responder a los niños

Pero llegó el momento, en 1995, en que entendió que los niños, que iban al colegio católico, le harían preguntas sobre religión. "Yo no quería ser de esos padres de 'vete y pregúntale a tu madre'", recuerda. Para explorar la fe católica y adquirir cultura general, se dijo, se apuntó a los cursos de iniciación cristiana para adultos que se imparten en muchas parroquias de EEUU, sobre todo para gente que viene de la increencia o de otras denominaciones.

"En diciembre, entendí que lo que aprendía en esas clases se estaba moviendo de la cabeza al corazón. Me iba a hacer católico".

Él ya amaba a Jesús el Mesías... ahora iba a amar la Iglesia que Él fundó.

¿La autoridad del Papa? Fue el mismo Jesús quién entregó sus llaves, símbolo del poder en la casa davídica, a un senescal, mayordomo o vicario, Pedro, que las pasó a sus sucesores.

¿Y la transustanciación, que el pan y el vino se conviertan realmente -aunque no visiblemente- en el Cuerpo y la Sangre de Cristo? "Yo ya creía en los milagros del Antiguo Testamento", responde él. No le costó aceptar la liturgia y el poder celestial que conduce.

Cuando se hizo católico en la Vigilia Pascual de 1996, casi toda su familia judía, excepto por un primo, lo aceptó con naturalidad. Fue bautizado y confirmado y tomó su Primera Comunión esa noche tan especial.

En la prueba de las drogas, terapia... y vocación

Kathy y Rich tienen 3 hijos hoy ya crecidos: Jim, de 32 años; Amanda, de 30 y Sara, de 26. Pero en su adolescencia y juventud Jim se metió en asuntos de drogas, y eso transformaría a la familia. La policía acudió a los padres y toda la familia empezó un proceso de terapia familiar para ayudar al joven, con terapeutas especializados. Jim se curó de su adicción.


Un terapeuta de familia dijo a Richard que debería pensar en hacerse diácono. "Yo no sabía ni qué era eso y empecé a investigar". Un tiempo después, en misa en su parroquia, otros dos amigos se lo propusieron. "Hay un dicho judío: si tres personas te dicen que estás borracho, vete a casa y tírate al suelo". Parecía una confirmación: empezó a estudiar para el diaconado y fue ordenado en 2011. Ha servido 7 años en una parroquia de la diócesis de Filadelfia, y recientemente se le ha destinado a otra.

Lo que hace un diácono permanente

Como diácono permanente a menudo le toca predicar, bautizar, oficiar bodas, proclamar el Evangelio en la misa, ayudar a obispos y sacerdotes, presidir funerales y entierros y otras liturgias devocionales. Los diáconos no pueden confesar ni consagrar en misa.

Como tantos diáconos permanentes, mantiene un pie en la vida parroquial y el ministerio y otro en un trabajo civil, en su caso, de informático programador para una gran empresa de helados. "El ministerio me permite el privilegio de hablar de Aquel a quien amo a los que amo", afirma, satisfecho, al CatholicPhilly.com, el periódico de la diócesis.

Fuente: Religión en Libertad

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Santo Evangelio 28 de noviembre 2018



Día litúrgico: Miércoles XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,12-19): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».


«Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas»

Rvdo. D. Manuel COCIÑA Abella 
(Madrid, España)

Hoy ponemos atención en esta sentencia breve e incisiva de nuestro Señor, que se clava en el alma, y al herirla nos hace pensar: ¿por qué es tan importante la perseverancia?; ¿por qué Jesús hace depender la salvación del ejercicio de esta virtud?

Porque no es el discípulo más que el Maestro —«seréis odiados de todos por causa de mi nombre» (Lc 21,17)—, y si el Señor fue signo de contradicción, necesariamente lo seremos sus discípulos. El Reino de Dios lo arrebatarán los que se hacen violencia, los que luchan contra los enemigos del alma, los que pelean con bravura esa “bellísima guerra de paz y de amor”, como le gustaba decir a san Josemaría Escrivá, en que consiste la vida cristiana. No hay rosas sin espinas, y no es el camino hacia el Cielo un sendero sin dificultades. De ahí que sin la virtud cardinal de la fortaleza nuestras buenas intenciones terminarían siendo estériles. Y la perseverancia forma parte de la fortaleza. Nos empuja, en concreto, a tener las fuerzas suficientes para sobrellevar con alegría las contradicciones.

La perseverancia en grado sumo se da en la cruz. Por eso la perseverancia confiere libertad al otorgar la posesión de sí mismo mediante el amor. La promesa de Cristo es indefectible: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas» (Lc 21,19), y esto es así porque lo que nos salva es la Cruz. Es la fuerza del amor lo que nos da a cada uno la paciente y gozosa aceptación de la Voluntad de Dios, cuando ésta —como sucede en la Cruz— contraría en un primer momento a nuestra pobre voluntad humana. 

Sólo en un primer momento, porque después se libera la desbordante energía de la perseverancia que nos lleva a comprender la difícil ciencia de la cruz. Por eso, la perseverancia engendra paciencia, que va mucho más allá de la simple resignación. Más aún, nada tiene que ver con actitudes estoicas. La paciencia contribuye decisivamente a entender que la Cruz, mucho antes que dolor, es esencialmente amor.

Quien entendió mejor que nadie esta verdad salvadora, nuestra Madre del Cielo, nos ayudará también a nosotros a comprenderla.

La hermana Presen vuelve a su misión en el Congo, donde hace diez años una bomba la dejó sin piernas


Ocho religiosas de San José de Gerona forman una entusiasta comunidad en Rubare

La hermana Presen vuelve a su misión en el Congo, donde hace diez años una bomba la dejó sin piernas

La Hermana Presentación López ha encontrado muchas cosas cambiadas en la misión de Rubare, pero otras lamentablemente igual. Fotografía: Josean Villalabeitia (Mundo Negro).


La Hermana Presentación López ha encontrado muchas cosas cambiadas en la misión de Rubare, pero otras lamentablemente igual. Fotografía: Josean Villalabeitia (Mundo Negro).


El 28 de octubre de 2008, una bomba estalló en la casa de la misión de las Hermanas de San José de Gerona en Rubare (Congo), y dejó malherida a la hermana Presentación López, que se hallaba en el interior. Se trataba de una zona de combates entre las milicias Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo y el ejército congoleño. Diez años después ha regresado al lugar donde sobrevivió pegada a su teléfono móvil sin que nadie pudiese rescatarla, a consecuencia de los controles. Su amigo nativo, Sansón, intentó por dos veces acercarse para recogerla en su moto, y por dos veces se lo impidieron. También el párroco, el padre George, misionero palotino, quiso ir a por ella y no pudo. Su única compañía en ese tiempo de angustia fue el perro que tenían en la casa: “Me miraba con fijeza, de manera lastimosa. Le hice signos para que se acercara y se acostó pegadito a mí, como para darme vida”, recuerda Presen –como todos la conocen– en un amplio reportaje de Josean Villalabeitia en Mundo Negro.

Al cabo de un tiempo llegaron dos militares, que se disculparon por la situación y le preguntaron cómo ayudarla. Les dijo que buscaran al resto de las hermanas en el jardín. Cuando las encontraron, la trasladaron al centro de salud, donde la esperaba la hermana Urbana Sancho. Luego recuerda poco, porque la pérdida de sangre la dejó casi en coma. La operó de urgencia un médico español en el hospital de Rutshuru, a ocho kilómetros de la misión, pero insistió en que allí su vida corría peligro porque carecían de medios para atenderla. Tuvieron que amputarle las dos piernas.


Ubicación de la misión de las religiosas españolas en el Congo.

“Ante tales expectativas, la hermana Urbana se presentó en el cuartel general de Naciones Unidas ­(MONUC) en la región, que se hallaba en Goma, a unos 70 kilómetros de Rutshuru. Aunque MONUC no evacuaba heridos civiles, la insistencia de la religiosa junto a la intervención de la embajada de España en RDC y la implicación directa de algún alto cargo del Gobierno español consiguieron el milagro: Presen fue trasladada en avión a Sudáfrica donde, tras superar unos críticos primeros momentos, se recuperó con relativa rapidez”, explica Villalabeitia.

Pronto, con unas prótesis, la hermana Presen pudo empezar a llevar una vida razonablemente normal, dado el traumatismo sufrido. “He sentido al Señor siempre muy cerca, protegiéndome contra la amargura”, reconoce: “”En mi oración jamás olvidé a la gente de Rubare; siempre los tuve muy presentes. Pero volver a la misión, regresar allí, me parecía que no sería posible”.

Sin embargo, una década después, lo ha hecho. Fue a mediados de julio: “Para mí es una gracia del cielo”. Allí seguía la hermana Urbana. La casa, destruida en el bombardeo, había sido sustituida por una nueva. También eran nuevas muchas religiosas, la mayoría congoleñas y ruandesas, continuadoras de la obra iniciada en 1992 por sus hermanas españolas iniciaran.

Miles de personas han buscado saludarla desde entonces, tanto en el centro de salud como en cualquier capilla a la que acudiese, donde debía saludar desde el presbiterio a todos los que la recordaban de tiempos pasados y querían mostrarle su afecto y agradecerle el regreso tras el dramático adiós.

En una de esas misas, el párroco de Rutshuru recordó que, durante la guerra, todo el mundo –incluido él mismo, entonces un sacerdote recién ordenado– había escapado para refugiarse: “Pero las hermanas, que eran extranjeras, despreciaron el peligro y se quedaron”. “¡Cómo nos íbamos a ir si en aquel momento, por desgracia, al centro de salud acudían más enfermos que nunca!… A pesar de los riesgos, no lo dudamos en ningún momento”, comenta la hermana Presentación.

Las cosas en 2018 han cambiado mucho: por la carretera se ve circular más motos y menos bicicletas, abundan los teléfonos móviles, “las casas parecen más consistentes”, afirma la religiosa, y “junto a la carretera se ha construido sobre antiguas tierras de cultivo, mientras que, en el interior, poblados enteros están desapareciendo”.

Lo que no ha cambiado es la inseguridad. Doce horas al día, de seis de la tarde a seis de la mañana, está prohibido circular por la carretera general, pero fuera de ella, y a pesar de los controles militares, prolifera el bandidaje y actúan milicias armadas. En los últimos tiempos los criminales recurren al secuestro exprés y se fijan en sacerdotes y religiosos como víctimas preferenciales, porque se aseguran el cobro del rescate. Aunque otros acaban en el asesinato del rehén.

Al poco de llegar, Presen se desplazó al campo de desplazados de Kiwanja, a unos 10 kilómetros de la misión, para repartir ayuda humanitaria a los refugiados. Más de dos mil familias huyeron de los enfrentamientos tribales, pero 127 familias no han encontrado acomodo y malviven en tiendas de campaña improvisadas. La hermana Urbana lamenta que “están peor que los presos” de una cárcel cercana.

En cuanto a la misión, el centro de salud ha evolucionado hasta convertirse en un hospital de referencia en la comarca. “Cuenta con laboratorio clínico, banco de sangre, farmacia y una amplia sección de maternidad; en él se realizan cirugías sencillas, sobre todo cesáreas. Lo dirige la hermana Françoise, congoleña, a la que apoyan las hermanas Urbana y Elena Maeso, esta última experimentada enfermera de quirófano que tras 54 años de trabajo en España no estaba dispuesta a interpretar su jubilación como ocasión para no hacer nada y ha decidido continuar su dedicación profesional en Rubare”, explica Villalabeitia.


La hermana Presentación y la hermana Chantal, con algunos de los niños de la escuela maternal y primaria de su congregación en Rutshuru. Fotografía: Josean Villalabeitia (Mundo Negro).

La hermana Presentación recuerda que, tras la doble amputación de sus piernas, de las muchas llamadas de solidaridad que recibió ofreciendo ayuda una cuajó en una escuela maternal para niños entre 3 y 6 años, orientada sobre todo a evitar su malnutrición: “Siempre quise hacer algo por los niños más pequeños. Cuando los veía entre el barro, dejados de la mano de sus madres, malcomiendo, pasando frío y expuestos a toda clase de enfermedades, se me arrugaba el corazón”. A la escuela maternal ha seguido una escuela primaria que da formación a los pequeños hasta los 12 años, de la mano de tres religiosas congoleñas –­Dativa, Georgette y Clémence– y varias maestras. Para financiar ambas escuelas, crearon un Centro de Desarrollo que elabora pan, jabón y azúcar y una granja que produce leche, carne y huevos. Dirige el centro, a base de “creatividad”, la congoleña Marie Chantal y al mando de toda la comunidad figura la hermana Firmine, ruandesa.

Son, pues, ocho religiosas en la misión de las Hermanas de San José de Gerona en Rubare, una comunidad “entusiasta y convencida” que, concluye Villalabeita, muestra “cómo el Reino de Dios se abre camino en la historia”.

Fuente: Religión en Libertad

martes, 27 de noviembre de 2018

Santo Evangelio 27 de noviembre 2018



Día litúrgico: Martes XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,5-11): 

En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida». 

Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

«No quedará piedra sobre piedra»


+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret 
(Vic, Barcelona, España)

Hoy escuchamos asombrados la severa advertencia del Señor: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (Lc 21,6). Estas palabras de Jesús se sitúan en las antípodas de una así denominada “cultura del progreso indefinido de la humanidad” o, si se prefiere, de unos cuantos cabecillas tecnocientíficos y políticomilitares de la especie humana, en imparable evolución.

¿Desde dónde? ¿Hasta dónde? Esto nadie lo sabe ni lo puede saber, a excepción, en último término, de una supuesta materia eterna que niega a Dios usurpándole los atributos. ¡Cómo intentan hacernos comulgar con ruedas de molino los que rechazan comulgar con la finitud y precariedad que son propias de la condición humana!

Nosotros, discípulos del Hijo de Dios hecho hombre, de Jesús, escuchamos sus palabras y, haciéndolas muy nuestras, las meditamos. He aquí que nos dice: «Estad alerta, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). Nos lo dice Aquel que ha venido a dar testimonio de la verdad, afirmando que aquellos que son de la verdad escuchan su voz.

Y he aquí también que nos asevera: «El fin no es inmediato» (Lc 21,9). Lo cual quiere decir, por un lado, que disponemos de un tiempo de salvación y que nos conviene aprovecharlo; y, por otro, que, en cualquier caso, vendrá el fin. Sí, Jesús, vendrá «a juzgar a los vivos y a los muertos», tal como profesamos en el Credo.

Lectores de Contemplar el Evangelio de hoy, queridos hermanos y amigos: unos versículos más adelante del fragmento que ahora comento, Jesús nos estimula y consuela con estas otras palabras que, en su nombre, os repito: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestra vida» (Lc 21,19).

Nosotros, dándole cordial resonancia, con la energía de un himno cristiano de Cataluña, nos exhortamos los unos a los otros: «¡Perseveremos, que con la mano ya tocamos la cima!».

De niño estuvo en un gulag y en Auschwitz, donde trasladaba cadáveres: sobrevivió y ahora es diácono

Witold Engel tiene una dura historia detrás, pero precisamente por ello ha podido ver mejor la mano de Dios  / Moira Cullings (Denver Catholic)

Witold Engel relata cómo vio a Dios en medio del horror en el campo de concentración nazi

De niño estuvo en un gulag y en Auschwitz, donde trasladaba cadáveres: sobrevivió y ahora es diácono

Witold Engel tiene una dura historia detrás, pero precisamente por ello ha podido ver mejor la mano de Dios 

Como si de una película se tratara la vida de Witold Engel ha estado llena de sufrimientos, milagros y mucha fe en un momento en el que para muchos Dios aparecía escondido. El hoy anciano diácono permanente que vive en Estados Unidos fue un niño polaco al que le tocó primero sufrir el gulag en Siberia y luego el campo de concentración nazi de Auschwitz y Dachau, donde con sólo 9 años tenía que llevar las carretillas con los muertos que iban al crematorio.

Pese a lo vivido y sufrido en su vida siempre tuvo a Dios en su vida, no renegó de Él ni le acusó de la injusticia que se producía a su alrededor. Lo que si experimentó es lo que es capaz de hacer el hombre cuando se quiere convertir en un dios.

El niño que se enfrentó al soldado de la SS en Auschwitz

En una entrevista en Denver Catholic, Engel recuerda su niñez como prisionero en Auschwitz y cómo un sacerdote que había ocultado un Rosario fue golpeado brutalmente por un miembro de las SS del campo. Un hombre judío que estaba cerca del lugar gritó al nazi para que dejara en paz al sacerdote moribundo.  Disparó a ambos y los mató.

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Witold, al igual que otras decenas de miles de prisioneros, entró por esta puerta al campo de Auschwitz donde se puede leer "El trabajo te libera"

Este niño de tan sólo 9 años no pudo aguantar más: “Me puse en pie y le dije: ‘Qué vergüenza. Deberías volverte a Dios en vez de matar gente aquí’. Me miró y me dijo: ‘Tú, cucaracha polaca. Te aplastaré con mi bota’”. Y justo cuando este soldado de las SS sacó de nuevo el arma para matar al pequeño Witold otro soldado se llevó a su compañero de allí.

“Estuve a salvo, supongo que el Señor estaba conmigo”, asegura ahora este anciano.

Con sólo 3 años estaba en un gulag en Siberia

La verdad es que la vida de Witold Engel fue muy dura desde prácticamente su nacimiento. Nació en Stryj, en Polonia, y cuando sólo tenía tres años de edad toda la familia fue llevada por los soviéticos a Siberia como presos políticos.

Durante cinco años lograron sobrevivir en el gulag en unas condiciones horribles con una meteorología extrema, guardas violentos y una total escasez de alimentos. Sólo gracias a la ayuda de una persona de la zona lograron escapar del campo. Escondidos durante un año viajó por Siberia comiendo pescado crudo, aves también crudas y cualquier planta comestible.

Lograron llegar a Kiev, y gracias a la ayuda de otra familia pudieron seguir su camino durante varios meses más hasta llegar a su ciudad polaca. Cuando llegaron las tropas alemanas rodeaban la ciudad.

En 1942, poco antes de Navidad, la familia escuchó camiones fuera de casa. Eran miembros de la SS que llamaron a la puerta y se llevaron a toda la familia. Dos semanas después estaban todos en el fatídico campo de concentración de Auschwitz.

"¿Qué hemos hecho?"

Todavía recuerda que al cruzar la puerta su padre le dijo que esta sería el sitio en el que morirían. “¿Qué hemos hecho?”, preguntó el pequeño Witold a su padre. Luchando para no llorar le contestó: “Jesús no hizo nada, pero a él también lo mataron”.

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Ese fue el instante en el que también percibió el olor a carne quemada y vio humo saliendo del crematorio al otro lado del campamento. Durante su estancia en Auschwitz, al entonces niño Witold le tocó la tarea de llevar carretillas llenas de cadáveres a través del campo hasta el crematorio. Tenía que quitar la ropa a los fallecidos para que quedaran completamente desnudos.

“Al principio tenía miedo, pero luego me volví inmune. Ya no me molestaba, era como un zombi. Ni siquiera podía pensar”, explica en la entrevista. En aquel momento recuerda su cuerpo: “era piel y huesos, porque a veces no nos alimentaban durante una semana o no conseguíamos agua”. Desesperado comía nieve o bebía agua sucia de los charcos. Nunca enfermó por esto.

El miedo de ir a la ducha

Pese a todo, afirma convencido de que Dios estuvo con él en aquellos momentos tan duros. Y pone como ejemplo cada vez que fue enviado a las duchas, algo que en muchas ocasiones significa morir gaseado. Acordándose de la primera vez que fue cuenta: “Estaba rezando en mi interior. Decía: Oh , mi Señor, ¿qué estamos haciendo aquí? Fuimos y Dios estuvo con nosotros porque pusieron agua (en vez de gas). Cada vez. Pasó un año y todavía estaba vivo”.

En 1944, cuando Alemania empezaba a perder la guerra fue trasladado junto a miles de prisioneros más al campo de Dachau. En ese instante fue cuando supo que toda su familia seguía viva. En este campo se encontró con cientos de cadáveres putrefactos acumulados. Allí estuvieron varios meses en condiciones indignas hasta que en 1945 los estadounidenses liberaron el campo casi por casualidad.

El soldado estadounidense que lloró al verlo

Nunca olvidará el momento en el que vio aparecer a los soldados aliados y cómo se acercaban cautelosos y estupefactos ante las condiciones de los prisioneros. Un oficial se acercó a este niño. Era de Chicago aunque sus padres eran polacos, por lo que hablaba un poco esta lengua.

“Él estaba llorando y me levantó. Teníamos piojos, estábamos sucios. Le dije: ‘no, no me levantes’. Me dijo: ‘Eres mi paisano. Eres libre. Los alemanes ya no pueden tocarte. Él me levantó, no le importó que estuviera sucio. Él también lloró”.

Una vez libres, la familia vivió en Alemania hasta que decidió mudarse a Estados Unidos. Sin embargo, Witold enfermó gravemente. Pero el día antes de partir misteriosamente la enfermedad desapareció. “Tuve milagros en el campo de concentración, y otro milagro aquí”, recuerda.

Una vocación que fue apagada

A los 18 llegó a Nueva York. Cuando tenía 23, este joven habló con un sacerdote local sobre la llamada que sentía al sacerdocio. Tras todo lo que había vivido quería devolver a Dios todo lo recibido. Sin embargo, le dijeron que no hablaba bien inglés y que era ya demasiado mayor.

Decepcionado durante un tiempo decidió ingresar en el Ejército de Estados Unidos, donde sirvió durante seis años. Después se mudó a California y allí conoció a Carmen, la que sería su esposa, y con la que lleva casado más de medio siglo.

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Una prueba más en su vida

A Witold Engel le faltaba afrontar más duras pruebas en su vida, como el brutal atropello que sufrió. A su mujer le dijeron que no sobreviviría, y que si lo hacía no vería a su marido nunca más caminar. Pero como luchador que era desde niño desafió a la medicina, se recuperó completamente y aprendió de nuevo a caminar.

En el hospital un sacerdote le dijo: “Dios te ama mucho, ha salvado tu vida”. Y Witold le respondió que “muchas veces me ha salvado la vida”. Pero lo que más recuerda de aquella conversación fue cuando el religioso, mirándole fijamente a los ojos, comentó: “Puedo ver en tus ojos que Dios tiene algo más para ti, algo bueno para ti. Por eso Dios ha salvado tu vida”.

El sueño de ser diácono

Ya con los 50 años cumplidos volvió a sentir esa llamada a entregar su vida a Dios, pero en esta ocasión como diácono. Y a los 60 finalmente vio cumplido este sueño de servir así a la Iglesia. Fue ordenado en 1999 y en su ministerio se incluía la atención a dos cárceles, que todas las semanas visitaba con su mujer.

Su testimonio tan brutal caló en muchísimos presos, algunos de los cuales experimentaron fuertes conversiones. Incluso a más de uno se lo encontró en la calle ya en libertad. Al igual que aquel soldado le abrazó en el campo de concentración, era él ahora el que abrazaba a aquel preso que necesitaba consuelo.

 Durante años, Witold quiso compensar aunque fuera mínimamente todo el bien que había hecho en su vida. Ahora con 85 años y ya retirado sigue rezando firmemente por la conversión de las almas y para que el bien prevalezca en el mundo.

Fuente: Religión en Libertad

lunes, 26 de noviembre de 2018

Santo Evangelio 26 de noviembre 2018


Día litúrgico: Lunes XXXIV del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Lc 21,1-4): 

En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».


«Ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir»

Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez 
(Barcelona, España)

Hoy, como casi siempre, las cosas pequeñas pasan desapercibidas: limosnas pequeñas, sacrificios pequeños, oraciones pequeñas (jaculatorias); pero lo que aparece como pequeño y sin importancia muchas veces constituye la urdimbre y también el acabado de las obras maestras: tanto de las grandes obras de arte como de la obra máxima de la santidad personal.

Por el hecho de pasar desapercibidas esas cosas pequeñas, su rectitud de intención está garantizada: no buscamos con ellas el reconocimiento de los demás ni la gloria humana. Sólo Dios las descubrirá en nuestro corazón, como sólo Jesús se percató de la generosidad de la viuda. Es más que seguro que la pobre mujer no hizo anunciar su gesto con un toque de trompetas, y hasta es posible que pasara bastante vergüenza y se sintiera ridícula ante la mirada de los ricos, que echaban grandes donativos en el cepillo del templo y hacían alarde de ello. Sin embargo, su generosidad, que le llevó a sacar fuerzas de flaqueza en medio de su indigencia, mereció el elogio del Señor, que ve el corazón de las personas: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir» (Lc 21,3-4).

La generosidad de la viuda pobre es una buena lección para nosotros, los discípulos de Cristo. Podemos dar muchas cosas, como los ricos «que echaban sus donativos en el arca del Tesoro» (Lc 21,1), pero nada de eso tendrá valor si solamente damos “de lo que nos sobra”, sin amor y sin espíritu de generosidad, sin ofrecernos a nosotros mismos. Dice san Agustín: «Ellos ponían sus miradas en las grandes ofrendas de los ricos, alabándolos por ello. Aunque luego vieron a la viuda, ¿cuántos vieron aquellas dos monedas?... Ella echó todo lo que poseía. Mucho tenía, pues tenía a Dios en su corazón. Es más tener a Dios en el alma que oro en el arca». Bien cierto: si somos generosos con Dios, Él lo será más con nosotros.

Con 87 años, orienta «a viejitos» sobre la muerte: «Todo el mundo quiere saber cómo es la otra vida»

Guillermo Ospina quiere evangelizar hasta su último día, ayudando a quienes acuden pronto al juicio de Dios.

Guillermo Ospina tuvo que superar su propio duelo al enviudar tras 68 años de matrimonio

Con 87 años, orienta «a viejitos» sobre la muerte: «Todo el mundo quiere saber cómo es la otra vida»

Guillermo Ospina quiere evangelizar hasta su último día, ayudando a quienes acuden pronto al juicio de Dios.

Los ancianos de la Fundación Hogar Madre Marcelina de Bogotá tienen una ayuda inestimable para prepararse a morir: la de Guillermo Ospina, quien ha hecho de esa misión una labor específica de apostolado. Así lo cuenta Ana Beatriz Becerra en un reportaje en Portaluz:

Todos sabemos que algún día moriremos, pero quizá no meditamos sobre ello hasta que hemos vivido la pérdida de alguien que amamos. Fue precisamente la experiencia de Guillermo Ospina Archila cuando su esposa -con quien llevaban ya 68 años de matrimonio- enfermó y finalmente vivió su pascua. En aquellas horas, junto con sobrellevar el dolor, Guillermo -aferrado a la esperanza que nutre la fe- intentó consolar lo mejor que pudo a más de un miembro de su familia que resistía la pérdida, embargados en la tristeza.

Algunos meses después, tuvo que adaptarse y aceptar el vivir en la Fundación Hogar Madre Marcelina (Bogotá, Colombia). Estando allí, cuenta a Portaluz, aquella experiencia, donde vio a sus más cercanos desbordados de interrogantes existenciales (¿Por qué la muerte? ¿aquí acaba todo? ¿qué certezas hay de algo más?) le motivó a escribir una Guía católica para la evangelización sobre la realidad de la muerte y de la vida eterna.

“La finalidad de la guía es ayudar a la gente a orientarse… llegué a la conclusión de que Dios quería que escribiera esto, esa fue la misión que entendí recibí de Él”, nos comenta.

Evangelizar mientras tengas vida

Resulta admirable que a sus 87 años Guillermo vive tal celo de apostolado que contagia la misma esperanza que alienta la Guía…: “Empecé a trabajar para los viejitos, porque ya sienten que se van a morir y todo el mundo quiere saber cómo es la otra vida, entonces a mí me dio también por averiguar que hay después de esta vida” señala sonriendo, en amena conversación.

Guillermo transmite la vitalidad de quien no teme pues, aunque en apariencia su muerte pueda estar a la vuelta de la esquina, es de fe inamovible en Dios y con este sello se preocupó también de los contenidos de la Guía. “Todo está tomado exactamente de la Biblia católica y del magisterio de la Iglesia”, corrobora y sin tomar respiro señala que los lectores podrán con ella prepararse a una muerte santa y no temer aquel momento, que es solo un paso apenas, pero inevitable y que debemos considerar.

Para dar mayor peso a sus palabras, Guillermo menciona al Santo Padre… “El Papa Francisco ha invitado a tomar en serio la vida y a ser conscientes de que la muerte llegará para todos… y al llegar, el destino eterno de una persona está definido. No hay segunda oportunidad después de la muerte. Es un hecho incontrovertible”, señala.

Efectivamente, en homilía el pasado 3 de noviembre de 2017 el Pontífice recordaba a todos que “la muerte hace definitiva la «encrucijada» que ya está ante nosotros aquí, en este mundo: la senda de la vida, es decir, con Dios, o la senda de la muerte, es decir, lejos de Él”.

Un sacerdote agradecido

Feliz de poder compartir su apostolado Guillermo nos cuenta que el sacerdote capellán del hogar donde vive, tras ser el primero en leer su escrito le confidenció el impacto que le produjo el texto: “Me dejaste toda la noche sin dormir”, fueron sus palabras, dice.

En Guillermo se mezclan la sabiduría de los años con una forma de comunicar lo que le apasiona, como cascada que desborda de vitalidad y busca abrirse paso con fuerza, que suele ser propio de los años de juventud. Le urge transmitir su certeza de la eternidad…  “Cada uno de los que vamos llegando al geriátrico, estaremos ante y con Nuestro Señor Jesucristo, los dos solos, contemplando totalmente al descubierto los actos, palabras, pensamientos y omisiones de nuestra vida, el cómo yo he debido ser y no fui, lo que debiera haber hecho y no hice”, señala y se queda unos segundos con la mirada sostenida, como si estuviese contemplando un paisaje más allá de las paredes de su habitación.

“Nada queda oculto”

Y luego retorna, retoma fuerza como si la vida le fuese en ello advierte que mientras se nos esté concediendo el don de estar vivos, tenemos oportunidad pues lo que ocurra con nosotros después fallecidos “no será consecuencia solamente del mal que hayamos hecho, sino también del bien que hayamos dejado de hacer. Seremos examinados sobre nuestro ejercicio personal de las catorce obras de misericordia” reflexiona y remata diciendo que “nada queda oculto, no es posible ocultar algo”.

Su anhelo, señala, es que todos puedan al final de sus días escuchar aquellas palabras que Cristo le dijo al buen ladrón: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 25 de noviembre de 2018

Santo Evangelio 25 de noviembre 2018



Día litúrgico: Domingo XXXIV del tiempo ordinario: Jesucristo, Rey del Universo (B)

Texto del Evangelio (Jn 18,33-37): 

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».


«Soy Rey. (...) Todo el que es de la verdad, escucha mi voz»

Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal 
(Barcelona, España)

Hoy, Jesucristo nos es presentado como Rey del Universo. Siempre me ha llamado la atención el énfasis que la Biblia da al nombre de “Rey” cuando lo aplica al Señor. «El Señor reina, vestido de majestad», hemos cantado en el Salmo 92. «Soy rey» (Jn 18,37), hemos oído en boca de Jesús mismo. «Bendito el rey que viene en nombre del Señor» (Lc 19,14), decía la gente cuando Él entraba en Jerusalén. 

Ciertamente, la palabra “Rey”, aplicada a Dios y a Jesucristo, no tiene las connotaciones de la monarquía política tal como la conocemos. Pero, en cambio, sí que hay una cierta relación entre el lenguaje popular y el lenguaje bíblico respecto a la palabra “rey”. Por ejemplo, cuando una madre cuida a su bebé de pocos meses y le dice: —Tú eres el rey de la casa. ¿Qué está diciendo? Algo muy sencillo: que para ella este niñito ocupa el primer lugar, que lo es todo para ella. Cuando los jóvenes dicen que fulano es el rey del rock quieren decir que no hay nadie igual, lo mismo cuando hablan del rey del baloncesto. Entrad en el cuarto de un adolescente y veréis en la pared quiénes son sus “reyes”. Creo que estas expresiones populares se parecen más a lo que queremos decir cuando aclamamos a Dios como nuestro Rey y nos ayudan a entender la afirmación de Jesús sobre su realeza: «Mi Reino no es de este mundo» (Jn 18,36).

Para los cristianos nuestro Rey es el Señor, es decir, el centro hacia el que se dirige el sentido más profundo de nuestra vida. Al pedir en el Padrenuestro que venga a nosotros su reino, expresamos nuestro deseo de que crezca el número de personas que encuentren en Dios la fuente de la felicidad y se esfuercen por seguir el camino que Él nos ha enseñado, el camino de las bienaventuranzas. Pidámoslo de todo corazón, pues «dondequiera que esté Jesucristo, allí estará nuestra vida y nuestro reino» (San Ambrosio).

La última batalla del Gran Rey

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LA ÚLTIMA BATALLA DEL GRAN REY

Por Antonio García-Moreno

1.- EL HIJO DEL HOMBRE. - "Yo vi, en una visión nocturna, venir una especie de hombre entre las nubes del cielo" (Dn 7, 13) El profeta Daniel narra una de sus maravillosas visiones. Después de haber contemplado el triunfo y la ruina de las cuatro bestias, símbolos de cuatro reyes, nos habla de un quinto personaje. Ahora no tiene la forma de león ni de oso, ni de leopardo, ni de horrible animal con dientes de hierro. Ahora, ese quinto rey, el definitivo, el que reinará sobre cielos y tierras, tiene la figura sencilla de un hombre.

Aquellas bestias venían del mar, este Hijo del hombre llega sobre las nubes del cielo. Es difícil comprender a fondo el sentido de estos símbolos, de este lenguaje literario apocalíptico. Pero una cosa es cierta. En esta humilde figura de hombre ve el profeta al Rey del Universo, Dios mismo que baja hasta la humildad de la naturaleza humana y se hace uno más entre la muchedumbre de todos los hombres.

Jesús de Nazaret, el Hijo del hombre. Así se presentaba él mismo ante la gente de su tiempo. Un humilde carpintero, un sencillo hombre de pueblo que tenía callos en las manos, la piel curtida por el viento y el sol. Un hombre recio que usaba palabras llanas, un hombre que hablaba con fuerza persuasiva de una nueva doctrina, hecha de rebeldía contra la mentira y cargada de amor a los pobres. Y de confianza heroica en el poder y la bondad de Dios.

"A él, se le dio el poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su poder es eterno, no cesará. Su reino no acabará" (Dn 7, 14) Nos sigue narrando el vidente que ese Hijo del hombre avanzó hacia el trono del Anciano. El de vestiduras cándidas como la nieve, el de cabellos como blanca lana, el del trono llameante, al que le sirven millones y le asisten millares y millares... Siguen unas palabras extrañas; palabras cargadas de un contenido hondo con un sentido más allá de lo que a primera vista se intuye. Son una letanía de palabras mágicas que despiertan en el espíritu del hombre religioso algo muy profundo y difícil de explicar.

Es el anuncio del Reino mesiánico, el Reino definitivo. Poder, honor y gloria al Rey, a Cristo. Cristo Rey, reinando por siempre, permaneciendo en su trono, mientras los demás reyes se quitan y se ponen. Reyes pasajeros, con unos reinos de fronteras reducidas, con una historia tantas veces de final desastroso. Cuántos grandes personajes acabaron de mala o de vulgar manera.

Cristo no. Cristo reinó ayer, reina hoy y reinará siempre... Rey de reyes, hoy nos rendimos a tus pies. Acepta el vasallaje de los hombres. También de los que no te reconocen, esos que tú has redimido con tu sangre. Reina, impera, manda. Nosotros queremos ser leales a nuestro Rey, que eres tú. Fieles vasallos de tu Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia. Reino de justicia, de amor y de paz.

2.- EL ÚNICO SEÑOR. "El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de poder" (Sal 92, 1) "Señor" (Kyrios en griego) es uno de los títulos más antiguos, y más frecuentes, para denominar a Dios, o para referirse a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Con ello estamos confesando la soberanía absoluta, que Dios tiene sobre todo cuanto existe, y que sólo a él corresponde de modo propio y adecuado.

Los demás señores lo son solamente a medias, de forma relativa y parcial, por muy alto que sea el cargo que ostenten, o por mucho poder y riqueza que posean. Con razón decía Jesús a Pilato que no tendría ningún poder sobre él si no se le hubiera dado de lo alto.

Pensemos hoy un poco en esta realidad maravillosa, en la grandeza suma de nuestro Dios y Señor. Fomentemos en lo más profundo de nuestro ser sentimientos de adoración ferviente, deseos de servir con alma y vida a nuestro auténtico Rey.

“Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno..." (Sal 92, 2) Todos los señores de la tierra terminan por dejar de serlo, todos los reyes del mundo tienen que ceder un día, de grado o por fuerza, sus coronas y sus cetros. Apenas si muere el rey, cuando ya se aclama al sucesor exclamando, como si nada hubiera ocurrido, ¡viva el rey!

Con Cristo Jesús no ocurre así. Él es un Rey eterno que nunca jamás será destronado. Habrá, de momento, quienes lo rechacen, o quienes lo desprecien. Pero por mucho que hagan no podrán menoscabar en lo más mínimo su gloria y su grandeza.

En oposición a esos infelices que no son capaces de ver la majestad infinita de nuestro Rey, adorémosle nosotros con rendido vasallaje, acatemos su poder y su ley, suframos lo que sea preciso por serle fieles. Estemos persuadidos de que si padecemos con él, con él también triunfaremos.

3.- REY DEL UNIVERSO. "A Jesucristo, el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra..." (Ap. 1, 5)

Una vez más termina el año litúrgico, y una vez más la fiesta de Cristo Rey es como el broche de oro que cierra un año que termina... Cristo Rey en la cima del tiempo, en la cumbre de la creación... Cristo como la esperanza suma de todos los hombres, la fortaleza de cuantos luchan contra el mal, el gozo y la alegría de cuantos han dicho que sí a las exigencias de Dios.

Toda la gloria y el poder le pertenecen a nuestro Señor y Rey, a él que es el vencedor por todos los siglos del maligno; a él que nos da la vida que no sabe de muerte. Él nos amó, nos ha liberado -única y real liberación- de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios.

Somos súbditos del más grande Rey que ha existido, existe y existirá. Pertenecemos al Reinado de Cristo, y como súbditos de tal Rey nos hemos de comportar. Su Reino no es de este mundo, es decir, no tiene nada que ver con lo que sea malo, con lo que de alguna manera es indigno. En su Reino no hay odios, ni mentiras, ni egoísmo, ni lascivia. Por eso hemos de rechazar con decisión y energía cuanto haya en nosotros de rencor, de amor propio, de lujuria, de falsedad o hipocresía.

"Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso" (Ap. 1, 8) ¡Mirad! Él viene en las nubes -exclama el vidente de la isla de Patmos-. Exclamación que debía resultar un tanto extraña a los hombres del siglo I que no sabían todavía lo que era atravesar los aires y volar sobre las nubes. Y, sin embargo, la fe hizo el prodigio de que aquellos creyeran y esperaran que un día viniera Cristo por los caminos del aire, el Amado, con todo su esplendor y majestad a juzgar a los vivos y a los muertos, a ejercitar el poder judicial y el ejecutivo que como Rey universal le compete.

También nosotros hemos de creer con toda la mente y con todo el corazón que un día llegará nuestro Rey, Cristo Jesús. Y movidos por esa esperanza hemos de vivir siempre fieles nuestro compromiso de amor, siempre fieles a las promesas del Bautismo. Si vivimos así, nada nos asustará. Nada, ni la suprema catástrofe del fin del mundo. Entonces, en medio de la prueba, nos fortalecerá nuestra firme creencia en la llegada inmediata de Cristo, nuestro Rey de amor y de paz.

4.- UN REY SIN SOLDADOS. "¿Eres tú el rey de los judíos?" (Jn 18, 33). Los judíos habían decidido dar muerte a Jesús. La gente del pueblo, sin embargo, las almas sencillas que intuyen las cosas de Dios habían aclamado con palmas y vítores como Rey mesiánico a aquel hombre de origen oscuro que procedía de Nazaret. Habían organizado espontáneamente una entrada triunfal en la que, como dijo el profeta Zacarías, el Mesías entraba majestuoso y pacífico, montado sobre un asno, a la usanza de los antiguos reyes y nobles de Israel. El entusiasmo de la muchedumbre colmó la envidia y los celos de escribas y fariseos. Estaba decidido, aquel hombre tenía que morir.

Ayudados por la traición de Judas, consiguieron apresarle. Aquel que fue poderoso, en palabras y en obras, quedó de pronto sin fuerza ni resistencia alguna. El que fue capaz de arrojar, solo contra todos, a los mercaderes del templo, aparecía inesperadamente desarmado, inerme y abandonado. Sin embargo, entonces empezó la última batalla del gran Rey en la que dando su vida vencía a la muerte y destronaba al Príncipe de este mundo, alcanzando para todos la salvación eterna.

sábado, 24 de noviembre de 2018

Santo Evangelio 24 de noviembre 2018


Día litúrgico: Sábado XXXIII del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Lc 20,27-40): En aquel tiempo, acercándose a Jesús algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Ésta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer». 

Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven». 

Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien». Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.


«No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven»

Rev. D. Ramon CORTS i Blay 
(Barcelona, España)

Hoy, la Palabra de Dios nos habla del tema capital de la resurrección de los muertos. Curiosamente, como los saduceos, también nosotros no nos cansamos de formular preguntas inútiles y fuera de lugar. Queremos solucionar las cosas del más allá con los criterios de aquí abajo, cuando en el mundo que está por venir todo será diferente: «Los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido» (Lc 20,35). Partiendo de criterios equivocados llegamos a conclusiones erróneas.

Si nos amáramos más y mejor, no se nos antojaría extraño que en el cielo no haya el exclusivismo del amor que vivimos en la tierra, totalmente comprensible a causa de nuestra limitación, que nos dificulta el poder salir de nuestros círculos más próximos. Pero en el cielo nos amaremos todos y con un corazón puro, sin envidias ni recelos, y no solamente al esposo o a la esposa, a los hijos o a los de nuestra sangre, sino a todo el mundo, sin excepciones ni discriminaciones de lengua, nación, raza o cultura, ya que el «amor verdadero alcanza una gran fuerza» (San Paulino de Nola).

Nos hace un gran bien escuchar estas palabras de la Escritura que salen de los labios de Jesús. Nos hace bien, porque nos podría ocurrir que, agitados por tantas cosas que no nos dejan ni tiempo para pensar e influidos por una cultura ambiental que parece negar la vida eterna, llegáramos a estar tocados por la duda respecto a la resurrección de los muertos. Sí, nos hace un gran bien que el Señor mismo sea el que nos diga que hay un futuro más allá de la destrucción de nuestro cuerpo y de este mundo que pasa: «Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven» (Lc 20,37-38).

El 75% de los perseguidos por su fe en el mundo son cristianos: ¿quién los ataca? Hay 3 responsables

El caso de Asia Bibi y las protestas islamistas para matar a esta cristiana, muestran cómo millones de cristianos tienen que vivir su fe

Ayuda a la Iglesia Necesitada presenta su Informe de Libertad Religiosa

El 75% de los perseguidos por su fe en el mundo son cristianos: ¿quién los ataca? Hay 3 responsables

El caso de Asia Bibi y las protestas islamistas para matar a esta cristiana, muestran cómo millones de cristianos tienen que vivir su fe


El 75% de las personas discriminadas o perseguidas por su fe en el mundo son cristianas. El otro 25% lo suman judíos, budistas, hindúes, musulmanes y otra serie de religiones más pequeñas que en ciertos lugares del mundo también son atacados por su fe.

Este es uno de los datos que se desprende del Informe de Libertad Religiosa en el Mundo que ha presentado este jueves a nivel mundial la Fundación Pontifica Ayuda a la Iglesia Necesitada. En Madrid, su director nacional, Javier Menéndez Ros, ha denunciado cómo la libertad religiosa, uno de los grandes derechos fundamentales, es constantemente vulnerado de manera constante.

"Deterioro importante" de la libertad religiosa

En los últimos dos años, los analizados para este informe, se ha constatado un “deterioro importante” de la libertad religiosa, aseguró Menéndez Ros, que quiso “dar la luz de alarma” ante el desprecio que se da a este derecho tanto en los países en los que produce persecución, como también en los que deberían luchar para preservarlo en todo el mundo.

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Javier Menéndez Ros, director de ACN España, junto a Raquel Martín, jefa de comunicación, durante la presentación del informe

En su opinión, la libertad religiosa “es el barómetro de otros muchos derechos”, y si se incumple, inmediatamente otros derechos son también vulnerados. La experiencia así lo atestigua.

El 60% de la población mundial no disfruta de verdadera libertad religiosa

Una de las principales consecuencias que se extrae del informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada es que seis de cada diez personas en el mundo habitan en países en los que no se respeta, en distintos grados, la libertad religiosa.

Especialmente grave es la situación en 38 países en los que se producen violaciones importantes de este derecho.

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En 21 de ellos se produce gran persecución, en algunos casos hasta la muerte, por las creencias religiosas. Según el informe son los siguientes: Afganistán, Arabia Saudí, Blangladés, Birmania, China, Corea del Norte, Eritrea, India, Indonesia, Irak, Libia, Níger, Nigeria, Pakistán, Siria, Somalia, Sudán, Territorios Palestinos, Turkmenistán, Uzbekistán y Yemen.

Pese a todo, en países como Irak o Siria, gracias en gran parte por la derrota del Daesh, la situación para las minorías cristianas, especialmente, ha mejorado algo con respecto al informe de 2016. De hecho, miles de cristianos han vuelto o están en proceso de volver a sus hogares.

Por otro lado, en otros 17 países se produce discriminación a causa de la fe violando igualmente este derecho fundamental. Esto puede afectar a miembros de grandes religiones como los cristianos, pero también a pequeñas minorías. En esta lista se incluiría a países como Argelia, Azerbaiyán, Bután, Brunéi, Catar, Egipto, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Laos, Maldivas, Mauritania, Rusia, Tayikistán, Turquía, Ucrania o Vietnam.

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Puede consultar aquí el informe de ACN

La situación empeora aún más en los países que encabezan la lista

Uno de los elementos más preocupantes es que de estos 38 países, en 18 de ellos la situación se ha agravado en estos últimos años. El caso de dos de estos es especialmente grave por su influencia en el ámbito político, estratégico y económico. Se trata de China y la India, los dos países más poblados del mundo, y que entre ambos suman más de un tercio de la población mundial. 

De este modo, en el 11% de los países que conforman el planeta se sufre persecución religiosa y en el 9% se sufre discriminación.

Cuidado con el cinturón central de África

Otro elemento preocupante es la situación que se está produciendo en el cinturón central de África, una zona más amplía al Sahel, en donde el avance del yihadismo está provocando una situación insostenible y grandes sufrimientos, especialmente entre los cristianos

Un ejemplo es la grave situación que se está dando en República Centroafricana, en la que estas última semana bandas de musulmanes llegados principalmente del extranjero asaltaron la catedral de Alindao matando a 42 personas,  entre ellas a dos sacerdotes.

El director de ACN España resaltaba durante la presentación muchos de los miembros de Daesh que no han muerto enSiria e Irak se han trasladado a esta zona de África para continuar con la yihad, rompiendo el equilibrio y la convivencia relativamente pacífica que se daba en algunos países entre musulmanes y cristianos.

Los cristianos, los grandes perseguidos

Con gran diferencia la cristiana es la religión más perseguida en el mundo. Según los datos del informe, 3 de cada 4 personas discriminadas y atacadas por su fe en el mundo son cristianas. En total, 327 millones de cristianos son perseguidos y otros 178 millones discriminados.

Un dato a tener muy en cuenta sobre todo en Occidente es que el 20% de los cristianos que hay en el mundo viven en países en los que su libertad religiosa o no existe o está gravemente amenazada. Es decir, uno de cada cinco cristianos no puede vivir su fe como lo puede hacer un católico español,  argentino o estadounidense.

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Millones de cristianos son perseguidos por su fe en el mundo. Algunos incluso, como los 21 coptos de Libia, son asesinados por ello

Quién ataca la libertad religiosa

Si el informe habla de los millones de personas perseguidos a causa de su fe es importante destacar también quiénes son los que persiguen.

A grandes rasgos hay tres grandes fuentes de persecución: el radicalismo islámico, estados autoritarios comunistas y socialistas, y el ultranacionalismo que rige otros países.

El islamismo radical es en estos momentos el que vulnera de manera flagrante la libertad religiosa en más países. Especialmente grave es en 22 de ellos como los ya mencionados anteriormente (Arabia Saudí, Somalia, Afganistán o Indonesia…) incluso puede costar la muerte ser cristiano o practicar otra religión que no sea la islámica. En estos países viven 1.337 millones de personas.

Estados autoritarios y dictaduras, generalmente de corte comunista, atacan la libertad religiosa en ocho países. Entre ellos destacan países como Corea del Norte, China o Vietnam. En ellos viven 1.700 millones de personas.

Por último, el ultranacionalismo de algunos países normalmente vinculado a una religión en concreto está provocando enorme sufrimiento a las otras minorías. El ejemplo más claro es el de la India, y el avance de los ultranacionalistas hindúes. Pero también se da este fenómeno en Birmania o Bután, donde nacionalistas budistas atacan a cristianos o musulmanes. En estos 8 países viven 1.470 millones de personas.