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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Santo Evangelio 6 de noviembre 2024

 


Texto del Evangelio (Lc 14,25-33):

 En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.

»Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»



«Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío»


Rev. D. Joan GUITERAS i Vilanova

(Barcelona, España)

Hoy contemplamos a Jesús en camino hacia Jerusalén. Allí entregará su vida para la salvación del mundo. «En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús» (Lc 14,25): los discípulos, al andar con Jesús que les precede, deben aprender a ser hombres nuevos. Ésta es la finalidad de las instrucciones que el Señor expone y propone a quienes le siguen en su ascensión a la “Ciudad de la paz”.

Discípulo significa “seguidor”. Seguir las huellas del Maestro, ser como Él, pensar como Él, vivir como Él... El discípulo convive con el Maestro y le acompaña. El Señor enseña con hechos y palabras. Han visto claramente la actitud de Cristo entre el Absoluto y lo relativo. Han oído de su boca muchas veces que Dios es el primer valor de la existencia. Han admirado la relación entre Jesús y el Padre celestial. Han visto la dignidad y la confianza con la que oraba al Padre. Han admirado su pobreza radical.

Hoy el Señor nos habla en términos claros. El auténtico discípulo ha de amar con todo su corazón y toda su alma a nuestro Señor Jesucristo, por encima de todo vínculo, incluso del más íntimo: «Si alguno viene conmigo y no pospone (…) incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,26-27). Él ocupa el primer lugar en la vida del seguidor. Dice san Agustín: «Respondamos al padre y a la madre: ‘Yo os amo en Cristo, no en lugar de Cristo’». El seguimiento precede incluso al amor por la propia vida. Seguir a Jesús, al fin y al cabo, comporta abrazar la cruz. Sin cruz no hay discípulo.

La llamada evangélica exhorta a la prudencia, es decir, a la virtud que dirige la actuación adecuada. Quien quiere construir una torre debe calcular si podrá afrontar el presupuesto. El rey que ha de combatir decide si va a la guerra o pide la paz después de considerar el número de soldados de que dispone. Quien quiere ser discípulo del Señor ha de renunciar a todos sus bienes. ¡La renuncia será la mejor apuesta!

¿Por qué los jóvenes de hoy son una generación tan frágil? Una ayuda para sacarlos del hastío


 ¿Por qué los jóvenes de hoy son una generación tan frágil? Una ayuda para sacarlos del hastío

Joven triste

La juventud actual está altamente medicada y tratada por expertos. Las causas de esta situación son varias y están entremezcladas entre sí.

Las estadísticas son contundentes. Nunca como hasta ahora tantos jóvenes han estado medicados, ni han existido en esta etapa de la vida tantos casos de ansiedad y depresión. ¿Qué está pasando con esta generación?

El psicólogo y profesor de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, Tasio Pérez, analiza en una entrevista con Javier Lozano en Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas españolas, las causas de esta situación, pero también las formas en las que se puede revertir una parte de la población de la que depende el futuro de la humanidad.

- ¿Son hoy los jóvenes más blandos?

- Están más heridos. Es una generación que está sufriendo mucho. El hecho de que las generaciones anteriores, es decir, nosotros y nuestros padres, hayamos destruido gran parte de las cosas que nos hicieron bien, hace que sea patente en ellos una gran angustia y malestar.

- ¿Qué hemos destruido?

- Hace 30 o 40 años había relaciones familiares estables. Serían de mayor o menor calidad, pero la mayor parte de familias tenían un padre, una madre y un mismo hogar durante toda la vida. Hoy muchos jóvenes vienen de familias inestables. Y la responsabilidad no es suya, es nuestra. Habrá ciertamente que ver otras inseguridades: el colegio, la aceptación de los amigos, las notas… Pero el clima afectivo del hogar es el suelo básico.

- ¿Esto qué consecuencias tiene?

- Un hogar con un padre y una madre que permanecen unidos da seguridad a un niño. En cambio, un niño que no tiene un hogar y que ha tenido que asumir muchos cambios desde pequeño maneja unos niveles de angustia muy altos. La falta de estabilidad afectiva y relacional le genera un gran vacío.

- ¿Estos problemas también pueden darse en familias estables?

- Hay matrimonios estables que no son capaces de poner límites o de ejercer bien sus responsabilidades. El otro día vino un matrimonio agobiado porque a su hija en el colegio le habían pedido un dibujo de su familia. Dibujó a los padres en una esquinita trabajando, y en el extremo opuesto se dibujó ella cogida de la mano de  su cuidadora. Muchos pueden venir de familias donde hay pocos conflictos, pero sí muchas carencias.

- ¿Hay algún elemento diferenciador en esta generación?

- Aunque todos hemos necesitado relacionarnos con los iguales y ser aceptados en la adolescencia, la irrupción masiva de las redes sociales hace que el nivel de exposición de esta generación sea brutal. En mi época sólo teníamos a nuestros padres, el colegio y los amigos. Ahora cualquier niño desde los 9 o 10 años tiene un teléfono móvil. Todas sus relaciones vienen a través de las redes, donde están expuestos a una presión tremenda.

- ¿Viven en un mundo irreal?

- El 90 % de la información les llega por las redes sociales en las que todo el mundo cuelga una vida perfecta. Instagram es la red de la envidia. Lo que se cuelga en redes no es real, es una imagen idealizada, pero los jóvenes tienen la sensación de que la vida de los demás es mejor que la suya.  Y compiten por los likes: todo lo que viven tiene que estar publicado. Si no obtienen likes, no son nadie, se sienten fuera del “sistema”. Pero la angustia cuando entran en el “sistema” es aún peor.



Tasio Pérez es psicólogo, terapeuta familiar y profesor universitario.

- Gran cantidad de jóvenes están hoy medicados. ¿Esto cómo se explica?

- En muchos casos tiene que ver con esa inestabilidad familiar, con las redes sociales y con el bullying. Y si esto lo metemos en una coctelera y agitamos, el resultado es que los trastornos psicopatológicos en la población infanto-juvenil se han disparado.

- ¿Qué otras heridas tienen?

- Hay heridas de todo tipo, como la falta de esperanza. Muchos ya no creen que el amor pueda durar toda la vida, porque no tienen referentes en su familia. Y luego en las redes sociales se les dice que lo mejor es estar con cuanta más gente mejor, ya que no hay posibilidad de ser feliz.

- ¿Llegan nuestros jóvenes a la mayoría de edad pasados de vuelta?

- ¿Qué pasa hoy cuando una niña de 14 años empieza a quedar con un niño de 15? A los dos o tres meses tienen relaciones sexuales, porque es lo que les han dicho que hay que hacer, y esas experiencias les generan una gran ruptura interior e insatisfacción. A los 18 años están ya de vuelta. Han hecho todo lo que se suponía que había que hacer, pero no son felices.

[Lea también nuestra sección Visión cristiana del sexo].

- ¿La hiperprotección puede ser otra causa de su sufrimiento?

- Esa es otra de las causas. Vivimos en un modelo educativo que se ha centrado en dar mucho afecto, pero no pone límites. Se trata de evitar la frustración en los niños a toda costa. Les privamos de experiencias de esfuerzo y sufrimiento para que no lo pasen mal y, como consecuencia, cuando la vida se va endureciendo, no están preparados. Pero la culpa es nuestra pues hemos pensado que el afecto es más importante que el orden.

- A los mayores les cuesta entender estas heridas. ¿Hay mayor distancia hoy entre generaciones?

- Siempre hemos creído que las generaciones que vienen detrás de nosotros son muy distintas. Pero quizás la distancia es más profunda entre esta generación y las anteriores debido a la irrupción de las redes sociales.

- ¿Cómo puede un padre o un abuelo comprender ese dolor?

- La clave siempre es la misma: desarrollar la capacidad de escucha y no de juzgar. Oír a estos chicos para que nos cuenten por qué sufren y qué esperanzas tienen. Debemos hablar con ellos para poder comprender su angustia. Y partir de la idea de que yo he crecido en un entorno que me permitió vivir ciertas cosas que ellos no tienen.

- ¿Cómo pueden salir los jóvenes de este hastío?

- Pese a todo, el corazón del hombre está bien hecho. Muchos jóvenes llegan a la universidad en ese estado de desencanto y están viviendo auténticas experiencias de encuentro. Conocen a personas que les muestran que se puede amar y encontrar la felicidad en un lugar diferente de donde ellos la buscaban. Los cursos que estamos haciendo sobre Teología del Cuerpo, por ejemplo, están abarrotados porque tienen hambre de que alguien les diga que se puede amar de otra manera.

- ¿Qué respuestas podemos darles?

- Quizás yo no pueda cambiar el mundo, pero sí puedo querer mucho y mejor a mi mujer. Esto es un testimonio brutal para mis hijos. Unos hijos que ven que sus padres con lo que tienen, poco o mucho, son felices, es más difícil que sientan esa insatisfacción. Igual que hay muchos adolescentes que sufren mucho, también hay otros tantos que están fenomenal. Y en muchos casos detrás de ellos nos encontramos una familia que ilumina su existencia.

- ¿Es el amor la clave de todo?

- Como decía Dostoievski: “Cuanto más oscura es la noche, más brillan las estrellas”. La experiencia de ver familias donde hay un amor genuino es muy poderosa. Son jóvenes que llegan con mucho hastío, pero también con sed de amor. Un ser humano sólo puede venir al mundo por un gesto de amor de sus padres, y sólo nos desarrollamos plenamente si hay amor, pero en ese amor, además de cariño, tiene que haber límites, ideales y auténtica libertad. La respuesta es siempre el amor.

Fuente Religion en Libertad

martes, 5 de noviembre de 2024

Santo Evangelo 5 de noviembre 2024



 Texto del Evangelio (Lc 14,15-24):

 En aquel tiempo, dijo a Jesús uno de los que comían a la mesa: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!». Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses’. Y otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses’. Otro dijo: ‘Me he casado, y por eso no puedo ir’.

»Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ‘Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos’. Dijo el siervo: ‘Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio’. Dijo el señor al siervo: ‘Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa’. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena».



«Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa»


Rev. D. Joan COSTA i Bou

(Barcelona, España)

Hoy, el Señor nos ofrece una imagen de la eternidad representada por un banquete. El banquete significa el lugar donde la familia y los amigos se encuentran juntos, gozando de la compañía, de la conversación y de la amistad en torno a la misma mesa. Esta imagen nos habla de la intimidad con Dios trinidad y del gozo que encontraremos en la estancia del cielo. Todo lo ha hecho para nosotros y nos llama porque «ya está todo preparado» (Lc 14,17). Nos quiere con Él; quiere a todos los hombres y las mujeres del mundo a su lado, a cada uno de nosotros.

Es necesario, sin embargo, que queramos ir. Y a pesar de saber que es donde mejor se está, porque el cielo es nuestra morada eterna, que excede todas las más nobles aspiraciones humanas —«ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman» (1Cor 2,9) y, por lo tanto, nada le es comparable—; sin embargo, somos capaces de rechazar la invitación divina y perdernos eternamente el mejor ofrecimiento que Dios podía hacernos: participar de su casa, de su mesa, de su intimidad para siempre. ¡Qué gran responsabilidad!

Somos, desdichadamente, capaces de cambiar a Dios por cualquier cosa. Unos, como leemos en el Evangelio de hoy, por un campo; otros, por unos bueyes. ¿Y tú y yo, por qué somos capaces de cambiar a aquél que es nuestro Dios y su invitación? Hay quien por pereza, por dejadez, por comodidad deja de cumplir sus deberes de amor para con Dios: ¿Tan poco vale Dios, que lo sustituimos por cualquier otra cosa? Que nuestra respuesta al ofrecimiento divino sea siempre un sí, lleno de agradecimiento y de admiración.


lunes, 4 de noviembre de 2024

Santo Evangelio 4 de noviembre 2024

 


Texto del Evangelio (Lc 14,12-14):

 En aquel tiempo, Jesús dijo también a aquel hombre principal de los fariseos que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».



«Cuando des un banquete, llama a los pobres, (...) porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos»


Fr. Austin Chukwuemeka IHEKWEME

(Ikenanzizi, Nigeria)

Hoy, el Señor nos enseña el verdadero sentido de la generosidad cristiana: el darse a los demás. «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa» (Lc 14,12).

El cristiano se mueve en el mundo como una persona corriente; pero el fundamento del trato con sus semejantes no puede ser ni la recompensa humana ni la vanagloria; debe buscar ante todo la gloria de Dios, sin pretender otra recompensa que la del Cielo. «Al contrario, cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos» (Lc 14,13-14).

El Señor nos invita a darnos incondicionalmente a todos los hombres, movidos solamente por amor a Dios y al prójimo por el Señor. «Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente» (Lc 6,34).

Esto es así porque el Señor nos ayuda a entender que si nos damos generosamente, sin esperar nada a cambio, Dios nos pagará con una gran recompensa y nos hará sus hijos predilectos. Por esto, Jesús nos dice: «Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo» (Lc 6,35).

Pidamos a la Virgen la generosidad de saber huir de cualquier tendencia al egoísmo, como su Hijo. «Egoísta. —Tú, siempre a “lo tuyo”. —Pareces incapaz de sentir la fraternidad de Cristo: en los demás, no ves hermanos; ves peldaños (...)» (San Josemaría).

Punki, adicto y 104 causas judiciales...: «Mi vida ha sido pasar de la muerte a la resurrección»

 


Punki, adicto y 104 causas judiciales...: «Mi vida ha sido pasar de la muerte a la resurrección»

Alexis, antes y después de su encuentro con Dios

El cambio de Alexis en lo físico salta a la vista, pero aún lo es más en su interior.

“Mi vida ha sido pasar de la muerte a la resurrección, de las tinieblas a la luz”. Quien así habla es Alexis, un joven de 33 años casado y padre de tres hijos, y cuya impresionante historia es un signo inequívoco del poder transformador de Dios.

Se fue de casa con 16 años, se hizo punk, vivió años en la calle, cayó en la droga con la cocaína y la heroína y llegó a acumular 104 causas judiciales por todos los delitos que había cometido. Ver morir a algunos de los que se drogaban con él y acabar en prisión le hizo tocar fondo. Así fue como sin ser una persona de fe llegó a una Comunidad del Cenáculo. Dios entró como un vendaval en su vida, aunque tuvo que sufrir mucho para salir de los infiernos.

Su cambio fue tan enorme gracias a la oración que sus padres, que se iban a separar y no eran creyentes, fueron alcanzados por esta gracia y decidieron casarse por la Iglesia. Todos los jóvenes de la comunidad de Alexis organizaron la boda. Es una historia de redención total que recoge Juan Manuel Cotelo en su nuevo episodio de Contagiosos.

Este joven que ahora vive en Tarragona con su mujer Ángela y sus hijos relata cómo desde el inicio de la adolescencia tuvo muchos problemas de comportamiento en casa. Tuvieron que cambiarle incluso de colegio y al llegar al instituto conoció a nuevos amigos con los que en vez de ir a clase se iba a fumar porros.

“La relación con mi familia se fue autodestruyendo. El conflicto con mis padres se fue agrandando”, cuenta Alexis. Así fue como finalmente a los 16 años decidió irse de casa. En aquel momento era punk. “Me fui a vivir a la calle, de ir de concierto en concierto, me metí poco a poco en este ambiente radical. Me dejé cresta, me tatué. No tenía normas… iba de tipo duro. Empecé a delinquir, traficando, robando comida…”, relata.



Al final acabó comiendo de la basura. Toda la felicidad que creía que viviría al hacer su vida no existía y con 19 años ya era adicto a la cocaína. Confiesa que sabía “en qué situación estaba, pero era orgulloso. Me era difícil pedir ayuda precisamente por ese orgullo”.

De la coca pasó a la heroína creyendo que así podría olvidar los problemas y vivir el resto de su vida en otra dimensión. Sin embargo, Alexis afirma que veía a la gente “morir a mi lado y eso me marcó así que necesitaba consumir el doble y pincharme más. Vi que la vida se me iba”.

No tenía ni 20 años y ya acumulaba 104 causas judiciales hasta que en una de ellas le arrestaron, le llevaron al calabozo y después a la cárcel. Pese a que en aquella vida que llevaba creía tener muchos amigos los únicos que fueron a visitarle fueron sus padres, a quienes tanto había hecho sufrir. “Me dejaron salir en libertad condicional y vi que tenía que haber un antes y un después así que por primera vez pedí ayuda a mi familia”, cuenta Alexis.

Sus padres lo acogieron en casa y con ellos pasó todo el síndrome de abstinencia, con todo lo que conllevaba. Pudo ver el tremendo amor de sus padres. Buscando una ayuda más específica les dieron el teléfono de un sacerdote que les informó sobre la Comunidad del Cenáculo. Y fueron a la casa que tienen en Lourdes.



Alexis ahora ayuda a otros jóvenes de la Comunidad del Cenáculo

“Llegamos a Lourdes. Mis padres no tenían nada de fe, no éramos creyentes. Pero entré allí y vi a madre que se sentó delante de la Virgen y se puso a llorar. Yo ya me volví loco”, recuerda de aquel momento.

El inicio en la comunidad no fue fácil. No podía fumar, no había teléfonos móviles, ni chicas... Le dijeron que allí rezaría. Además, le cortaron la cresta y sus padres volvieron a España. Alexis fue después a la casa que marcaría su vida, en el norte de Francia, y su existencia se fue transformando.

“A los 6 meses vino mi madre y me comentó que mis padres querían separarse y yo creía que era la mejor forma de salirme de la comunidad. Pero mi ángel de la guarda (persona encargada de velar por cada uno en la casa) me dijo que lo mejor que podía hacer era levantarme a las dos de la mañana e ir a la capilla rezar por ellos para que Dios les ayudase”, explica.

El tiempo pasó y tras un tiempo vio que sus padres estaban fenomenal, seguían juntos y hasta iban a misa. “Allí me asusté, no podía ser real, fue como un milagro”. Fue entonces cuando Alexis pidió perdón a sus padres por primera vez. “Fue como romper cadenas –agrega- como una liberación total, sobre todo para ellos. Se confesaron y les dio el deseo de casarse por la Iglesia. Nosotros fuimos los que preparamos todo, la celebración, la música, los cantos…”.

A los dos años de estar en la comunidad a los jóvenes se les envía a casa una semana para que puedan ver a su familia fuera de la casa comunitaria. Sin embargo, nada más llegar a Barcelona la Policía detuvo a Alexis por una de las causas pendientes que tenía de años atrás. Estuvo tres meses en la cárcel.



Alexis se ha casado con Ángela y ya esperan su tercer hijo

Pese a todo -explica- “pude ver en ese tiempo en la cárcel que el rosario me daba una fuerza tremenda para no caer en la tentación. Sentía la fuerza de esos amigos de verdad de la comunidad. Me venían a ver solo para 20 minutos de cristalera. Para decirme: ‘hermano estamos aquí’. La comunidad era una familia. Venían mis padres que me daban paz”.

Al salir ya se incorporó a la comunidad del Cenáculo de Barcelona. Su encuentro con Dios era total y unos años después sintió el deseo de salir de la comunidad y empezar a rehacer su vida. Y así fue como en un retiro en Ávila conoció a la que hoy es su mujer, que al principio se quedó sorprendida al ver a un joven como él, con tantos tatuajes, en un encuentro católico.

Se casaron, y ambos esperan juntos su tercer hijo. Sin embargo, la Comunidad sigue ahí y visita a lo jóvenes cada semana, colabora con ellos, hace las entrevistas. Y para muchos es ahora un espejo en el que mirarse. “Cada vez que veo a uno de estos chicos y tengo un cara a cara con él me veo reflejado. Con tanto mal que he hecho es una oportunidad de cubrirlo con el bien”, agrega.

“Yo me siento un pecador público, un desgraciado, pero amado por Dios. ¿Por qué no vas a poder tú también? Yo desde que entré en comunidad he visto muchos casos y que ahora están fuera muy bien. Hay dificultades, momentos críticos, pero experimento en mi vida diaria que Dios ayuda. Él existe y ha cambiado mi vida. Y también puede transformar tu vida”, concluye.


(Artículo publicado originariamente en ReL el 1 de junio del 2021).

domingo, 3 de noviembre de 2024

Santo Evangelio 3 de noviembre 2024

 


Texto del Evangelio (Mc 12,28-34)

 En aquel tiempo, se acercó a Jesús uno de los escribas y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que éstos».

Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.



«¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?»


Rev. D. Ramón CLAVERÍA Adiego

(Embún, Huesca, España)

Hoy, está muy de moda hablar del amor a los hermanos, de justicia cristiana, etc. Pero apenas se habla del amor a Dios.

Por eso tenemos que fijarnos en esa respuesta que Jesús da al letrado, quien, con la mejor intención del mundo le dice: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» (Mc 12,29), lo cual no era de extrañar, pues entre tantas leyes y normas, los judíos buscaban establecer un principio que unificara todas las formulaciones de la voluntad de Dios.

Jesús responde con una sencilla oración que, aún hoy, los judíos recitan varias veces al día, y llevan escrita encima: «Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Mc 12,29-30). Es decir, Jesús nos recuerda que, en primer lugar, hay que proclamar la primacía del amor a Dios como tarea fundamental del hombre; y esto es lógico y justo, porque Dios nos ha amado primero.

Sin embargo, Jesús no se contenta con recordarnos este mandamiento primordial y básico, sino que añade también que hay que amar al prójimo como a uno mismo. Y es que, como dice el Papa Benedicto XVI, «amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento. Pero ambos viven del amor que viene de Dios, que nos ha amado primero».

Pero un aspecto que no se comenta es que Jesús nos manda que amemos al prójimo como a uno mismo, ni más que a uno mismo, ni menos tampoco; de lo que hemos de deducir, que nos manda también que nos amemos a nosotros mismos, pues al fin y al cabo, somos igualmente obra de las manos de Dios y criaturas suyas, amadas por Él.

Si tenemos, pues, como regla de vida el doble mandamiento del amor a Dios y a los hermanos, Jesús nos dirá: «No estás lejos del Reino de Dios» (Mc 12,34). Y si vivimos este ideal, haremos de la tierra un ensayo general del cielo.

Todos los santos que protegen a Vaquerizo en su recuperación de la caída: estos son, uno a uno



Todos los santos que protegen a Vaquerizo en su recuperación de la caída: estos son, uno a uno

El artista sufrió un aparatoso accidente mientras ofrecía un concierto en ExtremaduraTodos los santos que protegen a Vaquerizo en su recuperación de la caída: estos son, uno a uno

Mario Vaquerizo

El cantante, y marido de Alaska, Mario Vaquerizo asegura estar "bien cuidado y además protegido por mis vírgenes y santitos, que siempre me ayudan y acompañan", ha señalado Mario (foto: Instagram de Vaquerizo).

Mario Vaquerizo, cantante de Nancys Rubias y marido de Alaska, continúa en el hospital tras la aparatosa caída que sufrió el pasado 20 de octubre en el Festival Horteralia de Cáceres. El artista, de 50 años, se cayó del escenario al comenzar el concierto y fue trasladado rápidamente al hospital de la capital extremeña.

Tras pasar la noche en observación, regresó a Madrid, a su residencia, pero días después tuvo que ser ingresado de nuevo debido a la gravedad de las secuelas. Vaquerizo tiene varias vértebras fracturadas y no puede ver con claridad. Durante su estancia en el hospital ha trascendido una foto que revela su fervor religioso, como reconocido católico que es (puedes leer más aquí sobre Vaquerizo y su fe).

"Soy una persona que reza todos los días y que cada vez que va a misa es feliz cuando comulga, porque está tomando el cuerpo de Cristo (...). Me considero una persona cristiana, porque la educación que he tenido la sigo ejerciendo. A día de hoy me hace sentir bien ir a misa (...). Dios existe y a mí me salva día a día. Así que bendita fe, bendita religión y bendito Dios. La vida siempre ha sido una guerra y la figura de Dios siempre ha estado presente en todas partes, hasta en Altamira", comentó en 2020 en una entrevista.

"Protegido por mis vírgenes"

Francisco Andrés Gallardo, del Diario de Sevilla, acaba de publicar una información en la que da buena cuenta de quién es quién en la curiosa foto de Mario Vaquerizo en el hospital. Un auténtico altar en la mesilla de su habitación que le ayuda a sentirse más protegido en este momento tan difícil de su vida. 

"Aquí seguimos, muy bien cuidado por los médicos, enfermeras, auxiliares, celadores… en fin, ¡qué personas tan totales y profesionales!", ha expresado Vaquerizo, tras volver a ingresar en el hospital el pasado miércoles. Al regresar a casa eran tales los dolores y la pérdida parcial de visión en un ojo que fue hospitalizado de nuevo.

Vaquerizo asegura estar "bien cuidado y además protegido por mis vírgenes y santitos, que siempre me ayudan y acompañan", ha señalado en su post de Instagram, agregando "una vez más, gracias a todos por vuestros mensajes", ante el aluvión de muestras de cariño.

Si se echa un vistazo al altar de Mario se pueden ver todo tipo de devociones populares, advocaciones marianas, santos y alguna especial devoción de Alaska, como la Virgen de Guadalupe. A la izquierda de la mesilla hay una imagen de la Virgen de Lourdes en forma de botellita con agua del manantial, un cuadro de la aparición de esta Virgen francesa, y un pequeño bidón con más agua milagrosa de Lourdes.

Al lado de ese frasco, otra botella de agua en forma de la Virgen de Fátima y la aparición de la pastorcita. Delante de estos frascos se ven pequeñas capitallitas con la imagen de Santa Gema, y otra con la imagen de San Judas Tadeo, patrón de los imposibles.

Al lado, un crucifijo. En el centro se ve una estampa de Santa Rita de Cascia, santa de los imposibles, con la botellita de rosa de agua de la Virgen de Guadalupe. A su lado, el enfermo San Lázaro, con sus muletas, para las peticiones urgentes.




Ante San Lázaro hay un díptico en el que aparece San Francisco de Asís y se adivina la Virgen de Guadalupe. Sobre la mesilla están las estampas de San Antonio de Padua, santo franciscano de origen portugués milagroso y querido, una Virgen con el Niño que no identficamos su advocación, y no podía faltar la Patrona madrileña, la Virgen de la Almudena. Y en la cabecera de la cama está otra estampa que parece ser la del arcángel San Miguel.

Fuente. Religión en Libertad

sábado, 2 de noviembre de 2024

Santo Evangelio 2 de noviembre 2024



 Texto del Evangelio (Lc 23,33.39-43) Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso»



«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino»


Fra. Agustí BOADAS Llavat OFM

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio evoca el hecho más fundamental del cristiano: la muerte y resurrección de Jesús. Hagamos nuestra, hoy, la plegaria del Buen Ladrón: «Jesús, acuérdate de mí» (Lc 23,42). «La Iglesia no ruega por los santos como ruega por los difuntos, que duermen en el Señor, sino que se encomienda a las oraciones de aquéllos y ruega por éstos», decía san Agustín en un Sermón. Una vez al año, por lo menos, los cristianos nos preguntamos sobre el sentido de nuestra vida y sobre el sentido de nuestra muerte y resurrección. Es el día de la conmemoración de los fieles difuntos, de la que san Agustín nos ha mostrado su distinción respecto a la fiesta de Todos los Santos.

Los sufrimientos de la Humanidad son los mismos que los de la Iglesia y, sin duda, tienen en común que todo sufrimiento humano es de algún modo privación de vida. Por eso, la muerte de un ser querido nos produce un dolor tan indescriptible que ni tan sólo la fe puede aliviarlo. Así, los hombres siempre han querido honrar a los difuntos. La memoria, en efecto, es un modo de hacer que los ausentes estén presentes, de perpetuar su vida. Pero sus mecanismos psicológicos y sociales amortiguan los recuerdos con el tiempo. Y si eso puede humanamente llevar a la angustia, cristianamente, gracias a la resurrección, tenemos paz. La ventaja de creer en ella es que nos permite confiar en que, a pesar del olvido, volveremos a encontrarlos en la otra vida.

Una segunda ventaja de creer es que, al recordar a los difuntos, oramos por ellos. Lo hacemos desde nuestro interior, en la intimidad con Dios, y cada vez que oramos juntos, en la Eucaristía, no estamos solos ante el misterio de la muerte y de la vida, sino que lo compartimos como miembros del Cuerpo de Cristo. Más aún: al ver la cruz, suspendida entre el cielo y la tierra, sabemos que se establece una comunión entre nosotros y nuestros difuntos. Por eso, san Francisco proclamó agradecido: «Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la muerte corporal».

El mensaje de Luka a otros jóvenes, tras su detransición: «No hay nada en ti que haya "nacido mal"»

 


El mensaje de Luka a otros jóvenes, tras su detransición: «No hay nada en ti que haya "nacido mal"»

Luka Hein, durante el acto público celebrado en Roma el domingo 13 de octubre. 

Tras pasar por una serie de tratamientos y una mastectomía completa, la detransitioner estadounidense Luka Hein ha vuelto a ser ella. Recientemente ha estado en Italia, invitada por Pro Vita & Famiglia, para contar su historia en siete ciudades italianas en una gira bajo el título Engañada. Por qué nadie nace en el cuerpo equivocado. Tampoco yo.

Con ese motivo le ha entrevistado Giuliano Guzzo en Il Timone:

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¿Es posible viajar en el tiempo? Hay películas y libros en los que mensajeros del futuro regresan al pasado para advertir a la humanidad de los graves cataclismos a los que se enfrentará si no hace nada por cambiar de rumbo. Este mes de octubre, en Italia, se abrirá una puerta espacio-temporal para un breve paréntesis que nos conectará directamente con el futuro que nos aguarda.

De hecho, la asociación Pro Vita & Famiglia Onlus ha organizado la gira italiana de Luka Hein, una joven estadounidense de 22 años que, tras pasar por un proceso de transición de género para "convertirse en hombre", someterse a fuertes tratamientos hormonales y a una mastectomía completa, volvió en sí y decidió dedicar su vida a evitar que otros jóvenes pasen por el mismo infierno al que ella tuvo que enfrentarse. 

II Timone tuvo la oportunidad de entrevistarla en exclusiva antes de su llegada para una gira que sin duda dejará huella.

-Luka, pronto llegarás a Italia para dar tu testimonio como "detransitioner". ¿Por qué aceptaste esta invitación y qué se siente al llevar tu voz a Europa, fuera de los Estados Unidos? 

-Acepté la invitación de Pro Vita & Famiglia para venir a Italia a hablar de mi experiencia personal porque creo que es importante que se conozca el impacto que estas cuestiones pueden tener en la existencia de un joven. Llevar mi voz fuera de Estados Unidos es ciertamente emocionante, porque significa que cada vez más gente quiere saber más sobre estos temas. Pero debo reconocer que, al mismo tiempo, en algunos aspectos también me produce cierta ansiedad, porque es más lejos de casa de lo que he estado nunca. En cualquier caso, estoy deseando conocer nuevas partes del mundo y, por supuesto, ¡espero poder ser de ayuda a los demás!


Luka Hein, en el centro de la imagen, durante su testimonio en Roma el 13 de octubre como parte de la gira 'Engañada. Nadie nace en el cuerpo equivocado. Tampoco yo'.

-Tu decisión de "cambiar de sexo" y "convertirte en hombre" se remonta a cuando tenías 16 años. ¿Cómo empezó todo y cómo te sientes al recordar aquella época?

-Empecé a identificarme como hombre después de un periodo muy turbulento y traumático de mi vida. Me había desvinculado completamente de mi cuerpo y me presentaron la transición como la solución segura a todas las emociones que sentía en aquella coyuntura. Cuando pienso en esa época de mi vida, sinceramente me siento increíblemente triste, porque mi "yo" más joven lo que necesitaba era que lo acogieran, lo cuidaran y lo ayudaran a darse cuenta de que era perfecto tal y como era, y no unas cirugías irreversibles y un bombardeo de hormonas. 

-¿Cómo afectó a tu fragilidad emocional el contenido de propaganda "de género líquido" que encontraste en internet y en las redes sociales? ¿Puedes decirnos qué tipo de contenidos son los más populares sobre este tema y cómo afectan a la imaginación de un adolescente?

-Los contenidos que encontré en internet durante mi crisis adolescente hacían que todo el proceso de transición pareciera atractivo e interesante. La inseguridad fisiológica y la ansiedad de esa etapa de mi vida eran presentadas -por personas influyentes que alentaban a propósito cada nueva etapa del proceso de 'transición'- como señales inequívocas de que yo había "nacido en el cuerpo equivocado". Los vídeos que mostraban los beneficios de la transición y los foros on line donde los jóvenes más vulnerables podían ponerse en contacto entre ellos, también eran los lugares más importantes en tema de contenido sobre este argumento, eran muy atractivos para los más jóvenes, pero al mismo tiempo restaban importancia a los efectos nocivos o no hablaban de ellos en absoluto.

-¿Qué desencadenó en ti un replanteamiento, sobre todo después de las intervenciones quirúrgicas a las que te sometiste, que te llevó a considerar la posibilidad de la detransición? ¿Qué te abrió los ojos y quién te ha ayudado?

-Lo que realmente me hizo comprender que lo que estaba pasando era un error fue tener la oportunidad de crecer y poder pensar en mí misma y en mi vida de una forma mucho más madura y con una visión de futuro mucho más amplia respecto a la que era capaz de tener cuando era adolescente, sobre todo teniendo en cuenta las dificultades que había experimentado a nivel mental. Entonces me di cuenta de que lo que estaba haciendo no sólo me perjudicaba a mí misma, sino también a las posibilidades de tener el tipo de futuro que realmente deseaba.

-¿Cómo han reaccionado las personas de la comunidad LGBTQ con las que mantenías relaciones estrechas ante la noticia de que habías empezado una detransición? ¿A qué te enfrentas hoy en Estados Unidos cuando cuentas tu historia?

-Hay muchas personas homosexuales y bisexuales allí fuera que entienden que lo que se está haciendo con los jóvenes más vulnerables en este momento está mal, y muchos están ayudando activamente a combatirlo. Mi detransición me ha dado la oportunidad de conocer a muchas de estas personas y colaborar en la lucha contra la ideología de género. En Estados Unidos todavía hay mucha resistencia por parte de activistas y médicos que creen en sus convicciones ideológicas sobre la identidad de género; sin embargo, cada vez más gente es capaz de reconocer los daños que se producen con el paso del tiempo.

-A la luz de tu experiencia, ¿qué le dirías a una joven italiana que se encontrara en la misma situación que tú cuando tenías 16 años?

-A cualquier joven que esté luchando con este tipo de dificultad de identidad le diría que las cosas mejoran, de verdad que lo hacen. Tú y tu cuerpo sois perfectos tal y como sois y no hay nada en ti que "haya nacido mal" o que tenga que ser "arreglado" con fármacos hormonales o cirugías. Los momentos difíciles pasan y las cosas mejoran, pero tu cuerpo sólo es uno: cuídalo y, sobre todo, mantenlo íntegro y sano.

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 1 de noviembre de 2024

Santo Evangelio 1 de Noviembre 2024

 


Texto del Evangelio (Mt 5,1-12a):

 En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».



«Alegraos y regocijaos»


Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida

(Lleida, España)

Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca» (1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.

Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.

Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (Lumen gentium, 49). Esta solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a la fiesta.

Fundadora de Sushita: «Emaús es una escuela profesional mejor que Harvard; me enseñó a no juzgar»



 Fundadora de Sushita: «Emaús es una escuela profesional mejor que Harvard; me enseñó a no juzgar»

Segimón

"Intento salir a las 09:30 de casa. Me enchufo a Radio María en el coche y voy escuchando el Rosario y llego con mucha más paz a la oficina", comenta Sandra Segimón, una de las creadoras de Sushita.

Sandra Segimón, Natacha Apolinario y José Manuel Segimón pasaron de enviar las primeras bandejas de sushi a los hogares de Madrid o Barcelona a liderar el mercado a domicilio de sushi y conformar Sushita, un grupo exclusivo que hoy cuenta con 400 empleados y cuenta con ocho restaurantes en Madrid.

La empresaria de éxito Sandra Segimón ha sido entrevistada recientemente por El Debate y cuenta cómo fundó este imperio gastronómico a finales de los 90, y cómo la fe ha sido fundamental desde los orígenes. 

Trabajo y constancia

Sobre cómo le llegó el interés por la gastronomía, Segimón recuerda sus comienzos en el sector. "Yo estudiaba en Londres, vivía sola en un apartamentito y cocinaba fatal. Llamaba todo el tiempo a una empresa, Room Service, que tenía en el catálogo 20 restaurantes buenos. Y cuando llegué a Madrid hice algunas entrevistas de trabajo, pero no me cogieron para ninguna. Empecé con el runrún de por qué no montar con mi hermano José Manuel y otra socia una empresa para hacer delivery de restaurantes".

"Fuimos los primeros en hacer delivery de comida japonesa en España, vendíamos un montón. Un día, uno de los dueños de un restaurante nos puenteó e incluyó un cartel, en el que anunciaban que ellos empezaban a hacer sus propias entregas. Entonces ahí decidimos coger a un cocinero japonés y empezamos nosotros también a gestionar una cocina y fabricar nuestro propio sushi", añade.



Cabana El grupo de Segimón hoy cuenta con ocho restaurantes y más de 400 empleados.

Y, en Nueva York surgiría la idea brillante que desembocaría, más tarde, en Sushita. "José Manuel, Natacha y yo viajábamos mucho y entonces vimos que en Nueva York estaban todos estos delis, supermercados como de barrio, que tenían bandejas de sushi. Decidimos presentárselo al grupo VIPS. Empezamos con ellos y de ahí ya con todos los clientes de la gran distribución, o sea, El Corte Inglés, Carrefour, Alcampo y el resto de las cadenas. Y ahí es cuando constituimos Sushita, en el año 1999".

"En el 2015 uno de nuestros grandes clientes, por un desacuerdo de precios, cambia el director de compras de la cadena y decide que Sushita ya no sigue vendiendo. Nos tenemos que reinventar, porque si no teníamos que echar a casi un 25% de la plantilla. Y abrimos nuestro primer restaurante al público, que fue el de Alberto Aguilera. Y ahí es el comienzo, un poco de toda la cadena de restaurantes. Hasta ocho", comenta Segimón.

Un concepto que se convirtió en rompedor, ya que se alejaba de todo lo que significaba sushi bar. "Nosotros queríamos un sitio mucho más abierto, porque en ese momento, todavía era un poco para frikis la comida japonesa, no a todo el mundo le gustaba. Y entonces hicimos un restaurante que pareciera que te encontrabas en París o en Londres. Buscamos una carta un poquito más suave con noodles o tataki de solomillo. Algo de fusión. Y tuvo mucho éxito".

Sobre una posible expansión fuera de Madrid, Segimón comenta: "Vemos que hay un montón de gente de provincias, incluso de fuera de Madrid, de París, de Londres, de distintos sitios que viene a vernos aquí. Málaga es la ciudad que hemos elegido como primer restaurante fuera de Madrid".

Los valores de Sushita

Sushita, como empresa, cuenta con unos valores muy arraigados. "La innovación es uno de los valores más importantes. Siempre hemos sido los primeros en algo; en hacer delivery de comida japonesa o vender la bandejita de sushi. La familia es otro valor. Nosotros siempre decimos que si hay alguien dentro del equipo que tiene algún problema gordo, ahí estamos el resto para apoyarle. La meritocracia es otro valor importantísimo. Esta historia es posible, porque hay un montón de gente que se deja la piel y esos son los que tienen que crecer dentro de la organización. Y luego el respeto. Tenemos una cantidad de gente que procede de todas partes del mundo". 

Y la fe es uno de los valores más importantes. "Hace seis años, yo hice el retiro de Emaús. Cuando salí, era una persona mucho más capaz de gestionar personas, tenía el foco puesto en las personas de la organización. Siempre me habían importado, pero ahora me importaban a otro nivel. La historia de Sushita es para que esas personas fueran más capaces de desarrollarse, para que tuvieran más apoyo. Antes de Emaús yo era un poco dura y demasiado exigente conmigo misma, porque al final toda esta historia exige mucho esfuerzo y trabajo. Y eso yo creo que fue el cambio. O sea que mejor que Harvard o el IESE. Y no digo que no a Harvard en algún momento, pero creo que Emaús es una gran escuela también de cómo hacer las cosas profesionalmente. En Emaús, te enseñan a no juzgar a las personas".

Segimón revela, también, su vida de fe. "Intento salir a las 09:30 de casa. Me enchufo a Radio María en el coche y voy escuchando el Rosario y llego con mucha más paz a la oficina. Yo medito rezando el rosario. No sé meditar de otra manera. Y me da mucha templanza. Llego a la oficina preparada para afrontar el día".



"No nos tenemos que aguantar ni avergonzarnos los que tenemos claro que con Dios se es feliz y sin Dios no se es feliz. Yo me he dado cuenta ahora, en Lourdes en la peregrinación, cómo esos enfermos que no pueden hablar bien, que no pueden andar, que tienen unas minusvalías brutales, cómo son capaces de ser inmensamente felices, cuando tienen a Dios en su vida. Lo que pasa es que no está de moda hablar de todo esto. Vamos a ver si lo conseguimos poner de moda, porque tenemos que contagiar a las nuevas generaciones. En el entorno de mis hijos me admira muchísimo cómo están de comprometidos con muchas causas. Mi hijo Pablo se fue a Costa Rica a cuidar niños, con el Padre Pablo Escrivá de Romaní", concluye.

Fuente: Religión en Libertad