miércoles, 31 de agosto de 2016

Santo Evangelio 31 de agosto 2016


Día litúrgico: Miércoles XXII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 4,38-44): En aquel tiempo, saliendo de la sinagoga, Jesús entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo Él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero Él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. 

Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde Él, trataban de retenerle para que no les dejara. Pero Él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado». E iba predicando por las sinagogas de Judea.

«Poniendo Él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. Salían también demonios de muchos, gritando»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench 
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)


Hoy nos encontramos ante un claro contraste: la gente que busca a Jesús y Él que cura toda “enfermedad” (comenzando por la suegra de Simón Pedro); a la vez, «salían también demonios de muchos, gritando» (Lc 4,41). Es decir: bien y paz, por un lado; mal y desesperación, por otro.

No es la primera ocasión que aparece el diablo “saliendo”, es decir, huyendo de la presencia de Dios entre gritos y exclamaciones. Recordemos también el endemoniado de Gerasa (cf. Lc 8,26-39). Sorprende que el propio diablo “reconozca” a Jesús y que, como en el caso del de Gerasa, es él mismo quien sale al encuentro de Jesús (eso sí, muy rabioso y molesto porque la presencia de Dios perturbaba su vergonzosa tranquilidad).

¡Tantas veces también nosotros pensamos que encontrarnos con Jesús es un estorbo! Nos estorba tener que ir a Misa el domingo; nos inquieta pensar que hace mucho que no dedicamos un tiempo a la oración; nos avergonzamos de nuestros errores, en lugar de ir al Médico de nuestra alma a pedirle sencillamente perdón... ¡Pensemos si no es el Señor quien tiene que venir a encontrarnos, pues nosotros nos hacemos rogar para dejar nuestra pequeña “cueva” y salir al encuentro de quien es el Pastor de nuestras vidas! A esto se le llama, sencillamente, tibieza.

Hay un diagnóstico para esto: atonía, falta de tensión en el alma, angustia, curiosidad desordenada, hiperactividad, pereza espiritual con las cosas de la fe, pusilanimidad, ganas de estar solo con uno mismo... Y hay también un antídoto: dejar de mirarse a uno mismo y ponerse manos a la obra. Hacer el pequeño compromiso de dedicar un rato cada día a mirar y a escuchar a Jesús (lo que se entiende por oración): Jesús lo hacía, ya que «al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario» (Lc 4,42). Hacer el pequeño compromiso de vencer el egoísmo en una pequeña cosa cada día por el bien de los otros (a eso se le llama amar). Hacer el pequeño-gran compromiso de vivir cada día en coherencia con nuestra vida cristiana.

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Trabajaba en el Facebook de ReL e ingresa de monja de clausura en las Carmelitas Descalzas de Ávila

Trabajaba en el Facebook de ReL e ingresa de monja de clausura en las Carmelitas Descalzas de Ávila
Trabajaba en el Facebook de ReL e ingresa de monja de clausura en las Carmelitas Descalzas de Ávila
Patricia del Oro

La joven Patricia de Oro, periodista madrileña y colaboradora de Religión en Libertad, ingresó el pasado 28 de agosto de 2016, como carmelita descalza en el convento de San José en Ávila (España).

Deja el periodismo para ser monja de clausura
Patricia acababa de lincenciarse en Comunicación Audiovisual, en el Centro Universitario Villanueva, este mes de junio. Llevaba año y medio trabajando en el Facebook de Religión en Libertad, en calidad de becaria, a las órdenes de su coordinador Gonzalo de Alvear, y tenía un futuro laboral prometedor a pesar de sus veinte pocos años.

Pero una llamada de Dios no se puede esquivar...

Esta es la historia de una vocación contada por la propia protagonista
«Ya desde pequeña me sentía muy cerca de Dios. Cuando tenía 6 ó 7 años recuerdo pensar en Jesús en la cruz y decir 'tuvo que dolerle mucho los clavos'».

»Cuando tuve 15 años quería tener amigos que creyeran en Dios, y encontré una parroquia con jóvenes muy simpáticos que creían en Dios. Pero conocí a un chico que era muy bueno, muy guapo, muy encantador... lo tenía todo para mí. Él se convirtió en un aliciente para que yo quisiera ir a muchas cosas de la parroquia.

»Fui a un Camino de Santiago y éste chico, la última noche, nos dijo que en septiembre iba a entrar en el seminario. Pasó algún tiempo, y lo recé, y me di cuenta que ese chico no tenía que ser para mí ni para otras, sino para el Señor y para todos.

La película de La Pasión, de Mel Gibson, le marcó...
»Eso me acercó mucho a Jesús. Conocí a otros chicos, me gustaban, pero nunca pasaba nada. En esos años vi la película de La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, y eso fue para mí un antes y un después. Fue rompedora. Me di cuenta de verdad de todo lo que Jesús hizo por nosotros. Y de cuanto sufrió...

¡Dios, respóndeme...!
»Un día, rezando, le dije a Dios: 'Mira, que sea lo que Tú quieras, pero que sea ya lo que sea. Me da igual lo que me pidas'.

¿Me caso, no me caso, me caso...?
»Una tarde hablando con las amigas de un tema, que todas las chicas hablamos alguna vez, una dijo: 'Pues yo me casaría con una vestido así'. Otra: 'Yo tendría cinco hijos'. 'Pues yo tres y se llamarían tal y cual'. Y yo de repente, en mí interior siento que yo misma me estoy diciendo: '¿Yo casada? ¡Qué va ! ¿Yo con hijos? ¡Para nada! Y me saltó una alarma de 'oye, Patri ¿qué está pasando? Has deseado esto todo tu vida...'. Y lo que llegué a pensar es que si ahora apareciera ese chico que había soñado, podía salir con él pero tenía la certeza en mí interior que esa relación se iba a terminar en algún momento..

Dios le responde con fuerza...
»Me di cuenta de que Dios me estaba llamando a ser totalmente suya...

»Entonces lo que le pregunté fue: 'Vale, ya sé esto que no me quieres casada, pero dónde me quieres'.

El mundo no era su sitio...
»Había muchas cosa del mundo que cada vez me molestaban más. Por ejemplo, estar de fiesta con mis amigas y ver como algunas personas se dejaban la dignidad... era algo que me rompía.

Comienza la búsqueda
»Me enteré a través de un amigo que su hermana era Carmelita Descalza en Ávila. Este amigo me invitó a que la conociera por si me ayudaba a mi inquietud de vocación. Cuando llegué a verlas me encontré con un montón de chicas jóvenes... todo el rato estaban sonriendo, riendo, con un brillo en las mirada, y tan llenas de amor, que yo salí impactadísima de allí...

Que la respuesta de Dios sea clarita...
»Pero lo le decía al Señor: 'He sentido cosas muy fuertes aquí, pero si me quieres en el Carmelo déjamelo clarísimo'.

»Y fueron pasando cosas muy curiosas que interpreto como respuestas que me iba dando Dios. Un día iba con una amiga y salimos del metro, y nos encontramos una tarjeta en las escaleras en la que ponía: 'Ven a Ávila', y salían las murallas de Ávila.

»Otra cosa que pasó fue en los ordenadores de mi universidad. Entro en un sala de 40 ordenadores y me pongo en un ordenador en cuya pantalla ponía: ¡Ávila! Entonces comenzaba a inquietarme.

La atracción por la vida religiosa
»En la etapa en la que Dios me llamaba para ser monja, pero a la vez huía de ello, si veía una monjita en la calle era un imán para mí. Tenía que ir a hablar con ella. Un día me encontré con una en el metro, y comenzamos a hablar. Y al terminar me da su tarjeta con el nombre de su comunidad y el número de teléfono. Me dije para mí misma: 'Oh, oh, Patri, que te quiere reclutar. Cuidado'.

Una entrevista de una carmelita descalza
»De repente, esa monjita, Rosa, me dijo: 'Vi esto y sentí que tenía que dártelo'. Lo que me dio fue una entrevista de una chica joven, carmelita descalza, y el titular decía: 'Jamás imaginé que se pudiera ser tan feliz en la clausura'. Y, claro, yo le dije: 'Rosa, ¿cómo te has enterado de lo mío?'. '¿Cómo que me he enterado de qué?, respondió'. Le conté todo y ella no se lo podía creer.

Las carmelitas en el corazón de la Iglesia
»Las carmelitas están en el corazón de la Iglesia, y desde ahí, con la oración y su trabajo, están sosteniendo a la Iglesia...

Lo importante en la vida...
»Al final, lo importante es decir que sí a Dios. Decirle que sí a lo que quiera a las vidas de cada uno de nosotros.

»Su voluntad para nosotros es lo que realmente nos va a hacer felices... no hay otra cosa.

Patricia del Oro cuenta en pocos minutos cómo Dios entró en su vida y decidió ser Carmelita Descalza en Ávila

martes, 30 de agosto de 2016

Santo Evangelio 30 de agosto 2016


Día litúrgico: Martes XXII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 4,31-37): En aquel tiem
o, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.


«Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad»
Rev. D. Joan BLADÉ i Piñol 
(Barcelona, España)


Hoy vemos cómo la actividad de enseñar fue para Jesús la misión central de su vida pública. Pero la predicación de Jesús era muy distinta a la de los otros maestros y esto hacía que la gente se extrañara y se admirara. Ciertamente, aunque el Señor no había estudiado (cf. Jn 7,15), desconcertaba con sus enseñanzas, porque «hablaba con autoridad» (Lc 4,32). Su estilo de hablar tenía la autoridad de quien se sabe el “Santo de Dios”.

Precisamente, aquella autoridad de su hablar era lo que daba fuerza a su lenguaje. Utilizaba imágenes vivas y concretas, sin silogismos ni definiciones; palabras e imágenes que extraía de la misma naturaleza cuando no de la Sagrada Escritura. No hay duda de que Jesús era buen observador, hombre cercano a las situaciones humanas: al mismo tiempo que le vemos enseñando, también lo contemplamos cerca de las gentes haciéndoles el bien (con curaciones de enfermedades, con expulsiones de demonios, etc.). Leía en el libro de la vida de cada día experiencias que le servían después para enseñar. Aunque este material era tan elemental y “rudimentario”, la palabra del Señor era siempre profunda, inquietante, radicalmente nueva, definitiva.

La cosa más grande del hablar de Jesucristo era el compaginar la autoridad divina con la más increíble sencillez humana. Autoridad y sencillez eran posibles en Jesús gracias al conocimiento que tenía del Padre y su relación de amorosa obediencia con Él (cf. Mt 11,25-27). Es esta relación con el Padre lo que explica la armonía única entre la grandeza y la humildad. La autoridad de su hablar no se ajustaba a los parámetros humanos; no había competencia, ni intereses personales o afán de lucirse. Era una autoridad que se manifestaba tanto en la sublimidad de la palabra o de la acción como en la humildad y sencillez. No hubo en sus labios ni la alabanza personal, ni la altivez, ni gritos. Mansedumbre, dulzura, comprensión, paz, serenidad, misericordia, verdad, luz, justicia... fueron el aroma que rodeaba la autoridad de sus enseñanzas.

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La historia de la monja que se convirtió en icono del terremoto italiano: «Pensé que iba a morir»


La historia de la monja que se convirtió en icono del terremoto italiano: «Pensé que iba a morir»

Marjana Lleshi pensó que iba a morir bajo los cascotes... pero la foto famosa recoge cuando envía mensajes anunciando su liberación de los escombros


La fotografía de una monja joven con hábito completo, ensangrentada en el suelo, con un teléfono móvil en la mano, dio la vuelta al mundo como símbolo del terremoto del centro de Italia que sorprendió a cientos de miles de personas a las 3 y media de la mañana del 24 de agosto y causó 290 víctimas mortales y enormes daños materiales en las localidades de Amatrice, Accumoli, Arquata del Tronto y Norcia, entre otras. 

Hoy sabemos quién es y qué hacía la protagonista de la foto: era la hermana Marjana Lleshi, religiosa de las Siervas del Señor, de 35 años y nacionalidad albanesa, y estaba enviando un mensaje de texto a sus parientes para tranquilizarlos.

Con otras religiosas, cuidaba ancianas
“Pensé que iba a morir cuando las paredes del convento se colapsaron”, explicó a la prensa italiana. Ella dormía en el convento Don Minozzi, junto a la Iglesia del Santísimo Crucifijo en Amatrice, cuando empezó el terremoto en lo más cerrado de la noche. Con otras seis religiosas se encargaba de cuidar a seis ancianas en la casa. Cuidar ancianos y atender niños pequeños en guarderías son dos de las tareas propias del carisma de su congregación. 

La historia de la monja que se convirtió en icono del terremoto italiano: «Pensé que iba a morir»

Mensajes de texto pidiendo por su alma
Con los temblores, la hermana Marjana despertó. Estaba cubierta de polvo y sangraba por la cabeza. Había recibido un golpe y además estaba atrapada entre los escombros. Durante unos segundos intentó comprender bien lo que sucedía. Luego se puso a pedir ayuda. Hubo un momento en que pensó que moriría sepultada. Pero tenía el móvil, que funcionaba bien, y lo usó para lo que lo usaba tan a menudo en su vida cotidiana: escribir mensajes de texto a amigos pidiendo que orasen por ella. 

En este caso, sin embargo, eran además mensajes de despedida porque pedía ya que orasen por su alma. “Me despedí de ellos para siempre”, relata.

Sin embargo, no se atrevía a enviar esos mensajes a sus familiares más cercanos: “No podía despedirme de mi familia porque tenía miedo de que a mi padre le diera un colapso emocional y muriera al escuchar algo así”.

No dejó de gritar... y la sacaron
Tampoco dejó de gritar pidiendo ayuda, y un joven que colaboraba con las hermanas atendiendo ancianas en el convento acudió. “En ese momento oí una voz que me llamaba, ‘¡hermana Marjana, hermana Marjana!’”. 

El rescatador la sacó, ya de día, y la llevó a un lugar tranquilo. Esa es la escena en la que fue inmortalizada como símbolo del terremoto: sentada en el suelo, temblando todavía, y enviando mensajes a amigos y parientes, esta vez explicándoles que había sobrevivido a la tragedia. Un fotógrafo de la agencia italiana ANSA fue quien la fotografió y en pocas horas la escena ilustraba los medios gráficos del mundo entero. 

Las heridas físicas... y las anímicas
La hermana Marjana Lleshi fue después atendida por los médicos debido al polvo que había inhalado bajo los escombros. A la ensangrentada herida en la cabeza le aplicaron unos puntos de sutura. 


Queda una profunda herida humana y anímica, de las que sólo Dios puede sanar: tres hermanas de su congregación y cuatro ancianas de las que atendían murieron en el terremoto. Y está la visión desoladora de las instalaciones destrozadas y los vecinos y conocidos sin hogar, desesperados entre cascotes.

Para sanar estas heridas y recuperar la esperanza Marjana Lleshi mira hacia el 4 de septiembre, a la canonización de la Madre Teresa de Calcuta en Roma. Ella era también una religiosa albanesa que "dió esperanza a aquellos que no la tenían". Tiene ilusión por estar en Roma esa día, llenarse de esa esperanza y poder transmitirla a los demás, también entre los escombros de casas y vidas quebrantadas.

lunes, 29 de agosto de 2016

Santo Evangelio 29 de agosto 2016


Día litúrgico: 29 de Agosto: El martirio de san Juan Bautista

Texto del Evangelio (Mc 6,17-29): En aquel tiempo, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. 

Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?». Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.


«Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’»
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM 
(Barcelona, España)


Hoy recordamos el martirio de san Juan Bautista, el Precursor del Mesías. Toda la vida del Bautista gira en torno a la Persona de Jesús, de manera que sin Él, la existencia y la tarea del Precursor del Mesías no tendría sentido.

Ya, desde las entrañas de su madre, siente la proximidad del Salvador. El abrazo de María y de Isabel, dos futuras madres, abrió el diálogo de los dos niños: el Salvador santificaba a Juan, y éste saltaba de entusiasmo dentro del vientre de su madre.

En su misión de Precursor mantuvo este entusiasmo -que etimológicamente significa "estar lleno de Dios"-, le preparó los caminos, le allanó las rutas, le rebajó las cimas, lo anunció ya presente, y lo señaló con el dedo como el Mesías: «He ahí el Cordero de Dios» (Jn 1,36).

Al atardecer de su existencia, Juan, al predicar la libertad mesiánica a quienes estaban cautivos de sus vicios, es encarcelado: «Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’» (Mc 6,18). La muerte del Bautista es el testimonio martirial centrado en la persona de Jesús. Fue su Precursor en la vida, y también le precede ahora en la muerte cruel.

San Beda nos dice que «está encerrado, en la tiniebla de una mazmorra, aquel que había venido a dar testimonio de la Luz, y había merecido de la boca del mismo Cristo (…) ser denominado "antorcha ardiente y luminosa". Fue bautizado con su propia sangre aquél a quien antes le fue concedido bautizar al Redentor del mundo».

Ojalá que la fiesta del Martirio de san Juan Bautista nos entusiasme, en el sentido etimológico del término, y, así, llenos de Dios, también demos testimonio de nuestra fe en Jesús con valentía. Que nuestra vida cristiana también gire en torno a la Persona de Jesús, lo cual le dará su pleno sentido.

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Trabajaba en el Facebook de ReL e ingresa de monja de clausura en las Carmelitas Descalzas de Ávila

Trabajaba en el Facebook de ReL e ingresa de monja de clausura en las Carmelitas Descalzas de Ávila

Patricia del Oro, joven periodista madrileña

Trabajaba en el Facebook de ReL e ingresa de monja de clausura en las Carmelitas Descalzas de Ávila


La joven Patricia de Oro, periodista madrileña y colaboradora de Religión en Libertad, ingresa hoy, 28 de agosto de 2016, como carmelita descalza en el convento de San José en Ávila (España).

Deja el periodismo para ser monja de clausura
Patricia acababa de lincenciarse en Comunicación Audiovisual, en el Centro Universitario Villanueva, este mes de junio. Llevaba año y medio trabajando en el Facebook de Religión en Libertad, en calidad de becaria, a las órdenes de su coordinador Gonzalo de Alvear, y tenía un futuro laboral prometedor a pesar de sus veinte pocos años.

Pero una llamada de Dios no se puede esquivar...

Esta es la historia de una vocación contada por la propia protagonista
«Ya desde pequeña me sentía muy cerca de Dios. Cuando tenía 6 ó 7 años recuerdo pensar en Jesús en la cruz y decir 'tuvo que dolerle mucho los clavos'».

»Cuando tuve 15 años quería tener amigos que creyeran en Dios, y encontré una parroquia con jóvenes muy simpáticos que creían en Dios. Pero conocí a un chico que era muy bueno, muy guapo, muy encantador... lo tenía todo para mí. Él se convirtió en un aliciente para que yo quisiera ir a muchas cosas de la parroquia.

»Fui a un Camino de Santiago y éste chico, la última noche, nos dijo que en septiembre iba a entrar en el seminario. Pasó algún tiempo, y yo lo recé, y me di cuenta que ese chico no tenía que ser para mí ni para otras, sino para el Señor y para todos.

La película de La Pasión, de Mel Gibson, le marcó...
»Eso me acercó mucho a Jesús. Conocí a otros chicos, me gustaban, pero nunca pasaba nada. En esos años vi la película de La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, y eso fue para mí un antes y un después. Fue rompedora. Me di cuenta de verdad de todo lo que Jesús hizo por nosotros. Y de cuanto sufrió...

¡Dios, respóndeme...!
»Un día, rezando, le dije a Dios: 'Mira, que sea lo que Tú quieras, pero que sea ya lo que sea. Me da igual lo que me pidas'.

¿Me caso, no me caso, me caso...?
»Una tarde hablando con las amigas de un tema, que todas las chicas hablamos alguna vez, una dijo: 'Pues yo me casaría con una vestido así'. Otra: 'Yo tendría cinco hijos'. 'Pues yo tres y se llamarían tal y cual'. Y yo de repente, en mí interior siento que yo misma me estoy diciendo: '¿Yo casada? ¡Qué va ! ¿Yo con hijos? ¡Para nada! Y me saltó una alarma de 'oye, Patri ¿qué está pasando? Has deseado esto todo tu vida...'. Y lo que llegué a pensar es que si ahora apareciera ese chico que había soñado, podía salir con él pero tenía la certeza en mí interior que esa relación se iba a terminar en algún momento..

Dios le responde con fuerza...
»Me di cuenta de que Dios me estaba llamando a ser totalmente suya...

»Entonces lo que le pregunté fue: 'Vale, ya sé esto que no me quieres casada, pero dónde me quieres'.

El mundo no era su sitio...
»Había muchas cosa del mundo que cada vez me molestaban más. Por ejemplo, estar de fiesta con mis amigas y ver como algunas personas se dejaban la dignidad... era algo que me rompía.

Comienza la búsqueda
»Me enteré a través de un amigo que su hermana era Carmelita Descalza en Ávila. Este amigo me invitó a que la conociera por si me ayudaba a mi inquietud de vocación. Cuando llegué a verlas me encontré con un montón de chicas jóvenes... todo el reta estaban sonriendo, riendo, con un brillo en las mirada, y tan llenas de amor, que yo salí impactadísima de allí...

Que la respuesta de Dios sea clarita...
»Pero lo le decía al Señor: 'He sentido cosas muy fuertes aquí, pero si me quieres en el Carmelo déjamelo clarísimo'.

»Y fueron pasando cosas muy curiosas que interpreto como respuestas que me iba dando Dios. Un día iba con una amiga y salimos del metro, y nos encontramos una targeta en las escaleras en la que ponía: 'Ven a Ávila', y salían las murallas de Ávila.

»Otra cosa que pasó fue en los ordenadores de mi universidad. Entro en un sala de 40 ordenadores y me pongo en un ordenador en cuya pantalla ponía: ¡Ávila! Entonces comenzaba a inquietarme.

La atracción por la vida religiosa
»En la etapa en la que Dios me llamaba para ser monja, pero a la vez huía de ello, si veía una monjita en la calle era un imán para mí. Tenía que ir a hablar con ella. Un día me encontré con una en el metro, y comenzamos a hablar. Y al terminar me da su tarjeta con el nombre de su comunidad y el número de teléfono. Me dije para mí misma: 'Oh, oh, Patri, que te quiere reclutar. Cuidado'.

Una entrevista de una carmelita descalza
»De repente, esa monjita, Rosa, me dijo: 'Vi esto y sentí que tenía que dártelo'. Lo que me dio fue una entrevista de una chica joven, carmelita descalza, y el titular decía: 'Jamás imaginé que se pudiera ser tan feliz en la clausura'. Y, claro, yo le dije: 'Rosa, ¿cómo te has enterado de lo mío?'. '¿Cómo que me he enterado de qué?, respondió'. Le conté todo y ella no se lo podía creer.

Las carmelitas en el corazón de la Iglesia
»Las carmelitas están en el corazón de la Iglesia, y desde ahí, con la oración y su trabajo, está sosteniendo a la Iglesia...

Lo importante en la vida...
»Al final, lo importante es decir quue sí a Dios. Decirle que sí a lo que quiera a las vidas de cada uno de nosotros.

»Su voluntad para nosotros es lo que realmente nos va a hacer felices... no hay otra cosa.

Patricia del Oro cuenta en pocos minutos cómo Dios entró en su vida y decidió ser Carmelita Descalza en Ávila

domingo, 28 de agosto de 2016

Santo Evangelio 28 de agosto 2016


Día litúrgico: Domingo XXII (C) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 14,1.7-14): Un sábado, habiendo ido a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado». 

Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».


«Los invitados elegían los primeros puestos»
Rev. D. Enric PRAT i Jordana 
(Sort, Lleida, España)


Hoy, Jesús nos da una lección magistral: no busquéis el primer lugar: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto» (Lc 14,8). Jesucristo sabe que nos gusta ponernos en el primer lugar: en los actos públicos, en las tertulias, en casa, en la mesa... Él conoce nuestra tendencia a sobrevalorarnos por vanidad, o todavía peor, por orgullo mal disimulado. ¡Estemos prevenidos con los honores!, ya que «el corazón queda encadenado allí donde encuentra posibilidad de fruición» (San León Magno).

¿Quién nos ha dicho, en efecto, que no hay colegas con más méritos o con más categoría personal? No se trata, pues, del hecho esporádico, sino de la actitud asumida de tenernos por más listos, los más importantes, los más cargados de méritos, los que tenemos más razón; pretensión que supone una visión estrecha sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea. De hecho, Jesús nos invita a la práctica de la humildad perfecta, que consiste en no juzgarnos ni juzgar a los demás, y a tomar conciencia de nuestra insignificancia individual en el concierto global del cosmos y de la vida.

Entonces, el Señor, nos propone que, por precaución, elijamos el último sitio, porque, si bien desconocemos la realidad íntima de los otros, sabemos muy bien que nosotros somos irrelevantes en el gran espectáculo del universo. Por tanto, situarnos en el último lugar es ir a lo seguro. No fuera caso que el Señor, que nos conoce a todos desde nuestras intimidades, nos tuviese que decir: «‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto» (Lc 14,9).

En la misma línea de pensamiento, el Maestro nos invita a ponernos con toda humildad al lado de los preferidos de Dios: pobres, inválidos, cojos y ciegos, y a igualarnos con ellos hasta encontrarnos en medio de quienes Dios ama con especial ternura, y a superar toda repugnancia y vergüenza por compartir mesa y amistad con ellos.

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Era de la jet set de Marbella, salía en ¡HOLA!... Madre Teresa de Calcuta le dio la vuelta a su vida


Era de la jet set de Marbella, salía en ¡HOLA!... Madre Teresa de Calcuta le dio la vuelta a su vida
Madre Teresa de Calcuta y Carmen Álvarez Lara

Pertenecía a la jet set, acudía todos los años a la fiesta de la Cruz Roja de Marbella, salía en las páginas de la revista ¡HOLA!... ella misma reconoce que llevaba una vida frívola. Un viaje a Calcuta en 2006 le cambió la vida. "Volví completamente transformada", dice Carmen Álvarez Lara. Hoy es misionera laica de la gran familia de la Misioneras de la Caridad que fundo la beata Madre Teresa de Calcuta.

"Soy la persona más feliz del mundo", subraya Carmen en este magnífico reportaje de Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo publicado en el semanario Alfa y Omega.

"Madre Teresa dio a mi vida una vuelta como si fuera un calcetín"
«Yo antes formaba parte de la jet set de Marbella y salía en las páginas del ¡Hola!, pero madre Teresa le dio la vuelta a mi vida como si fuera un calcetín». Carmen Álvarez Lara es una voluntaria española que hoy forma parte de los misioneros laicos de la gran familia que fundó la madre Teresa, y que acudirá junto a miles de personas de todo el mundo a la canonización en Roma de la madre de los pobres, el 4 de septiembre.

De las fiestas de la cruz Roja en Marbella a...
Con 69 años, acostumbrada a moverse con soltura entre duquesas y marquesas, en las fiestas de la Cruz Roja marbellí, entró en contacto con las Misioneras de la Caridad en un viaje a Calcuta que hizo en 2006, acompañando a unos misioneros que conocía de su trabajo como voluntaria en Manos Unidas. De allí volvió «completamente transformada», hasta el punto de que nada más aterrizar decidió ir a ayudar en la casa de las hermanas en Madrid.

... a lavar la ropa de los pobres a mano
«¡Pero si Calcuta está en Madrid!», pensó, y allí pasó cuatro años, encargada de una tarea a la que no estaba acostumbrada: lavar la ropa de los hombres allí acogidos… a mano, como se hace en todas las casas de las misioneras en todo el mundo. Lo hizo desde 2006 hasta 2010, cuando tuvo que dejarlo por una enfermedad.

Una llamada del Señor
«Me enamoré del Tengo sed del que estaba enamorada la madre Teresa, y sentí la necesidad de darme. Vi claramente la llamada del Señor para estar ahí. Me convertí en una mujer completamente distinta», cuenta Álvarez Lara.

Se asoció a las hermanas como misionera laica, con los mismos votos que ellas pero adaptados a sus circunstancias: «Vivo el voto de pobreza a mi nivel, no ambiciono nada, ayudo a todo el mundo, regalo todo lo que puedo. Renuncio a los caprichos y a lo superfluo en todo, y vivo el espíritu de la madre Teresa desde la vida contemplativa».

"Mi conversión se la debo a Madre Teresa de Calcuta"
Hoy Carmen da gracias a Dios «por esta oportunidad de ponerme en silencio interior. De haber tenido una vida de cinco estrellas y de viajar en VIP, he pasado a ser yo misma, porque no lo había sido nunca. Mi conversión se la debo a la madre Teresa. Yo antes no era muy religiosa, pero hoy cuatro horas en la capilla de adoración se me quedan cortas».

«Yo evangelizo hasta en la peluquería»
Pero Carmen va más allá: «Yo hoy evangelizo hasta en la peluquería. Lo hago en cuanto me dan pie, porque no voy imponiendo nada. Cuando la gente me pregunta por qué sonrío y estoy feliz, digo: “Porque tengo fe”.
Era de la jet set de Marbella, salía en ¡HOLA!... Madre Teresa de Calcuta le dio la vuelta a su vida
El Señor me ha llamado y he dicho “Sí”. Me he entregado por completo. Y hoy soy la persona más feliz del mundo».

1.500 pobres de fiesta en Roma
Carmen acudirá como peregrina al que será uno de los eventos centrales del Año de la Misericordia, pues la canonización de la madre Teresa será el broche de oro del Jubileo de los voluntarios y operarios de la misericordia que presidirá el Papa Francisco el día anterior.

Como preparativos a la celebración, durante esos días tendrán lugar en Roma varias vigilias de oración y celebraciones de la Eucaristía presididas por varios cardenales, además de conciertos, musicales y una exposición sobre la fundadora de las Misioneras de la Caridad.

5.000 misioneras de la Caridad en 140 países
En todos estos eventos participarán las 200 hermanas de numerosos países que han recibido el permiso de la congregación para viajar a Roma. Ellas representarán a las 5.000 misioneras de la Caridad que trabajan hoy en 140 naciones.

1.500 pobres de Italia
Pero la gran novedad será la presencia junto a las hermanas de 1.500 pobres procedentes de las casas que las Misioneras de la Caridad tienen por toda Italia, muchos de ellos de diversos países del mundo. Con ello, la congregación pretende que esta sea una fiesta entrañable para todas las personas que componen la familia de la madre Teresa: las misioneras y misioneros de la Caridad, los voluntarios laicos, los enfermos colaboradores…, y también los pobres y enfermos a los que atienden.

«Era suave y firme al mismo tiempo, como Cristo»
Desde España partirán numerosas peregrinaciones diocesanas, parroquiales y a título individual. Pero no todos los que lo desean podrán asistir; entre ellos, María López-Bueno, que aunque sí que fue a la beatificación, en esta ocasión no podrá viajar a Roma porque sale de cuentas… el mismo 4 de septiembre.

María es una de las pocas personas en el mundo que llamaban a la madre Teresa «mi abuela», porque su primer año de vida lo pasó en el orfanato que dirigían las hermanas en Calcuta.

María fue adoptada por un matrimonio español muy vinculado a la madre Teresa, y por eso se muestra «muy agradecida por la vida que he tenido». Hoy tiene en su casa una pequeña escultura de la Madre y muchas tardes reza ante ella y le pone una vela. Hasta su misma vocación de enfermera se la debe a ella: «De pequeña iba con mis padres a la casa de las hermanas en Madrid, y desde siempre me ha gustado ayudar a los enfermos y curarles. Siempre lo tuve claro».


María López-Bueno estuvo en su primer año de vida en un orfanato de Madre Teresa en Calcuta. Fue adoptada por un matrimonio español muy amigo de la futura santa.

Su madre, María José Aroz, que se quedará también en Madrid estos días para ayudar a su hija antes del parto, tuvo ocasión de tratar con frecuencia a madre Teresa en sus 17 viajes a la India. «Era una auténtica madre», la define María José, que pasó muchas horas junto a su marido como voluntarios en lo que madre Teresa llamaba «mi primer amor»: Kalighat, la casa de los moribundos, donde los enfermos incurables y los muertos de hambre pasan sus últimos días antes de morir.

«Lo que aprendí de ella es que el amor es infinito. Siempre pensamos que al darnos corremos el riesgo de desgastarnos por el agotamiento, pero ella es la prueba de que el amor es infinito. Aunque no te conociera te recibía como a uno de sus hijos. Te cogía la cara con esas manos tan grandes que tenía para transmitirte su amor. Lo hacía contigo y con todos, ¡y no se desgastaba nunca!», dice «la españolita», como le llamaba la Madre.

Madre Teresa era firme pero suave a la vez
También recuerda de ella que era «una persona muy firme, no era dulzona en absoluto. Como Cristo, que era muy suave pero al mismo tiempo muy firme». Hasta cuenta que llegó a rechazar regalos para sus pobres cuya única motivación era la pose: «No quería cosas sin amor».

«No pidáis nada. Os llegará»
De su primer viaje a Calcuta ella y su marido volvieron con una lista de cosas que les dio madre Teresa para enviar a Calcuta: jeringas, gasas y el material necesario para los cuidados médicos básicos, «pero no pidáis nada. Os llegará solo», les dijo la madre Teresa. Y así fue: a los pocos días de aterrizar empezaron a llamar a su casa ofreciendo todo aquello que la Madre había pedido para sus pobres. «Nos fue lloviendo todo y nosotros no habíamos pedido nada».

María José, que es escultora, tomaba bocetos de la madre Teresa mientras rezaba en la capilla de Calcuta, y al volver a España comenzó a realizar estatuas de ella orando, a tamaño natural. La primera está hoy en el mismo lugar de la capilla donde madre Teresa se solía poner a rezar, y hay ya más de 40 por las casas de las Misioneras de todo el mundo.

María José Aroz ha realizado más de 40 esculturas de Madre Teresa de Calcuta, rezando en esa posición, como se ve en la imagen

Para María José, lo mejor de la Madre es que «no solo ha salvado miles de vidas, sino que ha movido muchas conciencias. Y sigue con nosotros como lo que es, una madre».

Una madre pequeña, de 1,52 metros de estatura, que fue en vida lo más grande que alguien puede llegar a ser.

sábado, 27 de agosto de 2016

Santo Evangelio 27 de agosto 2016


Día litúrgico: Sábado XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 25,14-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

»Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. 

»Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo’. Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes’».


«Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda»
Rev. D. Albert SOLS i Lúcia 
(Barcelona, España)


Hoy contemplamos la parábola de los talentos. En Jesús apreciamos como un momento de cambio de estilo en su mensaje: el anuncio del Reino ya no se limita tanto a señalar su proximidad como a describir su contenido mediante narraciones: ¡es la hora de las parábolas!

Un gran hombre decide emprender un largo viaje, y confía todo el patrimonio a sus siervos. Pudo haberlo distribuido por partes iguales, pero no lo hizo así. Dio a cada uno según su capacidad (cinco, dos y un talentos). Con aquel dinero pudo cada criado capitalizar el inicio de un buen negocio. Los dos primeros se lanzaron a la administración de sus depósitos, pero el tercero —por miedo o por pereza— prefirió guardarlo eludiendo toda inversión: se encerró en la comodidad de su propia pobreza.

El señor regresó y... exigió la rendición de cuentas (cf. Mt 25,19). Premió la valentía de los dos primeros, que duplicaron el depósito confiado. El trato con el criado “prudente” fue muy distinto.

El mensaje de la parábola sigue teniendo una gran actualidad. La separación progresiva entre la Iglesia y los Estados no es mala, todo lo contrario. Sin embargo, esta mentalidad global y progresiva esconde un efecto secundario, peligroso para los cristianos: ser la imagen viva de aquel tercer criado a quien el amo (figura bíblica de Dios Padre) reprochó con gran severidad. Sin malicia, por pura comodidad o miedo, corremos el peligro de esconder y reducir nuestra fe cristiana al entorno privado de familia y amigos íntimos. El Evangelio no puede quedar en una lectura y estéril contemplación. Hemos de administrar con valentía y riesgo nuestra vocación cristiana en el propio ambiente social y profesional proclamando la figura de Cristo con las palabras y el testimonio.

Comenta san Agustín: «Quienes predicamos la palabra de Dios a los pueblos no estamos tan alejados de la condición humana y de la reflexión apoyada en la fe que no advirtamos nuestros peligros. Pero nos consuela el que, donde está nuestro peligro por causa del ministerio, allí tenemos la ayuda de vuestras oraciones».

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Oración a San José


viernes, 26 de agosto de 2016

Santo Evangelio 26 de agosto 2016


Día litúrgico: Viernes XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 25,1-13): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora».


«En verdad os digo que no os conozco»
Rev. D. Joan Ant. MATEO i García 
(La Fuliola, Lleida, España)


Hoy, Viernes XXI del tiempo ordinario, el Señor nos recuerda en el Evangelio que hay que estar siempre vigilantes y preparados para encontrarnos con Él. A media noche, en cualquier momento, pueden llamar a la puerta e invitarnos a salir a recibir al Señor. La muerte no pide cita previa. De hecho, «no sabéis ni el día ni la hora» (Mt 25,13).

Vigilar no significa vivir con miedo y angustia. Quiere decir vivir de manera responsable nuestra vida de hijos de Dios, nuestra vida de fe, esperanza y caridad. El Señor espera continuamente nuestra respuesta de fe y amor, constantes y pacientes, en medio de las ocupaciones y preocupaciones que van tejiendo nuestro vivir.

Y esta respuesta sólo la podemos dar nosotros, tú y yo. Nadie lo puede hacer en nuestro lugar. Esto es lo que significa la negativa de las vírgenes prudentes a ceder parte de su aceite para las lámparas apagadas de las vírgenes necias: «Es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis» (Mt 25,9). Así, nuestra respuesta a Dios es personal e intransferible.

No esperemos un “mañana” —que quizá no vendrá— para encender la lámpara de nuestro amor para el Esposo. Carpe diem! Hay que vivir en cada segundo de nuestra vida toda la pasión que un cristiano ha de sentir por su Señor. Es un dicho conocido, pero que no estará de más recordarlo de nuevo: «Vive cada día de tu vida como si fuese el primer día de tu existencia, como si fuese el único día de que disponemos, como si fuese el último día de nuestra vida». Una llamada realista a la necesaria y razonable conversión que hemos de llevar a término.

Que Dios nos conceda la gracia en su gran misericordia de que no tengamos que oír en la hora suprema: «En verdad os digo que no os conozco» (Mt 25,12), es decir, «no habéis tenido ninguna relación ni trato conmigo». Tratemos al Señor en esta vida de manera que lleguemos a ser conocidos y amigos suyos en el tiempo y en la eternidad.

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Los Fatzinger: 13 hijos, misa diaria y, para el «Washington Post», un modelo de gestión financiera


Los Fatzinger: 13 hijos, misa diaria y, para el «Washington Post», un modelo de gestión financiera

Los Fatzinger, al completo: sus días empiezan y acaban temprano, es parte del buen orden organizativo e incluso espiritual.


The Washington Post ha llevado a sus páginas como modelo de gestión financiera familiar a los Fatzinger, una familia de Bowie (Maryland) formada por Rob (él, 51), Sam (ella, 48) y trece hijos. El titular resumía la hazaña: "Cómo una familia manda 13 hijos a estudiar, vive sin deudas... y encima piensa jubilarse pronto".

¿Exorcizar la casa?
Sam no trabaja (si es que no es trabajo el de encargarse de un hogar con quince personas) y Rob gana 100.000 dólares al año como programador informático, pero hasta hace una década nunca pasó de 50.000. Hace cuatro años terminaron de pagar la hipoteca (única deuda que han tenido nunca) y Rob ha preparado las cosas para jubilarse a los 62 años. Su filosofía es, por supuesto, ahorrar (el reportero del Post calculó el valor de la cesta de la compra que vio hacer a Sam en justo el doble de lo que realmente pagó gracias a su habilidad con las ofertas), pero tampoco se trata tanto de privarse de cosas como de "coger y elegir cuidadosamente". Y de ahorrar para invertir y acrecentar el capital con la regla del interés compuesto.

Se casaron hace 27 años y su primer negocio fue una librería católica (pues ambos lo son) que nunca les dio más de 36.000 dólares al año, y que cerraron en 2000 cuando ya tenían siete hijos. Siempre ahorraron entre un 10% y un 15% de sus ingresos, permitiéndose ciertos lujos: el 20 de cada mes, día en el que se casaron, el matrimonio sale a cenar, aunque sea a un lugar sencillo y barato.

Justo al empezar el nuevo trabajo de Rob compraron su casa actual. Estaba en tan mal estado que el sacerdote que vino a bendecirla bromeó diciendo que le haría también un exorcismo. Pero muchos familiares les ayudaron a reformarla.

En cuanto a los hijos, tienen su cuota de responsabilidad en la marca económica de la familia: "Empiezan a trabajar tan pronto como tienen edad para ello, y aprenden a discernir entre las necesidades y los deseos". Los mayores ya han concluido sus estudios universitarios: trabajo social, fisioterapia, matemáticas...

Los Fatzinger suelen salir juntos de paseo con sus respectivas bicicletas.

Misa diaria, y rosario también, si es posible
El artículo del Post, que aporta muchos detalles sobre la forma que tienen los Fatzinger de gestionar su economía doméstica, menciona que Rob y Sam son "católicos practicantes", pero no ahonda en esa cuestión.

Sí lo hace Epic Pew, lo que nos permite conocer, por ejemplo, sus hábitos religiosos: "Sin duda la misa diaria es lo más importante, el rosario por la tarde cuando es posible, y vivir el año litúrgico. Es difícil responder esto a nivel familiar, porque la mayor parte de nuestros hijos ya son mayores y son responsables de su propia formación en la fe. Nuestros hijos van a retiros en el instituto tanto como sea posible. Quo Vadis, Mount2000, Steubenville y Camp Maria son algunos de los retiros que nos ayudan a elevar nuestra espiritualidad. Aquellos de nuestros hijos que van al instituto acuden a clases de Biblia y van a grupos de jóvenes, y nuestros chicos son monaguillos".

"A mí", apunta Sam, "me gusta hacer una Hora Santa a la semana, pero fue difícil encontrar tiempo para ello dada mi familia y mi personalidad. Soy una persona madrugadora, así finalmente encontré que la mejor hora para mí era el sábado a las cinco de la mañana".

Consideran "una bendición" que su parroquia ofrezca numerosas actividades, e implicarse en ellas es "una parte esencial" de su vida.

Los Fatzinger: 13 hijos, misa diaria y, para el «Washington Post», un modelo de gestión financiera
Juntarse para comer, una prioridad familiar.

Como también lo son "las comidas familiares" y algo que consideran fundamental en la educación de sus hijos, "acostarse temprano": "No es tan fácil ahora como era al principio, cuando la mayoría de nuestros hijos eran pequeños". También son "prioridades esenciales" ayudarse unos a otros y celebrar los días festivos y los cumpleaños... y las bodas: en noviembre se casa en Arizona el hermano mayor.

Luz en un mundo oscuro
Los Fatzinger, como sucede con otras familias numerosas, son a veces mirados como seres de otro planeta. Sam confiesa que no permite que nadie se meta con ellos por ese motivo, y ambos dan un consejo: "Nunca te disculpes por tener muchos hijos; vive y muéstrate con confianza en tu familia y en las decisiones que tomáis. Ten una buena presencia pública y asegúrate de que tus hijos se portan bien".

Y para que la propia familia sea un instrumento de la Nueva Evangelización, una serie de interesantes sugerencias: "Sé amable e implícate de forma que convenga a la situación de tu familia en la vida. Ayuda a otras familias, échales una mano con los hijos o las comidas, apoyándoles en la oración y con actividades que les faciliten las cosas, no que les estresen. Mantén una sonrisa en tu boca, saluda a los demás y se amable. Sal de tu camino para ayudar a los demás. Ama al pecador y aborrece el pecado. Encuentra formas de que la gente vuelva a Dios, y sé un ejemplo en un mundo oscuro".

jueves, 25 de agosto de 2016

Santo Evangelio 25 de agosto 2016


Día litúrgico: Jueves XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 24,42-51): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».

«Estad preparados»
+ Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas 
(Barcelona, España)


Hoy, el texto evangélico nos habla de la incertidumbre del momento en que vendrá el Señor: «No sabéis qué día vendrá» (Mt 24,42). Si queremos que nos encuentre velando en el momento de su llegada, no nos podemos distraer ni dormirnos: hay que estar siempre preparados. Jesús pone muchos ejemplos de esta atención: el que vigila por si viene un ladrón, el siervo que quiere complacer a su amo... Quizá hoy nos hablaría de un portero de fútbol que no sabe cuándo ni de qué manera le vendrá la pelota...

Pero, quizá, antes debiéramos aclarar de qué venida se nos habla. ¿Se trata de la hora de la muerte?; ¿se trata del fin del mundo? Ciertamente, son venidas del Señor que Él ha dejado expresamente en la incertidumbre para provocar en nosotros una atención constante. Pero, haciendo un cálculo de probabilidades, quizá nadie de nuestra generación será testimonio de un cataclismo universal que ponga fin a la existencia de la vida humana en este planeta. Y, por lo que se refiere a la muerte, esto sólo será una vez y basta. Mientras esto no llegue, ¿no hay ninguna otra venida más cercana ante la cual nos convenga estar siempre preparados?

«¡Cómo pasan los años! Los meses se reducen a semanas, las semanas a días, los días a horas, y las horas a segundos...» (San Francisco de Sales). Cada día, cada hora, en cada instante, el Señor está cerca de nuestra vida. A través de inspiraciones internas, a través de las personas que nos rodean, de los hechos que se van sucediendo, el Señor llama a nuestra puerta y, como dice el Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20). Hoy, si comulgamos, esto volverá a pasar. Hoy, si escuchamos pacientemente los problemas que otro nos confía o damos generosamente nuestro dinero para socorrer una necesidad, esto volverá a pasar. Hoy, si en nuestra oración personal recibimos —repentinamente— una inspiración inesperada, esto volverá a pasar.

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Oración a San Benito


miércoles, 24 de agosto de 2016

Santo Evangelio 24 de agosto 2016


Día litúrgico: 24 de Agosto: San Bartolomé, apóstol

Texto del Evangelio (Jn 1,45-51): En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: «Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret». Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?». Le dice Felipe: «Ven y lo verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

«Ven y lo verás»
Mons. Christoph BOCKAMP Vicario Regional del Opus Dei en Alemania 
(Bonn, Alemania)


Hoy celebramos la fiesta del apóstol san Bartolomé. El evangelista san Juan relata su primer encuentro con el Señor con tanta viveza que nos resulta fácil meternos en la escena. Son diálogos de corazones jóvenes, directos, francos... ¡divinos!

Jesús encuentra a Felipe casualmente y le dice «sígueme» (Jn 1,43). Poco después, Felipe, entusiasmado por el encuentro con Jesucristo, busca a su amigo Natanael para comunicarle que —por fin— han encontrado a quien Moisés y los profetas esperaban: «Jesús el hijo de José, el de Nazaret» (Jn 1,45). La contestación que recibe no es entusiasta, sino escéptica : «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» (Jn 1,46). En casi todo el mundo ocurre algo parecido. Es corriente que en cada ciudad, en cada pueblo se piense que de la ciudad, del pueblo vecino no puede salir nada que valga la pena... allí son casi todos ineptos... Y viceversa.

Pero Felipe no se desanima. Y, como son amigos, no da más explicaciones, sino dice: «Ven y lo verás» (Jn 1,46). Va, y su primer encuentro con Jesús es el momento de su vocación. Lo que aparentemente es una casualidad, en los planes de Dios estaba largamente preparado. Para Jesús, Natanael no es un desconocido: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi» (Jn 1,48). ¿De qué higuera? Quizá era un lugar preferido de Natanael a donde solía dirigirse cuando quería descansar, pensar, estar sólo... Aunque siempre bajo la amorosa mirada de Dios. Como todos los hombres, en todo momento. Pero para darse cuenta de este amor infinito de Dios a cada uno, para ser consciente de que está a mi puerta y llama necesito una voz externa, un amigo, un “Felipe” que me diga: «Ven y verás». Alguien que me lleve al camino que san Josemaría describe así: buscar a Cristo; encontrar a Cristo; amar a Cristo.

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La curación milagrosa de Marion Carroll en el santuario de Knock tras la unción de los enfermos El santua

La curación milagrosa de Marion Carroll en el santuario de Knock tras la unción de los enfermos
El santuario de Knock en Irlanda, donde sucedió la aparición en el siglo XIX y la curación asombrosa en 1989


 Desde que se produjeron en Irlanda las apariciones de Knock en 1879 (explicadas aquí en CariFilii), cientos de miles de personas han visitado su santuario (www.knock-shrine.ie) y se han recogido testimonios de gracias recibidas por intercesión de la Virgen, pero sin duda el caso más radical y asombroso es el de la curación repentina y médicamente inexplicable de la esclerosis múltiple de Marion Carroll en 1989.

Aún hoy esta mujer, devota de la Virgen desde niña, se mantiene sana y viaja por el mundo contando su experiencia y testimonio. Lo ha contadocon detalle a televisiones internacionales y a la prensa regional, como el Independent Westmeath.

Un aparición sin palabras y muy peculiar
La aparición, aunque cuenta con reconocimiento eclesiástico, en sí ya es peculiar. La tarde del 21 de agosto de 1879, Mary Mcloughlin y Mary Byrne regresaban a casa bajo la lluvia y al pasar junto a la parte trasera de la parroquia de la aldea de Knockvieron, asombradas, a una mujer vestida de blanco en actitud de oración, con una corona brillante ajustada en la frente con una rosa. 

A la derecha vieron un hombre con túnica blanca y otro hombre vestido como obispo con ropaje blanco predicando. Junto a las figuras había un altar grande, y sobre él un cordero, y detrás una gran cruz. Llamaron a más testigos y durante dos horas, en este escenario, revoloteaban ángeles en torno al cordero. 

Seis semanas después de la visión, el Arzobispo de Tuam, John McHale, constituyó una comisión de investigación, en la que se examinaron a los 15 testigos. Sus conclusiones fueron rotundas: los testimonios de los 15 videntes eran coherentes entre sí y fiables. En 1936, el arzobispo de Gilmartin constituyó otra comisión para examinar a tres videntes sobrevivientes: Mary O´Connell (Mary Byrne), Patrick Byrne y John Curry. Los tres confirmaron sus declaraciones originales de 1879. 

La Iglesia interpretó la visión (que no contaba con mensajes hablados ni palabras) como una aparición de la Virgen María, San José, San Juan Evangelista (el obispo) yJesucristo como Cordero y Cruz, remitiéndose al Libro de Apocalipsis, atribuido a Juan. 

Una curación para asombro de la ciencia
Pero las curaciones y gracias que se han recibido en Knock durante más de un siglo se vieron reforzados en 1989 con un caso que ha asombrado a la medicina del siglo XX y la del XXI y que se ha enviado a dicasterios vaticanos para su análisis. El análisis incluye dejar pasar décadas para ver si la curación es definitiva, duradera, y 26 años después parece que así es. 

Marion Carroll vive aún en Athlone, la ciudad donde su familia durante varias generaciones tuvo una zapatería. De niña, en los años 50, poco después de hacer su primera comunión, sufrió un brote de tuberculosis que casi la mata. Se curó en el hospital y su padre, Joe McCormack, en agradecimiento a la Virgen hizo construir una capillita con una imagen. 

Desde niña Marion fue devota de la Virgen, y de joven ingresó en la Legión de María (www.legiondemaria.org). Siempre dedicó mucho tiempo a la iglesia, y le gustaba rezar el rosario desde su juventud.

Se casó en 1971 con Jimmy Carroll. Ya en su primer embarazó notó que tenía extraños problemas de salud, pero en esa época se conocía poco la esclerosis múltiple. Sólo se le diagnosticó oficialmente en 1978. 

Cada vez más partes de su cuerpo empezaban a fallar, sus miembros no le obedecían. A veces, mejoraba momentaneamente, pero enseguida se agravaban sus síntomas. Desde 1985 ya no hubo mejorías y quedó prácticamente paralizada en casa.

Marion mantuvo su fe y no se enfadó con Dios ni lo criticó. Veía acercarse la muerte y pensaba que Dios era bueno por haberle dado un buen marido e hijos, que muchos otros no habían podido tener. Su marido se levantaba varias veces cada noche para atenderla, y madrugaba luego para llevar los niños al colegio. Estuvo en Lourdes y en algunos otros encuentros donde sintió paz y confianza en Dios, pero no pedía nunca su curación, sólo fuerza para sobrellevar la enfermedad.

En camilla a Knock: unción de enfermos
Un domingo de septiembre de 1989 todo cambió. Su hígado tenía varias infecciones, estaba paralizada y quizá le quedaban pocos días de vida. Unos amigos del hospital St Vincent de Athlone le habían ofrecido llevarla al santuario de Knock en camilla, a una oración por los enfermos. Ella había aceptado tan solo para que su marido e hijos no tuvieran que atenderla durante unas horas y pudieran descansar.

Una vez en el santuario, la llevaron atada en su camilla frente al altar principal, bajo la estatua de la Virgen. El obispo Colm O´Reilly le administró la Unción de los Enfermos. La llamó por error Mary, en vez de Marion, y ella se puso de mal humor, incluso enfadada, porque no decían bien su nombre.

"Recibí después la Santa Comunión, y sentí un dolor malísimo en mis tobillos... y cuando ese dolor se fue, todos los dolores de mi cuerpo se fueron", explica. "Tenía una sensación hermosa en mi interior; como si una brisa susurrante me hubiera dicho que si se quitaban las correas de mi camilla, podría levantarme y caminar".

No lo hizo allí, en la iglesia, ante todos. Pero al acabar la misa pidió a sus amigos que quitaran las correas. "Mis dos piernas colgaron... y me mantuve en pie, y fue como si nunca hubiera enfermado", explica Marion.

En el camino de vuelta iba sentada y bebiendo té. Cuando llegó a casa, su marido salió para recogerla con la silla de ruedas... y quedó anonadado al ver que ella bajaba caminando de la ambulancia.

La curación milagrosa de Marion Carroll en el santuario de Knock tras la unción de los enfermos

Marion Carroll, en el centro, poco después de su curación en 1989, con su hija Cora y su marido Jimmy

El asombro de los técnicos sanitarios
Ese día le acompañaban dos profesionales sanitarios de Athlone que la conocían bien y que han contado cómo lo experimentaron al "Independent Westmeath" y a todos los que les preguntan: la enfermera residente en Athlone Ann Flanagan y el técnico de emergencias médicas Gerry Glynn.

Los dos visitaron a Marion al día siguiente... y la que había estado paralizada 24 horas antes les preparó un té. "Caminaba por la casa, un poco furtivamente, pero por todas partes y no podíamos creerlo. Era una experiencia irreal. Sus músculos deberían haber estado laxos después de tanto tiempo inmóviles, pero ahora ponía un pie delante de otro y caminaba", recuerda la enfermera Ann Flanagan.

Marion, que durante años estuvo protegida y escudada del mundo por su marido, ahora lleva ya varios años viajando y contando su testimonio. Cuando habla con gente que dice haber recibido algún don de la Virgen o de Dios suele comentarles que puede tratarse de dones sólo para la persona en sí, que no necesariamente deben difundirse, pero en su caso concreto está convencida de que debe hablar de lo que ha vivido. "Me gusta hacer lo que hago, pero no para que me reconozcan como Marion Carroll, sino porque el Señor me ha llamado y me ha dado un cubo y una fregona, no una corona", comenta alegre.

Bajo estas líneas, un vídeo de nuestros días; Marion y su marido Jimmy hablan (en inglés) 26 años después de la curación, agradecidos a Dios 



Publicado por primera vez en el portal mariano www.carifilii.es

martes, 23 de agosto de 2016

Santo Evangelio 23 de Agosto 2016


Día litúrgico: Martes XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 23,23-26): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y codicia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!».

«Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura»
Fr. Austin NORRIS 
(Mumbai, India)


Hoy tenemos la impresión de “pillar” a Jesús en un arrebato de mal humor —realmente alguien le ha hecho sentir molesto. Jesucristo se siente incómodo con la falsa religiosidad, las peticiones pomposas y la piedad egoísta. Él ha notado un vacío de amor, a saber, echa en falta «la justicia, la misericordia y la fe» (Mt 23,23) tras las acciones superficiales con las que tratan de cumplir la Ley. Jesús encarna esas cualidades en su persona y ministerio. Él era la justicia, la misericordia y la fe. Sus acciones, milagros, sanaciones y palabras rezumaban estos verdaderos fundamentos, que fluyen de su corazón amoroso. Para Jesucristo no se trataba de una cuestión de “Ley”, sino que era un asunto de corazón…

Incluso en las palabras de castigo vemos en Dios un toque de amor, importante para quienes quieran volver a lo básico: «Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios» (Miq 6,8). El Papa Francisco dijo: «Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el Amor de Dios los volverá blancos como la nieve. Es hermoso, esto de la misericordia».

«¡Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!» (Mt 23,26). ¡Cuán cierto es eso para cada uno de nosotros! Sabemos cómo la limpieza personal nos hace sentir frescos y vibrantes por dentro y por fuera. Más aun, en el ámbito espiritual y moral nuestro interior, nuestro espíritu, si está limpio y sano brillará en buenas obras y acciones que honren a Dios y le rindan un verdadero homenaje (cf. Jn 5,23). Fijémonos en el marco más grande del amor, de la justicia y de la fe y no nos perdamos en menudencias que consumen nuestro tiempo, nos empequeñecen y nos hacen quisquillosos. ¡Saltemos al vasto océano del Amor de Dios y no nos conformemos con riachuelos de mezquindad!


«Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura»
Hno. Lluís SERRA i Llançana 
(Roma, Italia)


Hoy, Jesús toma una clara actitud de denuncia: «¡Ay de vosotros (...)! ¡Ay de vosotros (...)!» (Mt 23,23.25). Su objetivo son los maestros de la Ley y los fariseos, que representan a las clases poderosas porque ejercen sobre el pueblo un dominio espiritual y moral. ¿Cómo pueden orientar a la gente si son “guías ciegos”? Su ceguera reside en la incoherencia de observar escrupulosamente los pequeños detalles, que tienen su importancia, y dejar de lado las cosas fundamentales, como la justicia, el amor y la fidelidad. Tienen cuidado de su imagen, que no corresponde con su interior, lleno de «rapiña y codicia» (Mt 23,25). Curiosamente, Jesús emplea términos relativos a aspectos económicos.

El Evangelio de hoy constituye una invitación a que las personas y los grupos más relevantes de las comunidades cristianas, es decir, sus guías, hagan un examen de conciencia. ¿Respetamos los valores fundamentales? ¿Valoramos más las normas que a las personas? ¿Imponemos a los demás aquello que no somos capaces de cumplir nosotros mismos? ¿Hablamos desde la suficiencia de nuestras ideas o desde la humildad de nuestro corazón? Como decía Helder Cámara: «Quisiera ser un charco de agua para reflejar el cielo». ¿Ve la gente en sus pastores hombres de Dios, que distinguen lo accesorio de lo fundamental? La debilidad merece comprensión, la hipocresía provoca rechazo.

Al escuchar el Evangelio de hoy podemos caer en una trampa. Jesús dice a los maestros de la Ley y a los fariseos que son hipócritas. También los había sinceros. Nosotros podemos pensar que este texto se puede interpretar actualmente para los obispos y sacerdotes. Ciertamente, como guías de las comunidades cristianas, tienen que estar atentos para no caer en las actitudes que Jesús denuncia, pero hay que recordar que todo creyente —hombre y mujer— puede alojar en su interior un “fariseo ciego”. Jesús nos invita: «Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura» (Mt 23,26). La espiritualidad tiene las raíces en el interior del corazón.

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